Romper retrovisores, rajar neumáticos o incluso saltar encima del capó de los coches son conductas vandálicas que desgraciadamente se repiten en las calles de Zaragoza. Lo que sus autores ignoran es que acciones de este tipo no son ninguna broma y pueden acarrearles cuantiosas multas o incluso llevarles tres años  a prisión. Todo depende de que los daños causados superen o no los 400 euros y del bien contra el que se atente. Porque no se castiga igual dañar bienes públicos que privados. Y tampoco es lo mismo dar una pedrada que arrojar lejía.

En cuanto los daños causados superan el límite de los 400 euros, al autor se le abren diligencias penales por un delito contra la propiedad. Para casos como el registrado la madrugada de este viernes en la avenida de César Augusto de Zaragoza, en el que un joven ha sido detenido por romper tres espejos, el Código Penal contempla multas de 6 a 24 meses. El importe diario dependerá de la situación económica del vándalo. En cualquier caso, en caso de condena, arrastrará antecedentes. Y ello puede suponerle una pena mayor en caso de reincidencia.

Si el arreglo de los desperfectos no excede los 400 euros, al vándalo se le investigará por un delito leve (las antiguas faltas) y la multa será de uno a tres meses. Eso sí, tras la reforma de 2015, estos hechos también dejan rastro a efectos de reincidencia.

Pero la ley también contempla penas de cárcel de uno a tres años y multas de 12 a 24 meses para aquellos vándalos que deciden cruzar los límites. ¿Y cuándo lo hacen? Cuando los daños ocasionados son de especial gravedad o afectan a intereses generales; cuando se producen contra funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones de autoridad; cuando se ataca a bienes de dominio público o comunal; o cuando se emplean sustancias venenosas o corrosivas.