Por
  • Víctor Orcástegui

Proteger a la gente

El Parque Natural Posets-Maladeta fue declarado en 1994.
El Parque Natural Posets-Maladeta fue declarado en 1994.
Javier Pardos / HERALDO

Resulta chocante que a veces sea en los municipios inscritos en un espacio natural protegido donde surgen reticencias hacia las normas que lo rigen o hacia su ampliación. Pero basta con que nos fijemos en el dato, escalofriante, que daba hace unos días en HERALDO José María Agullana -quien acaba de dimitir como presidente del Patronato del Parque Natural Posets-Maladeta- para comprenderlo. Desde que se estableció el Parque Natural, en 1994, Montanuy ha perdido casi dos tercios de su población, pasando, según Agullana, de 400 a 150 habitantes. Para quienes viven en la ciudad, la montaña es con frecuencia un lugar de esparcimiento y de disfrute; y muchos quieren preservar o restaurar en ella una naturaleza virginal. Pero para quienes viven allí, la montaña es su hábitat, su casa y su lugar de trabajo, la tierra en la que aspiran a ganarse la vida con dignidad y holgura. La preservación de espacios naturales es una exigencia de la sociedad actual razonable y necesaria. Lo que ya no es tan razonable es que los costes recaigan en los hombres y mujeres que viven allí. Si, como dice Agullana, «lo protegemos todo menos a la gente», cometeremos un error y una injusticia.