Kilómetros de crecimiento

La sección 'Aragón, pueblo a pueblo' cumple un año.

Las Cuerlas
Las Cuerlas
Laura Uranga

Hace diez años, con los veinte recién cumplidos, dejé Pamplona para venir a Aragón; mi destino estaba en Zaragoza, donde me iba a formar para el trabajo al que ahora me dedico. Acababa de terminar la Expo 2008. A pesar de vivir tan cerca, no conocía Aragón en profundidad; algo de Huesca, por una amiga que tenía casa en Nueno, y Jaca, que tradicionalmente ha estado siempre muy ligada a los pamploneses. Ahí llegaba mi andadura aragonesa, porque Zaragoza no la había pisado, y Teruel... tampoco.

¡Cómo ha cambiado la historia! A día de hoy ya son más de 350 los municipios aragoneses que hemos visitado en este proyecto, que ahora cumple un año. El tema que sale a relucir en casi todos los municipios es la despoblación: no pasa desapercibido, desde luego. Hablando y escuchando a los vecinos de estos pueblos se aprende mucho; recuerdo Maicas, en la comarca de las Cuencas Mineras, donde apenas vive un matrimonio octogenario en invierno. Ellos se resisten a abandonar el que ha sido su hogar toda la vida, a pesar de las dificultades a las que tienen que hacer frente, sobre todo casos extremos de aislamiento por nieve o, yendo a cosas más simples, pasando en soledad casi todo el tiempo porque sus hijos y nietos viven demasiado lejos como para visitarlos a menudo. Curiosamente es en casos extremos donde sale el mejor lado de las personas: la alcaldesa de Maicas, Pilar, al enterarse que íbamos a visitar su pueblo, nos preparó una comida en su casa, al calor de la chimenea. Ese día disponíamos de un par de horas extra por una cita que se había anulado, y a la buenísima comida se añadió una tertulia que nos dejó un montón de anécdotas. A mí me alegró el día: al llegar del viaje, ya en casa, me sorprendí un par de veces sonriendo mientras recordaba esos momentos. Ahí te das cuenta de que este trabajo es un privilegio: exigente con los tiempos, tienes miedo de repetirte... y al mismo tiempo, es emocionante. Te hace mejorar, como profesional y como persona.

De todos los viajes volvemos con alguna historia curiosa que contar, y menos mal, que si no no habría manera de llenar las páginas. Visitamos tres o cuatro sitios diferentes cada día; en alguna ocasión, hasta cinco. Hemos conocido a muchas personas interesantes, desde empresarios con proyección internacional a músicos, ganaderos o historiadores. Todas estas personas tienen algo en común: se resisten a abandonar su pueblo natal, o el que han hecho su pueblo con el paso de los años. Bien por ellos.

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