'Batallitas' a flor de piel y recuerdos históricos que marcan una vida

Más de 15.000 personas se dieron de alta como voluntarios de la Expo. Su espíritu pervive gracias a los cerca de 4.000 que siguen inscritos y, sobre todo, a esos 400 que responden cuando se les llama. Hoy recuerdan la experiencia con entusiasmo y se conjuran para seguir siendo la cara "más amable de la ciudad".

De pie, Andrés Giménez, Daniel Almendro, Alicia Pons y Daniel Gallardo. Sentado, Nacho Herreiz.
De pie, Andrés Giménez, Daniel Almendro, Alicia Pons y Daniel Gallardo. Sentado, Nacho Herreiz.
Oliver Duch.

"Sigo manteniendo la relación con algunas de las voluntarias chinas que conocí. Hace poco tenían un examen sobre el Quijote y me preguntaban algunas dudas que les surgían sobre el libro", cuenta Alicia Pons. "Con 17 años fui el coordinador más joven de la Expo. Siempre recordaré esos tres meses en el pabellón de España con los palos de lluvia", recuerda Daniel Almendro. "Cuando hacíamos los pasillos amables en los actos y visitas más institucionales tenías la oportunidad de estar cerca de personalidades, como me ocurrió con la reina Sofía", añade Andrés Giménez. "Sentirte útil y ver cómo a la gente le gustaba la Expo que había organizado tu ciudad compensaba de sobra cualquier problema o disgusto que hubieras podido tener", concluye Daniel Gallardo.

En cuanto uno se pone a hablar con algunos de los ciudadanos que fueron voluntarios de la Expo se desencadena un divertido, y a veces también interminable, torrente de anécdotas. Esos tres meses marcaron la biografía de muchos de ellos. Tanto que, como ocurre con los cinco protagonistas de este reportaje, siguen enganchados a este cuerpo de voluntarios, integrado en el Ayuntamiento de Zaragoza y que depende de la oficina técnica de Participación, Transparencia y Gobierno Abierto.

Este quinteto, que formó parte de la primera hornada de 2006, cuando era aún una agrupación en ciernes y sin oficializar, ha encontrado su sitio en el área de cultura, deportes y grandes eventos, una de las cuatro en las que se puede colaborar. Acuden a echar una mano al maratón y otro tipo de pruebas deportivas, las cabalgatas, la Ofrenda, la Cincomarzada...

Daniel Almendro: "Con 17 años fui el coordinador más joven"

Con 17 años en aquellos meses de Expo, Daniel Almendro se convirtió en el coordinador más joven. "Estuve tres meses en el pabellón de España con esa orquesta de lluvia en la que unos 50 voluntarios muy jóvenes desfilábamos y hacíamos sonar los palos de agua", cuenta. Aún conserva el listado de los participantes en este ritual, una hoja de dedicatorias y firmas con la que se despidieron, la chapa que se confeccionaron los del grupo, el manual y otros objetos.

Siempre le ha gustado colaborar en la "parte cultural" de las fiestas. Vivir en primera persona esta cita internacional era para él "una oportunidad única y casi una obligación". Amante de las tradiciones y el espectáculo, fue un figurante fijo cuando se requería gente para completar alguna cabalgata o alguna función. Todavía se le ponen "los pelos de punta" cuando recuerda esa gala del Voluntariado Expo ‘Va por ti’ que se grabó en el Auditorio y emitió Aragón TV. "Por aquel entonces tocaba en una cofradía y estuvimos horas y horas llamando por teléfono para localizar a gente. Se consiguió reunir a 150 tambores y bombos". Echa de menos una mayor implicación de jóvenes en el actual cuerpo de voluntariado y acciones en la calle y colegios para captar más gente.

Alicia Pons: "Pude vivir un momento único junto a mi hijo"

Lo de Alicia Pons, una ingeniera de 62 años que durante 37 años trabajó en control de calidad en Opel, es una auténtica aventura en familia. "Quería aprovechar el momento porque tuve la suerte de conocer las exposiciones de Sevilla y Hannover y era una oportunidad única. Lo más importante era poder compartirlo con mi hijo Nacho y fue Marta Colomer la que en la primera charla que acudimos nos lo propuso. Así que terminamos embarcados nosotros dos, mi hijo Xavi y su mujer", cuenta. Nacho tiene síndrome de Down y estuvo en el centro de niños extraviados pintando con ellos y ayudando a entretenerlos. Ella, en los accesos de la Puerta del Ebro. Alicia valora que Nacho, como cualquier otro, tuvo su papel y se sintió uno más. Él se ríe cuando sus compañeros le recuerdan cómo, saltándose cualquier protocolo, saludó al rey Juan Carlos una de las veces que visitó el recinto y estaba participando en uno de los pasillos amistosos y cómo bailaba cada vez que tenía oportunidad. "Se mostró muy amable con él, yo pensé en un momento que íbamos a tener algún problema con el personal de seguridad, pero para nada", relata su madre.

Con algunos voluntarios con los que hizo amistad mantiene una especial relación y sabe que puede contar con ellos para las actividades de baloncesto de Special Oliympics, equipo en el que juega Nacho.

Daniel Gallardo: "Hemos demostrado el poder de lo colectivo"

"Los aragoneses somos conocidos por individualidades, como Goya, Luis Buñuel o Saura, pero en pocas ocasiones como esta hemos demostrado en esta tierra el poder de lo colectivo". Quien habla así es Daniel Gallardo, un jubilado de la Opel de 72 años y activista por naturaleza en distintos colectivos, desde vecinales a la peña zaragocista de Utebo.

"En la fábrica estábamos pendientes de si salía o no Zaragoza y cuando fue que sí teníamos claro que iba a suponer un cambio radical. Muchos descubrimos también una ciudad diferente y todas las posibilidades que nos ofrecía", apunta Daniel, que estuvo en los accesos al pabellón de España. Le cuesta reconocerlo, pero también hubo algún que otro pequeño disgusto: "Un valenciano me amargó el día con un debate que mantuvimos sobre el trasvase". Una denuncia que comparten sus compañeros es el estado en que se encuentran algunos edificios del legado Expo.

Andrés Giménez: "La satisfacción de sentirte útil es especial"

Andrés Giménez rememora que junto a su mujer y su hija se alistaron en la plaza del Pilar durante una iniciativa con la que el Ayuntamiento recababa apoyos a la candidatura. Pasó por el aparcamiento de autobuses, por las taquillas, por el frustrado funicular y por el pase nocturno del ‘Hombre Vertiente’. "Nos quedamos tan contentos de todo lo que vivimos y disfrutamos y tan satisfechos por sentirnos útiles que teníamos claro que esta iniciativa pionera había que potenciarla", destaca este profesor de Formación Profesional jubilado. "Sentimos y nos han hecho sentir que fuimos una parte importante del éxito de la Expo y de esa fiesta que se expandía por toda la ciudad", resume.

Ahora, si hace falta, reparten folletos en la plaza del Pilar o informan sobre la campaña de seguridad del tranvía. Ha pasado una década, sus vidas han dado más de un giro, pero su deseo de servir permanece intacto.

Marta Colomer: "Ceder tu tiempo es dar muchísimo"

Después de diez años volcada en un proyecto que nació para la Expo, Marta Colomer anunció su adiós tal día como hoy hace dos años. Era funcionaria en el Ayuntamiento de Barcelona y se ganó la plaza en concurso público en 2006 para convertirse en la alma máter de una legión de personas dispuestas a dar lo mejor de sí mismas sin esperar nada a cambio. Desde que se jubiló sigue viviendo en Zaragoza, nació en el Portillo. Busca cierto anonimato."He dado un paso atrás con esfuerzo, pero era necesario. Todavía hay gente que en el supermercado me reconoce como la del voluntario de la Expo, lo cual es un orgullo. Esto convencida de que dentro de un tiempo me vincularé al voluntariado como cualquier ciudadano de a pie", cuenta.

Ceder tu tiempo es dar muchísimo

Estos días recuerda los comienzos en el local de la calle de Ponciano Ponzano, donde lo primero que tuvo que hacer fue convencer a muchos de que el voluntariado"decide dónde quiere estar" y que "ceder tu tiempo es dar muchísimo". No solo eso, sino que la mejor forma de motivarle es"proporcionarle formación" y ser capaz de"ofrecerle un número de puestos muy amplio".

"Fuimos unos atrevidos". Es una frase que Colomer no deja de repetir estos días."Pusimos en marcha una iniciativa pionera en España, porque solo se había hecho algo comparable con las Olimpiadas de Barcelona. Fue un éxito y tuvimos un reconocimiento", subraya. Este equipo humano levantó no pocas suspicacias entre quienes lo veían como una manera gratuita de trabajar, pero al final"se consiguió transformar la mentalidad de la ciudad"."El potencial del voluntariado es enorme. Es una manera de ver el mundo y un motor de modificación".

Aún se le pone un nudo en el estómago cuando recuerda la apertura de puertas de la Expo y el"bautizo" de la pasarela del Voluntariado. Considera casi un"pequeño milagro" que se llegara a acoplar el voluntariado en los servicios públicos y a mantener la"ilusión" de cientos de ellos. Su "espinita" es que no se conoce la "profesionalidad" que tienen que existir detrás de ello.

Charo Viela: "Queremos atraer a los más jóvenes"

Desde febrero de 2017 Charo Viela está al frente del Cuerpo Municipal de Voluntariado, tras la jubilación de la que fuera su alma máter, Marta Colomer. En estos momentos la agrupación, según los últimos datos disponibles, la integran algo más de 3.900 inscritos, un número que permanece estancado desde 2009. De ellos, Viela sabe que puede echar mano de un listado de unos 400 que al otro lado del teléfono están siempre dispuestos a echar una mano.

Voluntarios

"Queremos atraer y dar cabida a la gente joven, pero sabemos que no es fácil. Lo que sí nos está sorprendiendo es la población universitaria que en los últimos dos o tres meses se está acercando a nosotros", cuenta sobre los retos de futuro.

Para que todos puedan encontrar su sitio, según sus preferencias y disponibilidad, hay cuatro campos en los que pueden trabajar. El "más visible" se centra en colaborar en actividades culturales, deportivas y grandes eventos. También se dejan ver en labores de atención al visitante, la parte "más internacional", cuando colaboran en actividades turísticas. En esta área, una de las más atractivas para los de menor edad es la de ejercer de cicerones para los visitantes extranjeros, lo que permite practicar idiomas y "enseñar la ciudad a los viajeros como si de un amigo se tratara", destaca Vieja.

La labor "más humana y cercana a la par que discreta e invisible" tiene como destinatarios a los usuarios de la Casa Amparo, la Casa Abierta y asociaciones como Fadema (Fundación Aragonesa de Esclerosis Múltiple). "En muchos casos los voluntarios ni siquiera van uniformados para preservar la intimidad de las personas a las que acompañan", explica Viela. Por último, subraya la dedicación de los que colaboran en la oficina que tiene su sede en la planta baja del Ayuntamiento.

No planean celebrar este aniversario de una forma especial. "El mejor reconocimiento es el que recibimos de la sociedad", dice Viela. Llega en forma de premios, como el Palafox que otorga la Capitanía General o la medalla Martina Bescós. Otras veces, vale con un prolongado aplauso.

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