Pensionistas pobres

Un total de 83.493 pensionistas aragoneses –el 27,8% del total– recibieron el año pasado prestaciones por debajo de la cuantía mínima que determina el umbral del riesgo de pobreza en España.

Los pensionistas aprovechan el Día Internacional de las Personas de Edad para manifestarse
Los pensionistas aprovechan el Día Internacional de las Personas de Edad para manifestarse

Casi 17.000 aragoneses cobran una pensión por debajo del umbral de la pobreza severa (304 euros mensuales) y unos 83.500 reciben prestaciones por debajo de la cuantía que determina el riesgo de pobreza en España (609 euros mensuales). El crecimiento de la economía es una condición imprescindible, pero no suficiente, para mantener una cierta solidaridad entre generaciones; es necesario un esfuerzo redistribuidor.

La Red Aragonesa de Entidades Sociales para la Inclusión denuncia que un porcentaje considerable de los pensionistas de la Comunidad (incluyendo en este grupo tanto los que perciben prestaciones de jubilación, incapacidad permanente, viudedad u orfandad) podría estar en riesgo de pobreza o pobreza severa. El que sufran o no en esa precariedad depende de las circunstancias vitales de cada persona, de si forman parte de un hogar en el que entran otros ingresos o si habitan un hogar unifamiliar. Según el informe sobre el estado de la pobreza en España, se encuentran en riesgo de pobreza el 40% de los pensionistas y el 70% de las mujeres que perciben pensión de viudedad. Cuantitativamente, la situación en Aragón es algo mejor porque es el 27,8% (83.493 pensionistas) el porcentaje de los que recibieron el año pasado prestaciones por debajo de la cuantía mínima que determina el umbral del riesgo de pobreza.

España tiene ante sí un claro desafío para paliar este problema que amenaza a no pocos jubilados. Y el reto aún resulta más acuciante si se consideran las previsiones que plantean numerosos organismos nacionales e internacionales: el sistema de pensiones públicas no va a entrar en quiebra, pero en un sistema de reparto, si los ingresos bajan y el número de pensionistas aumenta, la cuantía de la prestación tiene que disminuir. Y esta es una clara discriminación intergeneracional que hay que evitar.