Luesma presume de sus rebollones y reclama mejoras en las vías de acceso

La localidad del Campo de Daroca, eminentemente agrícola, es además la más próxima en distancia al santuario de la Virgen de Herrera, que se puede alcanzar desde el pueblo en hora y media de caminata.

Estampa en las calles de Luesma
Estampa en las calles de Luesma

Solamente once kilómetros separan a  de Herrera de los Navarros de Luesma Esta pequeña población del Campo de Daroca tiene atractivos naturales para dar y regalar (con mesura, sobre todo si hablamos de deliciosos rebollones) pero el problema de los accesos es tan severo que lleva de cráneo a sus pobladores. Juan Mainar, actual teniente de alcalde y primer edil en funciones, lo dice claro. "Las comunicaciones son un problema serio para nosotros. A ver, hablamos de la carretera comarcal 1506, que es nuestra vía de conexión con Herrera y sale luego por Fombuena y Badules a la autovía, por Romanos hasta Daroca;  une dos cabeceras de comarca como la propia Daroca y Belchite, pero la tenemos en mal estado varios tramos, con incidencia especial en nuestro término. Tiene un tráfico creciente, sobre todo furgonetas de reparto, y la situación de la vía es horrible, parcheada y con baches, hace muchísimo que no se echa asfalto. Para ir a Herrera hay tramos casi de ‘rally’".

La carretera y otras metas fueron las obsesiones de David Mainar, tío de Juan y alcalde de Luesma hasta su reciente fallecimiento, a los 89 años, tras pasar 36 al servicio del pueblo y ocho legislaturas como alcalde, más que en ningún otro pueblo de la comarca. Juan tiene todas las papeletas para sucederle oficialmente en breve y acabar esta legislatura en el cargo. Trabaja el campo; por cierto, también lo pateó con estilo en sus tiempos mozos como futbolista, ya que jugó muchos años de mediocentro en el equipo de Herrera, el más destacado de la comarca, actualmente en Regional Preferente.

Saray Sánchez ejerce otra concejalía, y con el nombramiento oficial de Juan como alcalde se nombrará un nuevo concejal. Saray es de Zaragoza, pero sus abuelos vienen de Luesma y Vistabella. "Pasaba aquí todos los veranos. Mi chico y yo no teníamos trabajo y Juan nos ofreció llevar el bar, que funciona como teleclub, y para mi novio el cargo de alguacil. Es un servicio para los que estamos, hay que estar al quite. Llevamos siete años aquí; yo  trabajo en la Comarca por las mañanas, en Herrera de los Navarros, y luego atiendo el bar. Es un cambiazo de vida con respecto a lo anterior, pero tiene más ventajas que inconvenientes; hay más soledad, pero también menos gastos. Aquí suelen quedar también los cazadores a tomar algo y echar una partida de billar".

Luesma presume de sus rebollones y reclama mejoras en las vías de acceso

La iglesia

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Junquera está actualmente el desuso; afectada severamente por la contienda civil, nunca se ha rehabilitado por completo. "Se trabajó en recuperar la torre mudéjar –apunta Juan– porque era lo más accesible económicamente, aunque tampoco fue de un día para otro; la obra costó diez años. Estaba a medias, no caída como la iglesia, y quedó bien; lo de la iglesia era y es imposible, tal y como están las cosas. Patrimonio no nos permite tocar nada de momento, pero está claro que no se puede hacer mucha cosa aparte de desescombrar. Para rehabilitarla no hay fondos en un ayuntamiento tan pequeño, así que la idea es acometer lo que se pueda y luego convertir el conjunto en una plaza con una pequeña capilla".

Más cultivo, menos ganado

En Luesma, la agricultura ha ido a más, y la ganadería a menos; había vacas y cabras a mediados del siglo pasado. "Está claro que en un pueblo como el nuestro lo que más asienta población es el ganado, así que es otra amenaza para nuestro censo, pero hacemos todo lo posible para no rendirnos. Hay un apicultores, con dedicación exclusiva, Luis Mariano Andrés; su producto es buenísimo".

La Asociación La Fragua, a la que pertenece todo el pueblo y buena parte de los hijos ausentes, recuperó peirones y maneja las fiestas. Se cuenta con un gran pabellón cubierto, junto al bar; en el corcho del establecimiento hostelero llama la atención una foto dedicada del ídolo zaragocista José Luis Violeta. "Venía mucho, tenía un amigo cazador, Fernando Vaquero, con familia en la zona;  compró casa aquí. Violeta ha acudido a alguna batida también".

Luesma también tiene un castañar junto a la carretera que conduce a Fombuena, y está a la falda del cabezo de la Virgen de Herrera; en hora y media se sube andando, aunque el camino es empinado.

No se puede soslayar el rebollón; todo un tesoro del pueblo. Juan afirma que el rebollón de Luesma es el mejor de Aragón. "Tan bueno como el de Bronchales en Albarracín, por lo menos. La gente lo sabe, y viene; tenemos el pinar acotado, el Seprona vigila y hay una limitación de cinco kilos por persona marcada por las instituciones. Cumpliendo las normas básicas de ir con cesto en vez de cubo, para que las esporas vuelvan a la tierra, y usar navaja en vez de rastrillo, no hay problema. El pinar está viejo, pero las lluvias de este año han hecho que haya más setas".

Los imprescindibles

Fuentes y trincheras

En el entorno hay varias fuentes naturales: la del Carpintero,  la Rebosilla, la Juanpodrida o la Fuente Vieja. La excursión al Cabezo del Pino (foto) permite acercarse a los restos de unas trincheras utilizadas en la guerra Civil.

Ermita de San Cristóbal

Se eleva sobre una loma, cerca del pueblo. Del siglo XVI, tiene dos tramos cubiertos con madera a dos aguas sobre arcos rebajados y el presbiterio es de mayor altura. En el camino está el peirón de Santa Bárbara, del siglo XVII.

Las fiestas

Las fiestas patronales se consagran a la Santísima Trinidad y se celebran el primer domingo de octubre; en verano, el primer fin de semana de agosto, llegan los festejos de la Virgen del Rosario; San Cristóbal, el patrón, es el 10 de julio.

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