La fuga de Benito Ortiz Perea aterroriza a las víctimas de su último atraco

El dueño de la armería trabaja encerrado en su negocio y lo ha puesto en traspaso.

Las fuerzas y cuerpos de seguridad siguen buscando a Benito Ortiz Perea.
Las fuerzas y cuerpos de seguridad siguen buscando a Benito Ortiz Perea.
HA

La fuga del delincuente Benito Ortiz Perea de la prisión de Zuera el pasado día 29 de agosto tiene aterrorizadas a las víctimas del último atraco y secuestro que cometió, con su hermano Pedro, en la armería Guara de Huesca el 23 de mayo de 2016. El dueño del negocio, que recibió un disparo en las piernas, ya no ha abierto y lo ha puesto en traspaso, mientras que la mujer que fue secuestrada en Zaragoza para quitarle el coche y abandonada en Villanueva de Gállego apenas sale de su domicilio y sigue necesitando asistencia psicológica. A ninguna de las dos víctimas les han ofrecido protección policial en las dos semanas transcurridas de la huida y sus abogados tampoco lo han solicitado, aunque lo han propuesto a sus clientes.

Rubén Cáncer, de 36 años, trabaja con la persiana echada para liquidar la armería porque el psicólogo le recomendó que la dejara, ya que la mala experiencia vivida puede convertirse en algo crónico. "Ahora cuando entra gente con aspecto raro me pongo nervioso. Tengo miedo", reconoce. Y más cuando se enteró de la fuga de Benito Ortiz, quien le disparó cuando trataba de escapar.

"Es una mala persona"

"Benito es una mala persona. Cuando su hermano me ató las manos con una cuerda y estaba arrodillado, me pisó la cabeza como a un perro", recuerda. "Pensé que me iban a matar y por eso me agaché, me desaté, empujé a uno de ellos, escapé y me puse a pedir socorro. Cuando llevaba recorridos 15 metros me disparó siete veces con una metralleta y me ha dejado una lesión en el nervio ciático que no me reconoce nadie, ni el seguro ni la Seguridad Social", critica.

Al dueño de la armería no se le pasa por la cabeza ahora que el delincuente vaya a regresar por su tienda, pero tiene claro que el histórico atracador, de 61 años, "caerá" y "seguro que la liará". "Va a delinquir y robará porque no sabe hacer otra cosa", dice, la Guardia Civil le aconsejó que llevara un arma encima para protegerse, pero él solo quiere irse los fines de semana a cazar con la escopeta, pero no que su vida dependa de cargar todo el día con una pistola.

Cuando la Policía le enseñó fotos del delincuente, Rubén Cáncer lo señaló sin ninguna duda porque al principio del atraco, Benito entró a cara descubierta y luego se puso el pasamontañas. "Me dijeron que hay muy pocas personas que cometan este tipo de atracos. Y yo en el juicio, me di la vuelta y le increpé señalándole: ‘Fuiste tú", apuntó.

Rubén conoció a la mujer víctima del secuestro en la rueda de reconocimiento que se celebró en Huesca, y sabe que "ella está mucho peor". "No paraba de llorar y tuvo que declarar detrás de un biombo", agrega. Fuentes próximas a la víctima reconocen que la noticia de la fuga de Ortiz Perea le afectó mucho y apenas sale de su domicilio, además de recibir ayuda psíquica.

Una visita previa a la tienda

La paradoja que vivió el dueño de la armería Guara es que veinte días antes del atraco de 2016, Pedro Ortiz fue a visitarlo para preparar el robo. Cuando su hermano Benito salió de permiso de prisión, no regresó y lo cometieron.

"Parecía un encargo para llevarse armas. Ahora tendré que poner una demanda al Estado por su responsabilidad ya que cometió el asalto cuando debería haber estado en prisión", anuncia Rubén Cáncer. Dos meses después de que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón le confirmara la pena de 63 años por el atraco, se volvió a fugar.

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