Épila reactiva planes urbanísticos para 728 viviendas gracias al impulso de Bon Àrea

El alcalde confía en que los precios competitivos y la red de servicios atraigan a los trabajadores.

La mayor operación urbanística transformará la antigua azucarera de Épila en una zona residencial con 354 viviendas.
La mayor operación urbanística transformará la antigua azucarera de Épila en una zona residencial con 354 viviendas.
Andrés Ferrer

La gran plataforma agroalimentaria que Bon Àrea levantará a partir del próximo año en Épila está revolucionando la actividad en el municipio zaragozano. Los promotores inmobiliarios han reactivado planes urbanísticos para la construcción de 728 viviendas libres y protegidas con el fin de atender la demanda potencial del complejo industrial, en el que llegarán a trabajar 4.000 personas cuando esté a pleno rendimiento.

El alcalde, el socialista Jesús Bazán, confía en que los precios competitivos respecto a la capital aragonesa, situada a unos 40 kilómetros, y la"completa" red de servicios convenza a los futuros trabajadores de echar raíces en el municipio, donde están censados 4.600 vecinos. La experiencia de Figueruelas no es precisamente halagüeña, ya que el grueso de la plantilla de GM se desplaza a diario en autobús desde Zaragoza."La cercanía con la capital supone una ventaja y un inconveniente al mismo tiempo, pero creemos que la vida aquí puede ser suficientemente atractiva", dice.

Lo que sí lamenta Bazán es la ausencia de una conexión ferroviaria de cercanías que complete los servicios públicos."Vas a Bilbao y tienes trenes cada 30 minutos mientras en Aragón llevamos años sin preparar nada", critica.

En su caso, sí están preparando el municipio para la llegada de Bon Àrea. Y como ejemplo el camino de la estación, que une el casco urbano con la terminal ferroviaria, anexa a la antigua azucarera que dará vida a un nuevo barrio en la vega del río Jalón.

Con los remanentes de tesorería del año pasado, el Ayuntamiento prevé financiar los más de 300.000 euros que costará acondicionar este vial, incluida una rotonda, que conecta con el camino de Rodanas. Se ejecutará este año.

La mayor operación urbanística en ciernes convertirá la antigua azucarera en una zona residencial, cuya construcción se acometerá por fases con el objetivo de acompasar las 354 viviendas previstas al desarrollo de Bon Área. Su promotor, Arturo Bartolomé, recordó que esta pastilla de casi 12 hectáreas es urbanizable desde 2004, aunque la crisis paralizó cualquier posibilidad. Hasta el punto de bloquear en 2011 el plan parcial que debía concretar la operación, que cien años después de haber sido la locomotora industrial del municipio, con un millar de operarios, servirá ahora como área residencial para la del siglo XXI.

Si se cumplen las previsiones, el documento se tramitará antes de que finalice el año, al mismo tiempo que se apruebe inicialmente el Plan General de Ordenación Urbana."Hace solo unos meses era impensable un desarrollo urbanístico de este calado y con la crisis hemos aprendido", señaló Bartolomé en referencia a la decisión de dividir la urbanización en tres fases para ajustarse a la demanda "ligada a Bon Área y a su actividad inducida".

El primer sector, que ocupará más de 3 hectáreas y con capacidad para 98 viviendas, estará en obras en dos años. La inversión global superará los 5 millones de euros.

Un 30% para VPO

Su adquisición será accesible para los trabajadores, puesto que el 30% de la edificabilidad será de protección, lo que se traducirá en un mínimo de 140 pisos. El resto de la promoción se destinará a unifamiliares, aunque a diferencias de las otras zonas urbanizables contará con el aliciente de amplias zonas verdes (14.000 metros cuadrados), servicios (6.000 metros) y la posible reconversión del edificio central de la fábrica en equipamiento comercial.

Los terrenos que saldrán antes al mercado son los aledaños a la piscina municipal, puesto que el proyecto de urbanización ya se han encargado para concretar el desarrollo de las 138 viviendas previstas en sus 4,6 hectáreas. El alcalde señala que están en manos de vecinos, que levantarán también unifamiliares.

Algo similar ocurre con el área que rodea el colegio, de casi 8 hectáreas y con cabida para 236 pisos. En este caso, el alcalde ultima los trámites con la DGA para modificar la cabañera que cruza el sector, cuya propiedad está muy atomizada entre habitantes del municipio y en la que el Ayuntamiento posee terrenos para erigir 80 viviendas."En este caso, tiramos nosotros y la previsión es tener el proyecto de urbanización en poco más de un año. A partir de entonces, a construir", dice al alcalde tras subrayar que el objetivo no es especular, sino garantizar vivienda a los vecinos.

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