El cultivo de secano dispara las hectáreas de girasol en un 15% en Aragón

La climatología hizo que los agricultores se decantasen por este cultivo en secano, mientras que en las zonas de regadío el girasol continúa perdiendo terreno.

Campos de girasoles
Campos de girasoles
Heraldo

El cultivo de girasol está teniendo un comportamiento desigual en el campo español. Mientras que en Andalucía sigue perdiendo hectáreas, en otras comunidades, como Aragón o Castilla y León, gana terreno cultivado. Asimismo, la producción esperada y los beneficios que esta va a reportar al agricultor también van a depender de la zona en la que se encuentre, ya que “todo está relacionado con el hecho de si se cultiva en secano o en regadío”, explica José Manuel Roche, presidente de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en Aragón. “En una campaña lluviosa el girasol es muy rentable en el primer tipo de campos, dado que se vende a un precio muy superior al resto de cereales, en cambio, para los del segundo, esta cotización resulta insuficiente por los gastos que conlleva la producción”.

Por este motivo, en la Comunidad aragonesa, donde el cultivo de girasol se da mayoritariamente en secano (casi un 80%), concentrado sobre todo en las provincias de Teruel y Zaragoza, los agricultores se han decantado a favor de este en esta campaña debido a la climatología favorable. Este año, según los datos estimados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la superficie dedicada al girasol en Aragón ha aumentado un 15% respecto al ejercicio anterior, concretamente ha pasado de 14.962 hectáreas a 17.222.

La provincia turolense ha sido la que ha mostrado un mayor crecimiento, concretamente un 21,1%, alcanzado así las 5.192 hectáreas. De igual forma, en la zaragozana se han incrementado un 19,4%, llegando a las 8.173 hectáreas. Por el contrario, en Huesca, donde predomina el regadío, tan solo se han dedicado al cultivo de girasol 3.857 hectáreas, prácticamente el mismo número que en el curso anterior, pero un 28% menos si se compara con el año 2016.

“Estos datos responden a la rentabilidad. Mientras que en secano el girasol resulta muy beneficioso para el agricultor, en regadío los altos costes de producción hacen que no lo sea, de ahí que la cifra de hectáreas se vea mermada en aquellos lugares donde prevalece este último”, clarifica Roche. “De esta forma, en estas zonas, como Huesca o Andalucía, donde el girasol se trata como un segundo cultivo de regadío, los agricultores se inclinan por otros como el maíz que presentan una mayor ganancia, a pesar de los malos precios que lleva arrastrando durante las últimas campañas”.

En cambio, en secano, donde los cultivos rotan, se han decidido por el girasol sobre todo en aquellos años como el actual, en los que las lluvias han acompañado desde el mes de mayo cuando se realizó la siembra. “Es más rentable que la cebada por ejemplo, dado que la tonelada de girasol se cotiza a 300 euros, mientras que la otra lo hace a 145”, añade el presidente de la UPA. “Por ello, el aumento hasta me parece poco, ya que en campañas lluviosas como estas el número de hectáreas en secano suele crecer aún más. En cambio, en regadío, debido a los costes, estos precios resultan insuficientes”, sentencia Roche.

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