Santiago Elías Esparza: "Ponga usted un arquitecto en su vida"

Elías (Zaragoza, 1990) preside desde el 21 de junio la recién creada Agrupación de Jóvenes Arquitectos de Aragón, integrada en el Colegio Oficial.

Acaba de constituirse la Agrupación de Jóvenes Arquitectos de Aragón. ¿Había necesidad de hacer piña? ¿Por qué?

En realidad no fue idea nuestra, sino del decano del Colegio de Arquitectos, Ricardo Marco, que convocó a jóvenes colegiados que podían estar interesados en crear un grupo de trabajo en el seno del colegio. Nos juntamos varios, pero no nos conocíamos.

Pero tienen intereses comunes.

Nos agrupamos para ver nuestras carencias, afrontar los problemas que acarrea empezar a ejercer la profesión.

¿Cuántos miembros son?

Ahora, unos 30. Creemos que hay mucho potencial entre colegiados y no colegiados que en un futuro pueden unirse. En Zaragoza existen dos escuelas de arquitectura, en la Universidad pública y en la San Jorge, y toda una nueva generación de arquitectos se colegiará en los próximos años, esperamos que para establecerse aquí. Es normal que la agrupación viera la luz.

Un recién graduado suele darse de bruces con la inexperiencia laboral. ¿Qué hacen por él?

Guiarle. Por ejemplo, en esta profesión hay mucha responsabilidad civil, los proyectos precisan de licencias de obras, permisos, papeleo, muchas cosas que en la carrera no te enseñan. Cuando te metes en la profesión, el cambio es muy brusco, porque el nivel técnico que se exige para hacer un plan urbanístico, licitar o reformar una vivienda es enorme y engloba muchos trámites administrativos, y aún nos queda grande.

¿Cuentan con ayuda de otros profesionales consolidados?

Uno de los grandes pilares de la agrupación es la formación, porque a todos nos falta experiencia. Estamos organizando cursos y talleres abiertos a todos los colegiados sobre cómo hacer todas esas cosas, y sí, un propio compañero del colegio nos lo puede explicar.

¿Tienen un límite de edad?

Lo hemos establecido en 40 años, pero también aceptamos a los que lleven colegiados menos de cinco porque han estudiado la carrera más tarde. Da igual los años que tengas, una cosa es ser arquitecto joven y otra, joven arquitecto.

¿La agrupación también prevé aportar aire fresco al colegio?

Nuestros profesores son ahora compañeros en el colegio, y no hay tanta brecha generacional como para hablar de nueva arquitectura. Pero nuestra juventud sí nos da empuje e ilusión para encabezar proyectos. Queremos reivindicar la figura de la gente que hace cosas pequeñas, que son las que podemos llevar nosotros ahora. Por ejemplo, la reforma de una casa, que puede parecer algo menor pero ser tan complejo y chulo como un proyecto mucho más grande.

No hay proyecto pequeño.

Nos estamos dando cuenta de que muchas personas consideran a los arquitectos casi como un estorbo, o como un notario que solamente firma papeles. No nos ven como alguien que realmente puede ayudarles o asesorarles.

Tenemos la idea de que contratar a un arquitecto es muy caro.

Es una idea equivocada, porque si lo contratas, su experiencia hace que te ahorres sobrecostes y más de un quebradero de cabeza. Es necesario que haya alguien que aglutine todos los factores de una obra, por pequeña que sea. Estamos allí para ayudarles. ¡Ponga usted un arquitecto en su vida!

Hace no mucho, una empresa de Valencia construyó una casa con una impresora 3D. ¿Qué le parece, a nivel arquitectónico?

Hacer una vivienda en 3D es un proceso de fabricación como otro cualquiera. Lo que interesa es que esa casa tiene un proyecto detrás, un arquitecto ha hecho ese diseño. La industria de la construcción cambiará, como siempre ha hecho, pero tiene que haber alguien que diseñe y piense los espacios de dentro. El proceso creativo es inherente en la arquitectura.

¿Qué le diría a un estudiante de arquitectura que lea estas líneas?

Que estamos para ayudarle. La agrupación ha logrado que veamos el colegio como un espacio para hablar con gente que tiene tus mismos problemas, donde reciclarse, donde dar y recibir ayuda. Cuando me inscribí en el colegio no hubo un acompañamiento, algo que me atara a ir allí más veces. Queremos dar charlas en las universidades para explicarles a qué se van a enfrentar. Somos una escala intermedia entre el estudiante y el arquitecto consolidado. Él me ayuda a mí, y yo puedo ayudar al estudiante.

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