Heraldo del Campo

El porcino 'libre' pide su espacio

La asociación Porc-Libre agrupa a más de 25 explotaciones de cerdos de todas las comarcas del Pirineo. Su reto es poder recupera el valor de la producción familiar.

Grupo de lechones de una de las granjas que forman parte de la asociación Porc-Libre.
Grupo de lechones de una de las granjas que forman parte de la asociación Porc-Libre.
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Dar a conocer otra forma de producir cerdo mediante negocios familiares pequeños o medianos, tal y como se ha hecho en España durante muchos años y como se hace en Francia y Alemania. Este es uno de los principales objetivos que persigue la recientemente constituida asociación Porc-Libre, que agrupa a más de 25 explotaciones de porcino de ciclo cerrado y producción de lechones de todas las comarcas del Pirineo: Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe y Ribagorza.

«Los integrantes de esta asociación somos propietarios de granjas que están implantadas en la montaña desde hace varias décadas. Nos identifica nuestro carácter familiar y el hecho de que es un negocio tradicional y vocacional, que se ha traspasado de generación en generación. Por eso nos denominamos libres, porque somos propietarios de los animales, de las instalaciones y de los medios de producción», matiza Pilar Fumanal, presidenta de la asociación. Ella tiene una explotación familiar en Guaso, de 210 madres a ciclo cerrado, que crían alrededor de 5.000 cerdos al año.

Pero lo más importante de todo lo que les une, según palabras de Fumanal, es que desarrollan su actividad ganadera de la forma más sostenible posible, sin grandes concentraciones de animales, lo que evita algunos problemas, como el exceso de emisiones, de purines o de cadáveres. «Hasta la llegada del modelo de integración, con sus enormes instalaciones, la cría de cerdos nunca fue un problema. Por eso queremos que la opinión pública, tan crítica en ocasiones con nuestro sector, conozca que hay otro modo de producción. Nosotros somos muy conscientes de que trabajamos con vida, continuando un oficio heredado de nuestros padres que queremos dejar a nuestros descendientes. Por eso, no queremos contaminar las tierras ni dejarlas en mal estado, porque el futuro de nuestros hijos depende de nuestras actuaciones», afirma.

En este sentido, insisten en la necesidad de que la Administración reconozca este tipo de ganaderías, sus problemas y necesidades y que escuchen sus demandas, sobre todo aquellas que solicitan una adecuación de la normativa a la realidad de las zonas de montaña, como es el caso del Pirineo: «El porcino de montaña es una cría tradicional y, evidentemente, resulta más costosa su producción que en llano, por cuestiones que tienen que ver, por ejemplo, con el desplazamiento. Pero hay que contar con nosotros y conocer nuestra realidad».

Fuente de trabajo

Debido a la dedicación que necesitan este tipo de explotaciones libres, la mayoría de los ganaderos viven de forma regular en estas zonas de montaña. «Por eso, queremos que la sociedad y la administración sean conscientes de que este tipo de ganadería es una fórmula muy eficaz para fijar población en este entorno, y su rentabilidad nos garantiza un buen medio de vida. Además, también proporcionamos trabajo indirectamente a multitud de sectores, cuyos profesionales, en la mayor parte de las ocasiones, también son habitantes de estas comarcas de montaña», señala.

En la presentación de la asociación, sus responsables insistieron en que se trata de un modelo de producción que se engloba bajo el paraguas de ganadería de montaña, al igual que ocurre con el ganado vacuno y ovino.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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