Empleabilidad y precariedad

La primera encuesta sobre inserción laboral de los universitarios en Aragón confirma  dos tendencias sobre las que hay que trabajar: la alta empleabilidad de los licenciados y la precariedad del mercado laboral

Fotografía de los nuevos doctores de la Universidad de Zaragoza en las escalinatas del Paraninfo
Fotografía de los nuevos doctores de la Universidad de Zaragoza en las escalinatas del Paraninfo
José Miguel Marco.

La primera encuesta sobre inserción laboral de los universitarios en Aragón señala que el 84,5% se coloca antes de un año de terminar su carrera, aunque con contratos temporales y salarios medios de 1.200 euros. Confirma así dos tendencias sobre las que hay que trabajar: la alta empleabilidad de los licenciados y la precariedad del mercado laboral

Los jóvenes que estudiaron en la Universidad de Zaragoza o en la San Jorge y se graduaron en 2013-2014 se colocaron rápidamente. Y seguramente este índice de inserción laboral aún será mejor ahora que las condiciones macroeconómicas son mejores. La formación universitaria siempre ha sido un instrumento fundamental de acceso al empleo. Además, los datos reflejan que el 80% de los titulados trabaja en puestos de nivel universitario. Es necesario, pues, insistir en mejorar el nivel de formación de nuestros jóvenes, tanto en las universidades como en los centros de formación profesional, institutos y colegios. Está claro que la única defensa de un puesto de trabajo en un mundo en el que cada día habrá menos empleos, por la digitalización y la robotización, será una buena formación. En este sentido no habrá ambigüedades: el mercado dejará fuera a las personas con baja formación y concentrará las oportunidades en los más cualificados.

La otra cara de la alta empleabilidad es la de las condiciones de trabajo. La encuesta afirma que el 45,6% de los recién empleados tenían un contrato temporal. Y solo seis de cada diez encuestados contestó que su salario mensual estaba por encima de los 1.000 euros, siendo el sueldo neto medio de 1.200 euros. Ha sido habitual que las condiciones laborales iniciales no fueran especialmente buenas. Pero el problema actual es que esas condiciones se eternizan. Y eso lo sufren, sobre todo, las generaciones nuevas, que no encuentran su posición social ni oportunidades de independencia.