El consejero de Sanidad dimite a diez meses de las elecciones entre tensiones internas

Celaya ha mantenido en la última etapa de su mandato discrepancias con miembros de su equipo.

Celaya, este martes junto a Lambán, mientras explicaba los motivos de su dimisión.
Celaya, este martes junto a Lambán, mientras explicaba los motivos de su dimisión.
Guiillermo Mestre

Su carta de dimisión ha estado varias veces sobre la mesa, pero fue en abril, al cumplir los 65 años, cuando el consejero de Sanidad, Sebastián Celaya, comunicó al presidente del Gobierno su decisión de dejar el cargo y, en esta ocasión, sin vuelta atrás. Aunque él defiende que su jubilación es el principal motivo de su marcha, muchos argumentan que a tan solo diez meses de las elecciones han pesado otros motivos de más calado, como los tiras y aflojas con Hacienda y las tensiones internas dentro de su propio Departamento.

Unas discrepancias que precisamente eran especialmente evidentes desde hace meses con la secretaria general técnica, Pilar Ventura, la que le sustituirá desde este miércoles al frente del Departamento. Un relevo que, según fuentes consultadas, no ha sido fácil al tener poco margen de maniobra a menos de un año de las elecciones. "He tratado por todos los medios que el consejero demorara su decisión hasta el final de la legislatura porque mi satisfacción con su trabajo es altísima, pero solo pude obtener el compromiso de llegar hasta el final del curso político", subrayó Lambán. Después de sopesar las opciones, el presidente del Ejecutivo autonómico admitió que ha decidido "enfilar el final de la legislatura" con el relevo "más obvio", la número dos del Departamento.

En su despedida ante los medios de comunicación, el hasta ahora consejero de Sanidad agradeció al presidente del Gobierno que haya entendido su decisión de retirarse al cumplir los 65 años, "en el momento preciso" y cuando están "encauzados de forma clara todos los objetivos del programa electoral". "Hay que saber retirarse a tiempo. Cuando tomé posesión sabía que no iba a ser fácil por los recortes de la crisis, pero lo afrontamos con entusiasmo y estoy especialmente satisfecho", señaló Celaya, que se incorporará a su puesto de intensivista en el hospital Clínico de Zaragoza para, según anunció, poder jubilarse.

En su exposición, Celaya mostró su satisfacción por los logros conseguidos en estos tres años, como el trabajo desarrollado en salud mental y en Atención Primaria, la renovación tecnológica, el Plan de Salud hasta 2030 y la Oferta de Empleo Público (OPE) extraordinaria, que "será un punto fundamental para tratar de solucionar la escasez de especialistas", subrayó el ya exconsejero, que resaltó también la licitación de las obras del hospital de Teruel y el comienzo de las de Alcañiz.

Muchos aseguran, sin embargo, que Sebastián Celaya nunca ha olvidado su condición de médico y en su decisión ha influido la frustración que sentía por no solucionar en tiempo y forma algunas de las reivindicaciones de los que ha considerado siempre como sus compañeros. De hecho, parece que la gota que ha colmado el vaso sería el retraso del abono de la paga de productividad variable a los más de 20.000 trabajadores del Salud. Esta, que debería haberse ingresado en abril, es la compensación económica de los objetivos que marca cada gerencia.

Pero Celaya también reconoció que se va sin poder reducir "un poco más" la lista de espera quirúrgica al no poder programar todas las intervenciones que hubiera deseado por la falta de anestesistas o impulsar la reorganización de los dos grandes hospitales de Zaragoza. "Hemos dado pasos fundamentales, pero hay que intentar conseguir que los profesionales trabajen conjuntamente y tratar de conjugar su desarrollo profesional y personal con los intereses de la organización", manifestó Celaya, que aseguró haber sido "riguroso" y atender aquellas demandas más necesarias.

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