Aragón cierra agosto con el mejor balance de incendios forestales de los últimos 15 años
Los 70 fuegos sofocados desde julio apenas han arrasado 31 hectáreas, una superficie 11 veces menor que en 2017. La DGA achaca el descenso a las lluvias, la rápida actuación de los efectivos y la concienciación ciudadana.
Aragón ha cerrado julio y agosto con el mejor balance de incendios desde que se tienen estadísticas. En los últimos 60 días los de mayor riesgo apenas han ardido 31,91 hectáreas, hasta once veces menos que las arrasadas en el mismo periodo de 2017.
Los datos del Gobierno de Aragón revelan que hasta el día 26, el último del que se tienen cifras oficiales, se habían producido 70 incendios, la mayoría de menos de una hectárea. Es, como confirman desde la Consejería de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, "la mejor marca de los últimos 15 años".
Huesca ha sido la provincia que más incendios ha registrado entre julio y agosto. Hasta el día 26 iban 28, mientras que en Zaragoza se contabilizaban 27 y en Teruel, 15. El balance nada tiene que ver con el de 2017. Hace un año, los fuegos sofocados entre estos dos meses arrasaron nada menos que 458 hectáreas. La mayoría, unos 140, calcinaron más de cinco. También hubo 90 conatos y 21 fuegos de entre una y cinco hectáreas, según los datos de la DGA.
Solo en la última semana de agosto de 2017 se registraron cuatro grandes incendios. En conjunto, arrasaron 167,2 hectáreas, prácticamente cuatro veces más que las que han ardido en los últimos 60 días. Especialmente complicado, explica el director de Gestión Forestal, Ángel Berzosa, fue el registrado en las inmediaciones del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. "Preocupó mucho. Podría haber dado lugar a un gran incendio forestal, pero se realizó un trabajo excelente que minimizó las consecuencias", dice.
Este año, en cambio, ninguno de los incidentes ha causado problemas al operativo, compuesto por unos 1.200 efectivos. Solo 12 incendios han quemado más de una hectárea entre julio y agosto. Los más virulentos, a tenor de las estadísticas, se produjeron durante la semana del 16 al 22 de julio, en la que ardieron 7,02, cinco de ellas de arbolado.
Únicamente dos de los incendios de este verano entran en el ranquin de los peores de 2018. Los registrados los días 22 y 30 de julio en Alcalá del Obispo y Sos del Rey Católico, respectivamente, arrasaron cinco hectáreas. Ambos se originaron de forma accidental.
En lo que va de año, el más importante ha sido el de Barbués (Huesca), que el 22 de febrero calcinó 20,4 hectáreas. Berzosa achaca los buenos registros de este año a la humedad de los combustibles forestales, que, como señala el Boletín de Incendios Forestales y Meteorología, "todavía se encuentra en niveles relativamente favorables". Las tormentas han hecho que esto sea así. No obstante, la intensa actividad eléctrica, unida a los vientos cambiantes, ha obligado a extremar la precaución esta semana. "Ha habido bastantes sustos. Hemos tenido conatos todos los días, pero se han solventado de manera sencilla", señala el director de Gestión Forestal.
Máxima activación
Que la primavera haya sido lluviosa, explica Berzosa, tiene su parte buena y su parte mala, ya que existe "mucho material fino que podría arder con facilidad". "Podría haber servido de acicate", razona. El riesgo de incendios sigue siendo elevado en buena parte de Aragón, sobre todo en la mitad norte.
Los datos de septiembre de 2017 evidencian la necesidad de mantener la vigilancia de caraa las próximas semanas. Hace un año, en la recta final del verano se produjeron 16 incendios (la mayoría conatos). La peor semana, de acuerdo con las estadísticas, fue la del 11 al 17. En esos siete días hubo seis. Entre todos arrasaron unas 47 hectáreas.
Berzosa recuerda que el periodo de máxima activación se mantendrá hasta el 15 de septiembre. "A partir de ahí habrá que seguir en alerta, ya que en cualquier momento puede saltar un incendio y arrasar un importante número de hectáreas", manifiesta.
