La revolución de los patios también necesita sombra

Las familias de colegios como el Foro Romano de Cuarte y el Eliseo Godoy de Zaragoza reclaman cubiertas en los recreos y estudian fórmulas para poder financiarlas.

Cubierta en el patio del colegio Cesáreo Alierta de Zaragoza, inaugurada el pasado junio.
Cubierta en el patio del colegio Cesáreo Alierta de Zaragoza, inaugurada el pasado junio.
Raquel Labodía

"La revolución de los patios también necesita sombra". A simple vista podría parecer el título de una canción que intenta hacerse un hueco entre la lista de éxitos veraniegos. Pero es el lema de la reivindicación de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) del colegio Foro Romano de Cuarte de Huerva que pide que se instale una cubierta en una de las canchas del patio para poder jugar guarecidos cuando llueve o el sol pega fuerte. Algunas actividades deportivas han tenido hasta que suspenderse por falta de espacios suficientes para hacerlas a resguardo. Una demanda que comparten otros centros de enseñanza, como es el caso del Eliseo Godoy de Zaragoza. La sombra ya ha llegado al cole Cesáreo Alierta de la capital aragonesa, que a mediados del pasado junio inauguró su instalación deportiva cubierta.

Las comunidades educativas del Foro Romano y del Eliseo Godoy se han sumado a la tendencia de cambiar la fisonomía habitual de los recreos, donde los protagonistas son el cemento y las porterías de fútbol, para crear espacios más inclusivos, acogedores y con variadas opciones de ocio (a la par que educativas). Ahora reclaman zonas libres de radiaciones solares para que puedan ser disfrutadas durante todo el año sin tener que acudir con gorras y protección solar cuando hace mucho sol.

Los alumnos de primaria que se quedan al comedor, por ejemplo, llegan a pasar hasta 10 horas a la semana en el patio, entre la media hora de recreo diaria, las sesiones de educación física (que aunque se tenga gimnasio se suelen impartir al aire libre si el tiempo lo permite) y una hora más diaria después del comedor, a las que hay que sumar los ratos de juegos a la entrada y salida y las extraescolares.

"El gran problema es que la zona de recreo es una gran solera de cemento que hasta refleja cuando hace sol. Y aunque contamos con gimnasio, si coinciden dos clases de educación física a la misma hora no se puede compartimentar y un grupo tiene que salir fuera", explica Marta Boudet, del Ampa del Foro Romano. Este pasado mayo y junio las temperaturas fueron más benevolentes y apenas se llegaron a sobrepasar los 30 grados algunos días de clase, pero el curso pasado hubo protestas de las familias porque se veían expuestos a radiaciones solares muy perjudiciales. El problema es especialmente grave para los cerca de 600 alumnos, de los más de 800 que acuden al centro, que se quedan al comedor y que están expuestos el tiempo más contraindicado, las horas centrales del día.

Boudet explica que esta situación se la han planteado sin éxito tanto a la DGA, que tiene las competencias educativas, como al Ayuntamiento, responsable del mantenimiento de estas instalaciones que se inauguraron en 2008. Además, el centro mantiene abiertas sus instalaciones para actividades de todo el municipio y durante el curso las utilizan el club de baloncesto, el club de fútbol y el club de atletismo e iniciación deportiva. Urgen a las administraciones que estudien una fórmula para acometer esta obra. A finales del curso pasado el Ampa llevó a cabo una original acción reivindicativa en la que colocaron un toldo confeccionado con camisetas anudadas aportadas por las familias.

Más avanzado está el proyecto del Eliseo Godoy, un colegio construido en la década de los 70 del siglo pasado que no tiene gimnasio propio y es usuario del pabellón polideportivo municipal César Augusto. Si toca tormenta el único remedio es agruparse bajo los porches. La propuesta, aprobada por Educación del Gobierno aragonés y el Ayuntamiento, es una cubierta lo suficiente grande para techar las dimensiones de un campo de futbito. "Al principio nos planteamos un revestimiento más pequeño, pero finalmente decidimos hacerlo más grande para que no se quedara pequeño a corto plazo y tener una solución de futuro. Además, en la ubicación original nos encontramos con el problema añadido de que teníamos que acondicionar todo el suelo", apuntan desde el Ampa.

El colectivo de padres financiaba con sus fondos el coste de la instalación, pero al ampliarse e incrementarse el presupuesto, que puede estar rondando los 100.000 euros, van a sufragar el 80% y están pendientes de ver cómo se costea el 20% restante.

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