Heraldo del Campo

No tocar, no son de peluche

Interovic, la interprofesional del ovino, ha editado un decálogo de pautas de comportamiento para garantizar la convivencia del ganado y de las personas que vayan al monte.

Un rebaño pastando en el campo, hace unos días.
Un rebaño pastando en el campo, hace unos días.
Interovic

El verano es tiempo de excursiones, de salidas al campo y a la montaña para disfrutar de paisajes inolvidables y experiencias únicas, que muchas veces tienen que ver con los animales que nos cruzamos en nuestras excursiones y que forman parte de la escena de las montañas que ascendemos o de los valles por los que paseamos.

Animales, en su mayoría cabras y ovejas, además de vacas y caballos, que no son el 'atrezzo' de nuestra postal veraniega, sino que están ahí produciendo y, gracias a la ganadería extensiva, desempeñando una importante labor en la conservación del espacio que los rodea.

«Nos falta cultura de campo. La gente sabe que en el monte hay ovejas y cabras pero, en la mayoría de los casos, no tienen conciencia de la importante labor que desarrollan, no solo en el mantenimiento de la zona en la que pastan, sino también en la consolidación de puestos de trabajo. Las ovejas están ahí produciendo y, gracias a ellas, varias familias de un pueblo pueden seguir viviendo allí, evitando al despoblación de las zonas rurales. En nuestra mano está apoyarles, consumiendo este tipo de carne para que aumente la rentabilidad de los pastores y puedan vivir gracias a este trabajo», apunta Tomás Rodríguez, director de la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino (Interovic).

Esta entidad ha editado, con motivo de las vacaciones estivales, el ‘Decálogo del excursionista sostenible’, con el que se pretende que contribuyamos a mejorar el cuidado del entorno que nos rodea, teniendo especial cuidado en el respeto de sus residentes habituales, como las cabañas de ovejas y cabras.

«Entre las muchas recomendaciones que hacemos, pedimos a los excursionistas que sean muy cuidadosos en la carretera a la hora de respetar las señales de paso de ganado. Las cabañas ganaderas cruzan en momentos muy puntuales, cuando pueden, sin saber la hora exacta. Por eso, es muy importante reducir la velocidad cuando vemos esa señalización y, sobre todo, hay que ser paciente y esperar porque su ritmo es distinto al nuestro. No hay que apremiarlas utilizando el claxon porque se pueden asustar y tampoco hay que bajar del coche, porque puede ocurrir lo mismo y producirse una estampida de consecuencias impredecibles», afirma Rodríguez, quien recuerda que las bocinas del coche, el sonido de los motores y la música de los móviles son las principales fuentes de ruido ambiental y los animales no están acostumbrados a ellas.

Perros pastores

También hay que ser muy respetuosos con los perros que se encargan de cuidar el ganado y a los que no hay que acercarse porque están trabajando. «Aunque es de sentido común, no está de mal recordar que los perros pastores están trabajando y que hay que evitar tocarles, llamarles o intentar acercarse a ellos, porque están cuidando a los rebaños y, si se despistan, puede ocurrir algún incidente. Además, si vamos al monte con nuestros propios perros, está bien que los llevemos sueltos, pero cuando veamos animales pastando es fundamental atarlos y tenerlos cerca porque pueden asustar a las ovejas y provocar una estampida», matiza.

En el decálogo también se pide ser extremadamente cuidadoso con los pasos de las fincas. «No podemos tocar las puertas o las verjas, porque si el ganadero las ha dejado abiertas o cerradas es porque tiene un motivo para hacerlo y no es fruto de la causalidad».

Por último, se pide a los excursionistas que sean muy respetuosos con el entorno natural y que no dejen restos de comida sin recoger ya que puede dañar a los animales si la ingieren accidentalmente.

Catálogo europeo

Este decálogo se enmarca dentro del programa europeo ‘Carne de cordero y cabrito, disfruta de una carne sostenible y natural. Elige el origen europeo’, una iniciativa que se desarrolla en dos países, España y Hungría, y que incluye una amplia agenda de actividades a lo largo de los próximos tres años bajo el eje de la sostenibilidad.

«Hay que ser muy conscientes de los niveles de fatiga e incluso estrés que puede padecer el ganado con el incremento de las visitas al campo. Y, sobre todo, darnos cuenta de que no son animales de juguete ni de peluche, sino seres vivos que desempeñan un gran trabajo, de ahí la importancia de compatibilizar la actividad de disfrutar del campo y la montaña con la calidad de vida del ganado», concluye Rodríguez.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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