Berdún, casi un siglo de agua y embutido de corazón íbero

Los recuerdos de Antonio Torralba y el delicioso sabor de los embutidos Vidibunum jalonan la actualidad de un municipio vasto, pirenaico de corazón y jacobeo por tradición.

A los 94 años, Antonio Torralba es toda una institución en Berdún, su pueblo.
A los 94 años, Antonio Torralba es toda una institución en Berdún, su pueblo.
Laura Uranga

El ya fallecido Felipe Navarro Campo contaba hace unos años en su historia de Berdún que allá por 1950, el pueblo tenía dos hornos, uno particular y otro municipal, que se subastaba anualmente para el arriendo de cualquier vecino proclive al arte de hacer pan. También recuerda una tradición local del 1 de agosto: desayunar con vino, para que así no doliese la cabeza en el año entero. El propio Felipe forma parte también del anecdotario local por su vena creativa: hace 35 años ayudó al artista Ángel Orensanz a realizar una de sus obras más llamativas; a golpe de tractor y siguiendo las indicaciones del antiguo pastor de Larués, que reside en Nueva York desde hace varias décadas, dibujó en el campo de Berdún una figura antropomórfica de dos kilómetros de largo, a la que Orensanz llamó el surco-escultura.

Berdún está en la confluencia de dos cauces: el del río Veral, que baja brioso desde los Pirineos, y el de la propia Canal de Berdún. Un punto de encuentro en altura que, además del conjunto urbano medieval y del armonioso crecimiento posterior, conserva resquicios de historia que asoman entre los muros y calles de esta villa que hoy encabeza el municipio de Canal de Berdún; en él se integra además a los barrios pedáneos de Martes (donde hay un museo etnológico muy interesante), Biniés, Majones y Villareal de la Canal.

Emilio Bandrés y su hija María Luisa llevan la cafetería y restaurante El Rincón de Emilio desde hace más de veinte años: tenían otro en La Pobla de Claramunt. Emilio también trabajó de camarero en Francia, pero regresó a su pueblo y se ha quedado a echar el pulso en casa. Tras su negocio está la calle en la que vive Antonio Torralba, de 94 años de edad._Lo que dice su DNI no es óbice para que se acuerde de todo; dedica muchas mañanas a pasear por Berdún, siempre fascinado por la solera que exudan calles y recodos en su pueblo. El casco histórico del pueblo es un dechado de casas señoriales y vistas de escándalo.

"De 915 que éramos antes de la guerra –recuerda Antonio– ahora quedamos 200 aquí, unos pocos más si sumamos todo el municipio. Hay muchas cosas de las que estoy orgulloso: por ejemplo, de que tuvimos agua corriente y alcantarillado ya en 1932. Lo recuerdo bien porque fue Mariano Torralba, mi padre, el que hizo las obras con la ayuda de dos fontaneros de Biescas".

Antonio tuvo durante décadas un taller de reparación de maquinaria agrícola en la parte baja de Berdún, en propiedad compartida con sus hermanos; actualmente lo lleva un sobrino. "Nos hemos quedado aquí, queríamos estar en el pueblo. He tenido un hermano alcalde hasta hace nada, subió cuando comenzó la democracia. He sido secretario de la Cámara Agraria y corresponsal de la Seguridad Social en varios pueblos. Siempre me gustó ayudar a mis vecinos, sobre todo a los que no les sobraba".

Vecina de Antonio y compueblada es Carmen Íñiguez, que trabaja en la tienda de embutidos y productos alimentarios La Trobada, en la vía de acceso al pueblo desde la carretera. La tienda forma un pequeño complejo comercial con el restaurante del mismo nombre, parada obligada de visitantes y gourmets locales del género. "Lo nuestro es el embutido, por encima de todo; embutidos de Berdún, con la marca Vidibunum, nombre de Berdún en la época de los íberos. He trabajado en la tienda desde el principio, quince años ya, salvo en ciertas épocas que he pasado fuera; luego he regresado aquí. La tienda se especializa en género fresco y curado que hacemos nosotros mismos, además de confeccionar algunas conservas como costilla y lomo. También se hacen tortetas y morcilla. La oferta se completa con productos de la zona que también traemos para ofrecer al público de casa y a los visitantes que llegan por aquí".

Los negocios en Berdún han ido mermando con la progresiva bajada de población; la panadería se cerró al jubilarse los dueños, que marcharon a vivir a América. Ahora traen el pan del obrador de Villarreal cada mediodía. Las tiendas de productos variados ya cerraron hace tiempo: la gente recuerda las de Abel y Pedro Larraz. Continúa abierta la frutería, hay estanco y farmacia. El centro de salud también es un orgullo para Berdún, ya que cuenta con pediatra, enfermera y un servicio de urgencias que atiende a pueblos de toda la zona.

Un poco de historia

Las luchas entre Aragón y Navarra en el medievo derivaron en una solicitud de los vecinos de Berdún: reconstruir el pueblo destrozado en 1085 en otro emplazamiento más seguro, sobre la colina, con territorio fortificado incluido. Durante este periodo el pueblo consiguió la denominación de villa y adquirió una importancia defensiva, agrícola y comercial, amén de como etapa en el Camino de Santiago.

El Rey Felipe II ordenó la construcción del ansiado castillo en el este del pueblo, aunque no han llegado vestigios de esta edificación hasta nuestros días. Berdún mantuvo su relevancia en la zona hasta principios del siglo pasado: junto a Hecho, Ansó, Canfranc y Jaca era indudablemente uno de los puntos fundamentales de la Jacetania.

El arcipreste Melchor Avellana es uno de los personajes ilustres de Berdún, aunque oriundo de Orante (junto a Jaca). En 1851 escribió un manuscrito llamado ‘Guía del Párroco de Berdún: colección de apuntes cronológicos e históricos’, donde hablaba de su propia experiencia. Estudió en las universidades de Huesca y Zaragoza e hizo teología en Jaca. Como sacerdote también fue párroco de Orante, Atarés, Canfranc, Villanúa, Abay y, desde 1835, Berdín. Su figura genera mucho respeto y aprecio en este destino suyo, elevado por naturaleza y, para él, también por ministerio.

LOS IMPRESCINDIBLES

Santa Eulalia

La primitiva iglesia parroquial de Santa Eulalia de Berdún se levantó a finales del siglo XV. Tras sucesivas remodelaciones, alberga de vez en cuando eventos culturales: este agosto, recitales del Festival En el Camino de Santiago.

Los ‘sun vessels’ de Nash

El artista galés David Nash instaló hace catorce años junto a la ermita de Santa Lucía una obra en madera de roble llamada ‘Three sun vessels’, frase traducible como tres navíos de sol o tres cuencos solares.

El organero

Hay que precisar la palabra, porque organista se asocia a Maese Pérez y a la interpretación. Lo que ha hecho siempre de maravilla Antonio Laplaza, que ahora ya está jubilado, es fabricar y restaurar órganos. Es de Berdún, claro.

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