Cuentas para un año electoral

Podemos-Aragón cifra en unos 50 millones sus propuestas para pactar las cuentas de la DGA de 2019.

Nacho Escartín, secretario general de Podemos Aragón, este miércoles.
Nacho Escartín, secretario general de Podemos Aragón.
Oliver Duch

Podemos-Aragón cifra en unos 50 millones de euros el coste de sus propuestas a cambio de pactar las cuentas de la DGA para 2019. El presidente Lambán puede asumirlas porque la ampliación del techo de gasto se lo permite y porque quiere lanzarse a la campaña electoral con unos presupuestos más sociales. No obstante, debe vigilar el capítulo de los ingresos además del de los gastos.

Javier Lambán ya anticipó a las Cortes que uno de los ejes de su discurso de hoy, en el último debate sobre el estado de la Comunidad de esta legislatura, será el aumento del gasto social. Es decir que pretende llevar el debate a su terreno con un guiño a su izquierda y guardando en la manga las rectificaciones que se ha visto obligado a hacer en el impuesto de sucesiones. Por eso, y teniendo en cuenta que el previsible aumento del techo de gasto se lo permite, será fácil un acuerdo con Podemos para sacar adelante los Presupuestos de Aragón para 2019.

Tanto el líder socialista aragonés como el español tienen el reto de pactar unas cuentas expansivas para el próximo año, pero el primero lo tiene más fácil. Pedro Sánchez necesita los votos no solo de Podemos sino también de los secesionistas catalanes y de los nacionalistas vascos. Al inquilino del Pignatelli le basta con reeditar el acuerdo con sus socios de izquierda. De esta manera, pacta asuntos fiscales con la centroderecha y los sociales, con la izquierda. Consigue así una posición de cómoda centralidad para, cuando llegue el momento tras las elecciones de mayo, poder alcanzar pactos de gobierno por ambos lados del arco parlamentario. Y también Podemos está por la labor de facilitar el acuerdo al PSOE. Sabe que si adoptase una posición maximalista e impidiese que se aprobasen los Presupuestos caería en una grave contradicción y se vería amenazado por el riesgo de hundirse en la marginalidad entre el electorado de izquierda.