El control se centra este año en erradicar la prestación de servicios de forma clandestina

Los inspectores utilizan internet para detectar actividades de alojamiento, turismo activo e intermediación que no están dadas de alta.

Las Viviendas de Uso Turístico (VUT) que están inscritas en el registro de la DGA, como la de la foto, lucen un cartel azul que las identifica.
Las Viviendas de Uso Turístico (VUT) que están inscritas en el registro de la DGA, como la de la foto, lucen un cartel azul que las identifica.
Antonio García/Bykofoto

Detectar la prestación de servicios turísticos clandestinos centra este año el plan de inspección programada, en el que ya se han realizado 968 comprobaciones. También se supervisa el cumplimiento de la normativa, prestando especial atención a la eliminación de las barreras arquitectónicas. En total se han cursado 486 primeras visitas y 384 comprobaciones, además de investigar 41 denuncias e impulsar 57 expedientes.

Los inspectores utilizan, entre otras vías, internet para detectar actividades de alojamiento, turismo activo e intermediación que se desarrollen sin que las empresas hayan aportado la declaración responsable que exige la normativa. También se vigila que los profesionales que trabajan como guías turísticos cuenten con la correspondiente acreditación, para lo que se realizarán comprobaciones ‘in situ’ en los lugares que más visitantes atraen.

El control llega, incluso, a las entidades que desarrollan actividades de agencia de viaje y a las que prestan servicios similares a los que ofrecen las oficinas de turismo acreditadas.

Las empresas de turismo activo, un sector al auge en la Comunidad, deben aportar los seguros de responsabilidad civil patronal y profesional, personal técnico, monitores, guías e instructores, protocolos de actuación en caso de accidentes y un inventario actualizado de los equipos y del material propio para la práctica de las actividades autorizadas.

Barreras arquitectónicas

La DGA mantiene una férrea vigilancia para que se respete la normativa vigente, entre la que figura la supresión de barreras arquitectónicas y sensoriales. Pero no solo. Otra de las líneas de control va destinada a comprobar que los establecimientos turísticos que reciben fondos públicos destinan el dinero al fin para el que fueron concedidos.

Comprobar las denuncias que presentan los clientes insatisfechos, 41 en lo que va de año, se mantiene como una de las líneas de control fundamentales. En estos casos, los inspectores verifican las quejas interpuestas por los consumidores y realizan una comprobación ‘in situ’ en los establecimientos, viviendas o locales a fin de determinar si se trata de prácticas que han podido vulnerar la normativa turística vigente.

Los servicios de inspección implicados en este tercer plan autonómico de control elaborarán un balance definitivo de sus actuaciones y las conclusiones que se pueden extraer de él para presentarlo ante la Dirección General de Turismo antes del 31 de enero de 2019.

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