Caso Gomáriz: intrigas, corrupción y cloacas

José Marco ganó hace 25 años la moción de censura con el voto del tránsfuga Emilio Gomáriz.

El diputado Emilio Gomáriz.
El diputado Emilio Gomáriz.
Carlos Rivaherrera

El 15 de septiembre de 1993 se produjo en las Cortes de Aragón uno de los episodios más bochornosos que se recuerdan en la política autonómica, el caso Gomáriz. Fue la guinda a una etapa convulsa, oscura, cargada de intrigas por el poder entre las élites sociales, económicas, políticas e institucionales de la época, con traiciones en todas las formaciones, espionaje, tráfico de influencias, corrupción –alguna probada y otras no– y la ruptura de la línea entre el interés particular de algunos de ellos con los intereses públicos y los generales de los aragoneses. Ese día, el socialista José Marco logró ganar una moción de censura al aragonesista Emilio Eiroa gracias al voto de un diputado y dirigente local de Zaragoza de AP y luego del PP (la refundación de AP en 1989) llamado Emilio Gomáriz, de gris trayectoria política y en su ejercicio de profesor de Psicología en la Escuela de Trabajo Social, donde hubo quejas de alumnas. Más tarde fue denunciado por acoso sexual por su exsecretaria en el Parlamento.

Un personaje con episodios turbios en su recorrido que no tomó la decisión de la noche a la mañana. El escándalo se fue fraguando a lo largo de dos años y en ese escarnio participaron dirigentes autonómicos y municipales del PSOE, del PP, del PAR y del CDS, junto a responsables de entidades empresariales y financieras de la Comunidad. De hecho, Gomáriz dejó el Grupo Popular para pasar al Mixto seis meses antes de la moción de censura. En un contexto político y económico en el que se movían grandes cifras de negocio en la capital aragonesa y en diversas áreas de la Comunidad, tanto en lo urbanístico como en ámbitos comerciales, financieros, industriales e inmobiliarios.

La bronca que sumió a Aragón en un pozo lleno de luchas internas, negocios oscuros y sospechas de corrupción a todos los niveles arrancó en 1989, cuando el aragonesista Hipólito Gómez de las Roces fue obligado a formar un gobierno de coalición PAR-PP contra su voluntad y ante la presión ejercida desde todo el círculo del centroderecha aragonés. El objetivo era que dejara la presidencia, y lo lograron en 1991, cuando renunció a formar gobierno y pasó el testigo a su compañero Emilio Eiroa para parar una operación de transfuguismo que ya estaba en marcha y que le daría la presidencia de Aragón al socialista José Marco (30 escaños), que tenía el apoyo del PCA-IU (3 diputados) y le faltaba un voto que ya se estaba moviendo desde las filas de CDS, PP y PAR, y desde los poderes fácticos aragoneses de esos años, que lideraba el todopoderoso José Luis Martínez Candial.

No era el primer caso de transfuguismo en Aragón ni fue el último, pero fue el que culminó una trama de oscuros intereses y siniestros personajes. Emilio Gomáriz (La Albarda, Murcia, 1942?), licenciado en Filosofía y Letras y catedrátido de Psicología y Teología, abandonó los hábitos tras una década como director del Colegio Mayor Virgen del Carmen para casarse. Tiene dos hijos. Lleva años retirado y apartado de la vida política y social. Es casi ilocalizable salvo por su entorno familiar y vive en Zaragoza, aunque pasa tiempo en Belchite. El Gomarcazo dejó huella en Aragón hasta 1996, cuando hubo una regeneración de la política en Aragón. Fue el precedente del Tamayazo, otro caso de corrupción, de intrigas y de cloacas, que sigue sin depurarse, y que en 2003 llevó a Esperanza Aguirre (PP) a la presidencia de Madrid en detrimento del socialista Rafael Simancas.

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