Aguaviva: el río, el serrín de colores y un hablar único

La localidad bajoaragonesa halló la cohesión social en la pelea por defender el cauce del Bergantes y en el esfuerzo por preservar el Parlar d’Aiguaiva, materializado en las placas de las calles.

Las nuevas placas de las calles están en castellano y en el parlar de L'Aiguaviva.
Las nuevas placas de las calles están en castellano y en el parlar de L'Aiguaviva.
Laura Uranga

Aitor Clemente es casi arquitecto; le falta el proyecto fin de carrera. El título del que sí puede presumir es el de primer edil de su pueblo, Aguaviva; lleva una sola legislatura en la alcaldía, pero le ha cundido. "Cuando volví para aquí hace cinco años desde Barcelona estaba muy cerca de licenciarme en la carrera, y de momento no he podido retomarla; ya llegará el momento", dice, sonriendo. Su historia como alcalde, aunque matizada por la edad, es la de tantos otros; se decidió a última hora, animado por amigos. Eso sí, la idea de trabajar por su pueblo natal le llamaba desde mucho antes. "Ya había estado en asociaciones, clubes deportivos, comisiones de fiestas… luego llego lo del río, y en las últimas elecciones hablamos algunos compañeros de la plataforma ‘El Bergantes no se toca’, decidimos dar el paso, hicimos la lista... y ganamos por mayoría absoluta. Ahí estamos".

Aitor ha tenido que simultanear su idealismo con la cotidianidad de la política municipal. "La verdad es que estoy muy contento, a gusto. Creo que se ha trabajado bien; hubo años convulsos en este pueblo, con dos bandos muy enfrentados, y me parece que en los últimos tiempos hay un buen entendimiento, más allá de las ideas políticas que pueda tener cada cual. Aunque estamos cuatro y tres en el ayuntamiento, trabajamos todos juntos en los temas clave".

Aitor ha nombrado la problemática del Bergantes, el río que une las filias de todo el pueblo y uno de los tres pilares de la vida aguavivana; los otros dos son el parlar d’Aiguaiva y las alfombras de serrín de agosto. "En los pueblos de la franja, de arriba abajo, le llamamos ‘chapurriau’ a nuestra lengua autóctona de manera coloquial, y no es despectivo, aunque la verdad es que prefiero personalmente ‘parlar d’Aiguaviva’ para referirme a nuestra lengua, que tiene varias peculiaridades; por ejemplo, cambiamos las haches del castellano por efes, y la pronunciación es muy particular. Acabamos de poner placas en las calles con las dos formas y la valoración ha sido muy positiva. Además, hemos recuperado nombres antiguos que no se tradujeron en su día al castellano; la Calle Nueva no es Carrera Nova, sino Carreró de Dalt, como se llamaba cuando nuestros mayores eran niños".

El alcalde insiste en la importancia de preservar esa riqueza cultural desde la misma escuela y el hablar cotidiano. "Debemos usarlo más entre los que lo hablamos, con la idea de que los chavales aprendan a apreciarlo". El ayuntamiento también ha creado una ruta patrimonial urbana que une los seis sitios más característicos del pueblo, con ‘tours’ virtuales por código QR en los que están habitualmente cerrados. La Iglesia de San Lorenzo, las dos ermitas, el conjunto de la fuente y los lavaderos, la nevera en la ruta de las bodegas del frío y el molino de aceite son los elementos de este camino divulgativo.

Emprendedores locales

El polígono local alberga el secadero de jamones Martí y la empresa Conductores Rexon, especializada en fabricación de cables. Los segundos vienen del programa de repoblación de la zona que se desarrolló a principios de este milenio, y que trajo bastante gente a Aguaviva. "Son el caso más claro de asentamiento exitoso –apunta Aitor­– porque han enraizado en el pueblo hasta el punto de sacar adelante su empresa y dar trabajo a varios vecinos. Son un ejemplo de trabajo y dedicación". En Aguaviva también hay otra empresa fuerte, Arasfalto, centrada en áridos y gravas. Se cuenta con un hotel y restaurante, Altabella, un par de bares y dos casas rurales, entre las que destaca El Gaiter.

Conductores Rexon empezó su actividad e 2002. "La empresa –explica Marcelo Martínez– la comenzó mi suegro, Antonio Mazzeo, quien a su vez había llegado con 18 años a Argentina desde Italia para labrarse el futuro. Llegamos a Aguaviva porque las cosas estaban duras en Argentina y surgió esta oportunidad; trajimos todas las máquinas que pudimos en barco, fuimos adquiriendo aquí lo que nos hizo falta y vamos por los diecisiete años establecidos con los mayores, los hijos, mi esposa Gilda, su hermana Silvia y mi cuñado Gustavo. Fabricamos cables eléctricos a medida, con materiales diversos, sin competir con las grandes fábricas. La integración aquí fue muy buena: estamos hipotecados como todo el mundo, pero es un sitio agradable que nos conquistó".

El guiño sentido al pueblo lo pone Silvia "Sobre todo ha sido oro para los niños. Mi hijo mayor, que ahora tiene 24 años, se fue a estudiar a Valencia con 18 y tras dos años me dijo ‘qué bien viví en el pueblo, bici, fútbol, callejear, pescar en el río… lo he pasado muy bien’. Muchos no podrán desarrollar las capacidades que adquirieron fuera, pero a veces hay que buscarse la vida en vez de lamentarse. Nosotros lo hicimos".

La pelea por el río: el Bergantes, de momento, no se toca

Aitor Clemente se integró desde el principio en la plataforma ‘El Bergantes no se toca’, hace ahora un lustro. "El gran jarro de agua fría cayó el 18 de mayo de 2013, cuando mirando casualmente un breve de HERALDO vimos que había salido a exposición pública el proyecto de la presa de Bergantes. Una semana más tarde, el ayuntamiento organizó una reunión en la Casa de Cultura para dar detalles; la verdad es que molestó que no hubieran contado nada antes. Un grupo de gente decidimos ahí mismo empezar con la plataforma; fuimos haciendo acciones reivindicativas de todo tipo, desde manifestaciones a puesta en valor del río como pulmón. También temas culturales, desde exposiciones de fotografía al festival de música ‘Salvem Lo Riu’, que duró tres años; fue la punta de lanza, alimentada por la convivencia con gente de fuera que nos apoyaba. También se hizo un documental, dirigido por un chico de Aguaviva que vive en Barcelona, Víctor Sancho, al que ayudó su hermano Isaac". La pelea siguió en otros campos. "Hablamos con la Fundación Nueva Cultura del Agua y la oenegé Coagret, Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases, para que nos guiaran en la forma de luchar. Estuvimos dos años a piñón, se unió todo el pueblo, dejamos la política aparte. El proyecto siguió su curso, pero en julio de 2015 llegó una alegría; se retiró el expediente, dado que los daños medioambientales eran insalvables y la Confederación no quería arriesgarse a una declaración negativa de impacto ambiental. El año pasado se licitó un contrato para un nuevo estudio de alternativas, así que... seguimos vigilantes".

Los imprescindibles

Las alfombras de serrín

La celebración del Santísimo Misterio tiene lugar en Aguaviva cada 28 de agosto. La coordina la asociación Caliu desde 1989 y es Fiesta de Interés Turístico de Aragón; un kilómetro de figuras de serrín multicolor, con paradas en las plazas.

Monseñor Altabella

El colegio local lleva el nombre de monseñor Pedro Altabella, que estuvo en el Vaticano como canónigo de la basílica de San Pedro. Fue cronista de Radio Zaragoza en Roma e impulsor del E. M. El Olivar zaragozano (foto de archivo).

Joaquín Buñuel

En 1960, el doctor aguavivano Joaquín Buñuel y su esposa, la psiquiatra suiza Edwige Stapfer, crearon en Barcelona tras dos años de preparación el primer centro español de tratamiento específico para personas con autismo, Guru.

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