La lluvia y los intensos pedriscos que descargaron en mayo y junio están pasando factura a las contrataciones en la campaña de la fruta. El número de empleos agrícolas generados en la Comunidad, la mayoría de ellos temporeros que se dedican a la recogida, ha caído un 7,48% entre abril y junio de este año en comparación con el mismo periodo de 2017. Así, según los datos facilitados por el Departamento de Economía del Gobierno aragonés, en este pasado segundo trimestre se suscribieron en toda la Comunidad 31.916 contratos, 2.579 menos que el año pasado.

Entre las comarcas frutícolas, destaca la caída de un 12,50% en el Bajo Cinca, la que absorbe el mayor porcentaje de este tipo de trabajo en el campo, y en la que se han generado 7.582 empleos, 1.083 menos que la pasada temporada.

Los sindicatos agrarios achacan esta situación a las miles de hectáreas dañadas por las tormentas y al retraso en el inicio de las labores de recolección de una producción también mermada por las bajas temperaturas de la primavera. Uno de los momentos punta suele ser junio, mes en el que se concentra el grueso de la cosecha de la cereza, el primer producto en recogerse, que requiere mucha mano de obra en poco tiempo, ya que es especialmente delicada de tratar y perecedera.

Al comenzar la campaña más tarde, el empleo podría remontar algo en este mes, aunque los agricultores no se muestran muy optimistas al respecto. "Al venir la cosecha más tardía en julio podrían repuntar algo las contrataciones, pero no creo que lleguemos a compensar", señala el responsable del sector de frutas de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), Vicente López.

Una tendencia que se confirma este verano para López es "la falta de mano de obra cuando se necesita contar con mucha gente en un corto periodo de tiempo" y, sobre todo, mujeres, que suelen ser las más demandadas para encargarse de las tareas en los almacenes para las labores de selección de la fruta y de su colocación en los alveolos o cajas.

El desplome en la contratación de temporeros sufrida en el Bajo Cinca no es generalizada. En otras comarcas con gran peso en este sector ha aumentado ligeramente. Donde más ha crecido es en el Bajo Aragón-Caspe, un 9,35%, con 5.834 contrataciones en el segundo trimestre de este año frente a las 5.335 de 2017. Valdejalón también ha registrado un balance positivo con un ascenso del 2,51%, de 7.062 empleos a 7.239.

Por el contrario, en otras zonas donde la fruta también tiene cierto calado la evolución resulta negativa. En la Comunidad de Calatayud se han registrado 1.813 empleos (1.078 menos que el año pasado), lo que supone una bajada de un 37,29%. Mientras, en el Campo de Cariñena se han creado 1.228 (248 menos), lo que se traduce en un descenso del 16,80%.

El 94,53% de los contratos inscritos en estas fechas son temporales. El perfil del temporero, según los datos facilitados por la DGA, responde al de un hombre de entre 25 y 44 años, edades entre las que se encuentran el 51,54% de estos trabajadores, y extranjero, sobre todo rumanos y marroquíes. La presencia de mujeres, un 24,59%, sigue siendo minoritaria frente a la de hombres, un 75,41%.

El 84,43% de los trabajadores asalariados para la recolección son extranjeros, un 42,95% de ellos comunitarios y un 41,48% de fuera de la Unión Europea. En cuanto a los países de origen, los rumanos son con diferencia mayoría y ocupan un 36,83% de estos puestos de trabajo. Le siguen Marruecos (11,75%), Senegal (6,96%), Pakistán (5,18%), Bulgaria (4,30%) y Argelia (4,28), También hay temporeros de Malí, Gambia, Ghana, Guinea y Portugal.