Épila, nuevo polo de atracción

La localidad zaragozana reactiva planes urbanísticos para unas 728 viviendas gracias al impulso de la gran plataforma agroalimentaria de Bon Àrea

La mayor operación urbanística transformará la antigua azucarera de Épila en una zona residencial con 354 viviendas.
La mayor operación urbanística transformará la antigua azucarera de Épila en una zona residencial con 354 viviendas.
Andrés Ferrer

Épila reactiva planes urbanísticos para unas 728 viviendas gracias al impulso de la gran plataforma agroalimentaria que Bon Àrea levantará a partir del próximo año. La multiplicación del poder de atracción del municipio zaragozano como lugar de residencia es una de las consecuencias que va a tener la instalación del gran complejo agroindustrial

La inminente llegada a Épila del potente grupo cárnico Guissona es una gran noticia económica para Aragón, muy volcado ya en el sector agroalimentario. La ubicación de la localidad, que garantiza una buena conexión con el País Vasco, Levante y Madrid, ha sido decisiva para un proyecto que creará un elevado número de empleos. El refuerzo mutuo de la logística, la industria agroalimentaria y sector primario puede generar en total alrededor de 9.000 puestos de trabajo, según calculó en febrero la consejera de Economía del Gobierno de Aragón, Marta Gastón: a los 4.000 directos en el complejo de Épila habrá que añadir unos 5.000 productores asociados en agricultura y ganadería. Esta importantísima generación de empleo está siendo aprovechada ya por las autoridades municipales de Épila para su desarrollo urbanístico y de infraestructuras. Los promotores inmobiliarios han reactivado planes para la construcción de 728 viviendas libres y protegidas con el fin de atender la demanda potencial del complejo industrial.

La experiencia de Figueruelas con la planta de Opel demuestra que hay que actuar con premura, ambición e inteligencia para que, como ocurre con la automovilística, el grueso de la plantilla no acabe desplazándose a diario en autobús desde Zaragoza. Es cierto que la capital está cerca, pero Épila tiene que seguir desarrollando sus atractivos para convencer a los futuros trabajadores de que deben arraigarse en el municipio zaragozano por su calidad de vida, oferta de vivienda y variedad de servicios.