La Cañada de Verich: tierra de refractarios al desaliento, la cabeza fría y el corazón caliente

Marta Astudillo lleva veinte años en La Cañada de Verich. Vino desde Caldas de Montbui (Barcelona) para emprender un negocio en Alcañiz y allí conoció al cañadino Juan Carlos Coma, con el que ha formado una familia. Llevada por una inquietud personal y después de reflexionar sobre las posibilidades de incursionar en nuevos sectores, Marta hizo un curso de turismo rural durante un año en Mas de las Matas. Con ojos de forana, valoró el aspecto excepcional de activos cotidianos para los parroquianos. "Yo sentía La Cañada como mi casa desde que llegué, y veía carencias en este sector. El curso me dio las bases de conocimiento del medio e ideas para el enfoque. Abaric abrió hace trece años y teníamos muy claros que había que conservar la esencia de la casa, desde los espacios a la estética".

A Marta le conquistó la tranquilidad y el carácter afable de los cañadinos. Lo de emprender también tuvo un poco de pragmatismo. "Mis padres vinieron una vez a verme, estando recién llegada, y no tenían dónde alojarse. Hablando con la gente y conociendo más el territorio, vi que no valoraban lo que tenían; para mí, un campo de olivos o almendros es tan bonito como un bosque de pinos en el Pirineo. Además, hay pozas cerca… a mí me encantó esto desde el principio".

Cunas y tronas

El 70 por ciento de la clientela de Abaric tiene una fisonomía muy familiar. Literalmente. "Este verano hemos obtenido el Sello de Turismo Familiar, otorgado por la Federación Española de Familias Numerosas. Es la primera casa de turismo rural en Teruel y el segundo alojamiento en toda la provincia que lo obtiene. Tenemos dos tronas y dos cunas, juegos infantiles de otros tiempos, una habitación cuádruple en dos alturas perfecta para parejas con niños… al margen de eso también vienen muchos grupos de amigos. La casa está pensada para un uso óptimo de ocho personas". El nombre de Abaric (tierra dura) viene de la denominación original del pueblo, que fue asentamiento islámico. Abaric derivó en Verich, y lo de Cañada es porque había muchas cañas en el barranco del pueblo. Un historiador local, Javier Bel, ha escrito varios libros sobre el pueblo y sus contextos históricos.

Juan Carlos y Marta no viven exclusivamente de la casa rural; mantienen otras ocupaciones. "El turismo es muy escalonado aquí, aunque tenemos la suerte de nuestra ubicación, entre el Bajo Aragón, el Matarraña y el Maestrazgo, muy diversas en los paisajístico; somos buen campamento base para los que vienen a conocer toda la zona, y cuando hay carrera en Motorland lo notamos. Sugerimos diversas rutas, visitas cercanas a algunos de los pueblos más bonitos de España como Valderrobres, Calaceite y Morella, al Parrisal de Beceite o el Barranfondo de Torrevelilla".

Abaric también colabora con otros agentes turísticos del territorio. "Se trata de ofrecer una experiencia al visitante y ayudarnos –comenta Marta– así que trabajo con empresas de turismo activo y nos ayudamos todos. Por ejemplo, con el Museo de la Magia, que está en Alcañiz y tiene un planteamiento muy bonito, diferente. También con Geoventur y la empresa Maestrex, de Alcorisa, que trae mucha gente senderista del norte de Europa, sobre todo holandeses, suizos y alemanes, y también aparecen argentinos y australianos. Tienen rutas especializadas y una de ellas, la de Los Tres Reinos, parte de Cañada".

La Ruta de las Bóvedas del Frío es básica en la zona: son neveras restauradas y bien conservadas, y la de Cañada está en plena montaña. Destaca el Museo del Aceite, uno de los dos centros aragoneses de este tipo en el que funcionan las muelas. También hay nuevos emprendedores, como María José Morales y su marido, el griego Constantinos Panos; la pareja construye un restaurante y hotelito (cuatro habitaciones) en el centro del pueblo. "Marcharon un tiempo –concluye Marta– a llevar un restaurante familiar a Grecia, pero ahora se han puesto las pilas aquí y quieren abrir a final de año; será fantástico para nosotros, mis clientes pueden comer allá. Todo suma".

El locutor Plácido Serrano, todo un investigador entusiasta de la música aragonesa

Nacido en La Cañada de Verich en los albores de la posguerra, este comunicador y paladín de la radiofonía cultural aragonesa estudió Filosofía y Letras en Zaragoza. Llegó a las ondas hertzianas en la Base Americana, después de trabajar en la bolera Capri e incursionar en la música como miembro de un grupo. Desde los micrófonos de la Cope desarrolló a finales de los 80 el ciclo ‘Otra música’, y dio voz en diversas sesiones (en el cine Pax, en colegios mayores) a talentos del calibre de María del Mar Bonet, Carlos Cano, Lluís Llach o el propio Labordeta, entre otros; hubo experiencias de recuperación del folklore de distintas regiones de España. En los 80 llevó el espacio ‘Café con pólvora’, y ya en Radio Zaragoza intervino en ‘La rebotica’ y ‘El club de la tarde’. Desde inicios de siglo ha dirigido además para Prames la colección de librodiscos ‘Aragón-LCD’, cuyo último volumen, ‘Ver para creer’, salió en abril, con el sexteto de Joaquín Pardinilla como ejecutante.

LOS IMPRESCINDIBLES

Arcilla refractaria

De una calidad especial y muy valorada internacionalmente, la arcilla de La Cañada de Verich dio en su día trabajo a toda la contornada. Quedan tres explotaciones. También es un imán para los aficionados a la mineralogía.

Francisco Morenas

Este tornero y escultor  de Gavá lleva 55 años en el pueblo, donde es muy querido, y su casa es un pequeño museo, con un mensaje antibélico a modo de lema: como él dice, da un poco de vida a las piedras, para que no se aburran.

Parámetros electorales

El espacio de La Sexta ‘El Objetivo’, que presenta y produce Ana Pastor, recordó el mes pasado que Aragón es el Ohio español en lo que se refiere a predicciones electorales, y realizó una prueba en La Cañada de Verich.

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