El hombre que asesinó a su exmujer delante de su hijo asegura que no recuerda nada

Cristinel Ionel Surca ha intentado renunciar a su abogada defensora, pero el juez, Juan Alberto Belloch, se lo ha denegado por entender que actúa con mala fe.

El crimen se produjo el 10 de abril de 2016 en este portal de la avenida de Conde de Aranda de Zaragoza.
El crimen se produjo el 10 de abril de 2016 en este portal de la avenida de Conde de Aranda de Zaragoza.
José Miguel Marco

Este lunes ha comenzado el juicio contra Cristinel Ionel Surca (34 años) por asesinar a su exmujer, Alexandra Rodica (28 años) delante de su hijo. Durante esta primera jornada, el hombre ha asegurado que no recuerda nada de ese día, pues llevaba bebiendo desde el jueves hasta ese mismo domingo, cuando esperó a su exmujer con un cuchillo en el portal del punto de encuentro donde intercambiaban cada fin de semana a su hijo (de 5 años) en la calle del Conde de Aranda de Zaragoza.

En el momento en el que la víctima cruzó la puerta, su expareja le asestó hasta seis puñaladas delante del menor, todas ellas mortales de necesidad, según los forenses. Cristinel Ionel Surca ha llorado para decir que quería a su exmujer y que tenía problemas para ver a su hijo. Una versión que la abogada de la fallecida ha negado, recordando que no fue a ninguna cita para concertar visitas y no ha preguntado por el menor en dos años. 

Tras un infructuoso intento de renunciar a su abogada defensora, lo que hubiera supuesto la suspensión del juicio, Cristinel Ionel Surca, ha declarado durante casi una hora. Era la primera vez que abría la boca ante un tribunal desde que fue detenido por acuchillar a su pareja delante de su hijo el 10 de julio de 2016. La suya ha sido una declaración totalmente amnésica en lo que a los hechos ocurridos ese día se refiere y plagada de detalles y llantos cuando aludía a su situación personal.

Con modales cuidados y educados, su primera intervención la ha dedicado a transmitir que había perdido la confianza en su abogada, (que le asiste de turno de oficio desde el primer día) y pedir "otra oportunidad". A su solicitud se han opuesto tanto la fiscal Clara Pueyo, como la acusación particular, ejercida por Carmen Romeo. La primera ha recordado que después de más de dos años sin haber colaborado con la Justicia, no haber preguntado por su hijo, negarse tres veces a dar su ADN y no haber mostrado ningún arrepentimiento solo pretendía demorar el caso. "Ha tenido 240 oportunidades (tantas como llamadas desde la cárcel) para cambiar de letrada y no lo ha hecho. En más de dos años no ha pedido ser oído por ningún juez", ha dicho, argumento que ha hecho suyos la acusación.

Su abogada, ha pedido al juez que aceptara la petición del acusado puesto que entiende que debe regir el principio de confianza. Igualmente, el letrado de la Comunidad Autónoma, José Luis Gay, ha planteado que debería ser aceptada, citando el precedente en el juicio de La Muela, en el que el Supremo ha ordenado repetir la vista oral contra la exalcaldesa, María Victoria Pinilla, que renunció a su letrado. En este caso, su solicitud ha sido rechazada por el magistrado-presidente del jurado, Juan Alberto Belloch, después de valorar que el acusado estaba actuando con "mala fe" y no se merece esa "segunda oportunidad".

Resuelto este trámite, el acusado (a diferencia de Pinilla) ha accedido a prestar declaración aunque no ha aclarado nada sobre los hechos ya que dijo una y otra vez que no recordaba absolutamente nada: ni que comprara dos cuchillos en la calle de Alfonso I, esperara a su esposa en el portal del punto de encuentro de la calle de Conde Aranda ni que la asesinara de seis cuchilladas, todas ellas mortales.

Cristinel Ionel Surca ha tratado de convencer al jurado de que la decisión de Alexandra Rodica de separarse lo sumió en una depresión y le hizo caer en la bebida y las drogas y que intentó suicidarse dos veces tomando 45 pastillas y bebiendo medio bote de limpiacristales. "Yo estaba borracho de jueves a domingo y ese día me presenté bebido", ha contado. Según su declaración, el día anterior, sábado, también estaba borracho, pero la trabajadora del punto de encuentro familiar que le entregó a su hijo lo ha negado rotundamente."Tenemos normas y una de ellas es que los progenitores vengan en condiciones de atender a sus hijos. Él estaba bien", dijo.

El acusado ha reprochado a su mujer, de la que se estaba separando, que no le dejaba ver al niño. Pero la letrada de la víctima, Carmen Romeo Ferrer, que había conocido a Alexandra Rodica nueve meses antes de ser asesinada y desde entonces se hizo cargo de oficio tanto de las medidas de separación como de las denuncias por maltrato y coacciones, ha mencionado una por una las citas en su despacho a las que Cristinel Ionel no acudió y las tres citaciones del juez de violencia que desoyó. En ellas se iban a establecer medidas provisionales de divorcio y régimen de visitas del niño, pero él no fue.

Su mujer lo denunció una vez por maltrato y fue absuelto, con lo que se quedó sin efecto una orden de protección que había pedido. Ella decidió refugiarse en una casa de mujeres maltratadas y, a pesar de que su dirección se supone que es secreta, él se presentó allí con un ramo de flores y volvió a discutir con la joven porque, como dejó sentado el juez de violencia, el "no aceptaba la ruptura sentimental" e "insistentemente" quería que volviera con él. En un momento de su declaración ha dicho: "Me costó que se me metiera en la cabeza que una persona no puede ser tuya toda la vida", pero, ha añadido, "no soportaba" no ver a su hijo.

La última discusión en la puerta de la casa de acogida le costó otra denuncia por coacciones y una orden de alejamiento, que incumplió dos veces. En una, tras presentarse en su nuevo piso, el juez le impuso cómo y cuándo tenía que ver a su hijo en el punto de encuentro. La segunda, el día que la mató en este punto.

Ninguna duda existe sobre la autoría del crimen y la propia defensa admite un delito de homicidio. Sin embargo, alega una eximente completa de trastorno mental transitorio o, de forma subsidiaria, de obcecación. La letrada ha planteado que una persona que se intenta quitar la vida "no está en su sano juicio", recordando que tras la agresión, el acusado se clavó el cuchillo tres veces. Por ello, solicita la absolución. Pero será el Tribunal Popular que a partir de este lunes y durante toda esta semana juzga al hombre quien tenga la última palabra.

El fiscal pide 26 años de cárcel

La Fiscalía no tiene ninguna duda de que los hechos ocurridos el 10 de julio de 2016 deben ser calificados como un asesinato premeditado, ya que Cristinel Ionel Surca tendió una emboscada a su exmujer y la esperó armado con varios cuchillos (el que llevaba encima y los que compró minutos antes en una tienda próxima). Por ello, pide que el hombre sea condenado a 26 años de prisión: 25 por el crimen y uno más por el quebrantamiento de la orden de alejamiento. El Gobierno de Aragón ejerce la acusación, como marca la ley en casos de muertes de violencia machista o lesiones muy graves cuando lo pide la víctima, solicita la misma pena que la Fiscalía a través del letrado de la Comunidad, José Luis Gay. El hermano de la fallecida acusa por los mismos delitos, pero eleva la petición de condena a 31 años.

Ni el ministerio público ni la familia de la mujer quieren que el homicida vuelva a ver su hijo, que siguió a su madre llorando desconsoladamente cuando esta intentó alcanzar la calle malherida para pedir auxilio. Por ello, propondrán también que imponga al acusado la prohibición de acercarse a este durante 30 años. Actualmente, el pequeño convive con sus abuelos maternos, a los que se concedió su custodia.

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