Peralta de Calasanz: la sal de la vida y el santo que miró por los pobres

Peralta de Calasanz honra en cada esquina la memoria de su hijo más ilustre, San José de Calasanz, y pelea por el destino a medio plazo de su gran tesoro natural, el salinar de origen romano.

El teniente de alcalde Luis Fuster camina por el salinar de Peralta, donde trabajó en su juventud.
El teniente de alcalde Luis Fuster camina por el salinar de Peralta, donde trabajó en su juventud.
Laura Uranga

Es un hombre enamorado de su pueblo hasta el paroxismo, la viva imagen del apasionamiento por el presente y el futuro del pueblo que le vio nacer y crecer antes de que la emigración, cercana pero duradera, le llevara lejos de él. Luis Fuster, teniente de alcalde de Peralta de Calasanz, vive y trabaja en Lérida –en el sector de la banca– pero se escapa más de una tarde y cada fin de semana a su pueblo, donde sus padres fundaron el café-bar Centenario en 1948.

"Se llamaban Luis y Teresina –recuerda Luis– y bautizaron así a este negocio por haberse inaugurado el año en que se cumplían tres siglos de la muerte de San José de Calasanz, el hijo más ilustre de este pueblo, no solo por santo, sino por calidad humana en sí misma. De ese bar salieron tres carreras universitarias, la familia le debemos mucho; actualmente su alquiler es altruista por la memoria de mis padres, para que Peralta tenga bar. En la entrada puedes ver el antiguo ‘Tablero Deportivo’ local, donde se iban colocando los resultados de fútbol que cantaban por la radio, y un viejo mandil de mi madre. La oficina está llena de carteles y documentos de gran valor sentimental. El año que viene, por cierto, hay celebración: la tonadillera Rosita Ferrer vendrá la próxima primavera a cantar en el bar. ¿Sabes que tiene familia en el pueblo?".

Luis es un terremoto, un guía ocasional de lo más dedicado, que recorre las calles de Peralta de la Sal –cabeza del municipio– nombrando cada casa, cada esquina. "Aquí está la casa de Pere Gastó, donde nació la madre de José de Calasanz, y ahí la casa natal del propio José". La figura del fundador de las escuelas pías preside su pueblo, desde la residencia y albergue de los padres escolapios –que además impulsan en el pueblo un exitoso programa de formación para jóvenes con pocos recursos– hasta la estatua contigua al edificio escolapio que se le ha dedicado; una muestra coral de reverencia al hombre y al santo, patrono universal de las escuelas populares del mundo.

Unión de fuerzas

Peralta de la Sal se unió en 1970 a Cuatrocorz, Gabasa y Calasanz para fundar el actual municipio. Cada una tiene su encanto. "Gabasa –apostilla Luis– es un pueblo precioso; destaca su impresionante barranco, que en otoño ofrece unos colores increíbles, y la vereda que lleva al nacimiento del río Sosa. Hay que concentrarse en promocionarlo más por las redes; a los extranjeros les encanta, sobre todo a los del norte de Europa; vienen diciendo que buscan los colores de la tierra, que ya ven mucho verde y mucha nieve en sus tierras, y cuando se encuentran el dorado, el marrón y el amarillo aquí, se emocionan".

Luis pondera el carácter trabajador de los hijos del municipio. "La realidad de un territorio frontera es la emigración, y aquí se fue todo el mundo hacia donde estaba el dinero, al este. En las entrevistas de trabajo decían ‘solo sé labrar con burros, pero dígame lo que hay que hacer, y lo aprendo’. Para el pueblo, no obstante, el futuro pasa por lo que ocurra con el salinar: puede ser nuestro gran trampolín. Cuatro hectáreas, 365 salinas, lleva parado desde el año 2000, aquí trabajé y con lo que gané aquí me pagué los estudios. Se puede recuperar".

Luis explica que el origen de la instalación es romano. "Se hizo un pozo artesiano de unos 20 metros y brotó agua salada. Siempre estuvo en manos del estado, hasta la desamortización de Mendizábal, y luego se dividió para funcionar como sociedad anónima. En 1981 lo adquirió Luis Porté, hijo de Peralta emigrado a Barcelona que triunfó como empresario en tierras catalanas. Hizo un nuevo almacén, electrificó el salinar y buscó nuevas fuentes de agua, tanto con técnicas avanzadas como por otras tradicionales; encontró agua salada a 120 metros, y se pasó de una producción de 200.000 kilos anuales a más de 10 millones de kilos. Daba trabajo a cinco personas fijas y más de veinte esporádicas en la recolecta de la sal, yo mismo entre ellas. Porté lo fue alquilando hasta su desuso en el año 2000".

El ayuntamiento trabaja con la propiedad en una posible cesión. "Si se consiguiera por un plazo determinado, se podría reflotar el salinar e invertir dinero público en conseguir una pequeña producción, organizar visitas escolares y turísticas... se le sacaría rendimiento. Espero que podamos conseguirlo".

La letra, con sal (y cariño) entra, la huella árabe y el sentido de la emigración

En el siglo XIX, el ayuntamiento de Peralta cedió 20 salinas a los padres escolapios a cambio de que todos los jóvenes del pueblo hasta los 14 años pudieran estudiar gratis con ellos. "Esa medida fue fundamental para el pueblo, porque no hubo analfabetos en Peralta de ahí en adelante. Siempre ha habido una inquietud cultural tremenda, desde el estudio de la lengua a la historia", explica Luis Fuster. En Peralta de la Sal se han restaurado paulatinamente el Castillo (Castell) de la Mora, la Casa del Ermitaño de la Mora, la Torre de la Iglesia y el molino de aceite, y en Calasanz se han centrado los esfuerzos en mejorar el estado de la iglesia local y la ermita románica de San Bartolomé. Gabasa también ha procurado la recuperación de su parroquia y de la ermita de Vilet, mientras que en Cuatrocorz se han unido fuerzas entre la asociación de vecinos y el consistorio para la recuperación de su templo.

Los negocios en el municipio fuera del agro son mínimos, aunque sí hay que mencionar una granja inseminadora de porcino que sirve a todo Aragón y Cataluña. "Sin pecar de exceso de optimismo, veo muchas posibilidades de revertir esta situación que no es fácil pero tampoco tiene por qué ser definitiva; trabajando duro y encontrando nuevo alicientes, se puede. Es cierto, eso sí, que todos los hijos de Peralta que salimos a estudiar no hemos vuelto: el 95% nos fuimos a Cataluña, hay alguna familia que marchó a Zaragoza, Madrid o Binéfar. Yo trabajo y resido en Lérida, he vivido en Barcelona y Madrid, pero estoy aquí continuamente... y aquí volveré cuando me jubile, eso lo tengo muy claro".

Los imprescindibles

Calasanz

Su nombre viene del vocablo musulán Qalat-Sany, que significa castillo. Situado en una elevación, ofrece al visitante una estampa magnífica en la que destacan sus casas señoriales y la ermita románica de San Bartolomé.

La Playa Fósil de Peralta

Se trata de una roca vertical de la Era Terciaria en la que pueden observarse las rizaduras producidas por el oleaje en la ribera del antiguo lago del Oligoceno. También se pueden ver huellas de pisadas de aves prehistóricas.

La asociación cultural

Con el nombre de Castell de la Mora, nació en 1994 y algunas de sus principales acciones han sido restaurar el propio Castillo de la Mora, la recuperación de la antigua Hoguera de San Juan o la conservación del dialecto local.

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