Heraldo del Campo

"En Somontano hay verdadera unión y todo el mundo tira del carro"

Francisco Lalanne se ha convertido en el primer barbastrense cuya labor ha sido reconocida con la Medalla de Bronce de la Orden Civil del Mérito Agrario.

Francisco Lalanne, en su bodega, junto al reconocimiento recibido.
Francisco Lalanne, en su bodega, junto al reconocimiento recibido.
J.L.P.

¿Qué le ha supuesto esta distinción?

Me parece una de las mayores satisfacciones que se puede recibir y como profesional es fantástico que se acuerden de Aragón y del Somontano. Es un reconocimiento que debemos compartir todos los agricultores y bodegueros. He hecho partícipe a todo el Consejo Regulador de la D.O. Somontano y a los agricultores. Además es una gran satisfacción porque antes ya habían recibido esta medalla mi bisabuelo y mi abuelo. He recibido muchas felicitaciones de muchos sitios que no me podía ni imaginar.

Todo empezó en 1894 con la llegada de Burdeos al Somontano de Francisco Lalanne Melet trayendo variedades autóctonas como cabernet o merlot.

Consideró que éste era un terreno muy propicio. Hizo las Américas para traer los ‘pies americanos’ para que la vid no se viera afectada por la filoxera que asolaba Francia y toda Europa y sobre los cuales se injertaron las variedades francesas carbenet, merlot y chardonnay. Gracias a eso, la D. O. Somontano tiene esas variedades como autóctonas, algo que no tienen ni Rioja ni Ribera del Duero más que como variedades experimentales. Todas las bodegas que vinieron después a la denominación ya tenían derecho a plantar esas variedades. Fue una suerte poder ponerlas como autóctonas porque son las más importantes para vinificar.

También trajeron de Francia el método de elaboración del champán.

Sí y lo vamos manteniendo aunque no en gran cantidad. Fuimos merecedores del reconocimiento del rey Alfonso XIII. Esta casa es muy pequeña pero siempre hemos recibido muchos merecimientos. Son aspectos ya conocidos y que se tienen que seguir difundiendo al igual que la gran labor que hace las grandes y las pequeñas bodegas del Somontano para que seamos más conocidos en España y el extranjero. Somontano es un gran tren donde delante van las grandes bodegas, Viñas del Vero, Enate, Pirineos, … y detrás vamos los demás vagones beneficiándonos del camino que abre la locomotora.

Lalanne y otras tres empresas familiares sentaron las bases para crear la D.O. Somontano. ¿Cómo ha sido la evolución hasta alcanzar las 32 bodegas actuales?

Ha sido como una gota de agua que se va extendiendo. Al principio estábamos Fábregas, los de Ponzano y nosotros, y alguien se percató de que nuestros vinos eran buenos y que aquí se podía hacer buen vino. Así empezaron a venir nuevas bodegas. Yo fui el primer socio fundador de Bodega Pirineos y el primer vicepresidente que consiguió créditos. Traje a Ángel Luengo y se creó Viñas del Vero que ahora está en manos de González Byass, lo cual es un prestigio para Somontano. Y Enate, con Luis Nozaleda, que ha hecho grandes cosas. Curiosamente, y es algo que no pasa en todos los sitios, el Consejo Regulador de la D. O. Somontano es un consejo de amigos bodegueros. Hay una verdadera unión y todo el mundo tira del carro, lo cual es una satisfacción. Ya que somos pequeños, vamos a estar unidos, porque juntos haremos más.

¿Qué ofrece Somontano para que haya sabido atraer grandes inversiones?

Lo más importante es que hay buenos viticultores, buenas variedades con las que los enólogos hacen muy buenos vinos. Visto desde arriba, Somontano es un verdadero jardín porque somos pocas hectáreas, más de 4.000, y presumimos a ver quien cuida mejor sus viñas. No hay ninguna bodega que tenga un vino malo y todas pasamos unos controles de alta calidad y unas catas anónimas que delimitan qué vino va para embotellar y cuál para hacer alcohol. Con eso conseguimos que los vinos que salen al mercado sean extraordinarios. El consumidor cuando ve una botella Somontano sabe que va a disfrutar. La prueba es que están en los mejores restaurantes de España y de Europa.

¿Cómo consigue salir adelante una bodega tan pequeña como Lalanne con ese marchamo de calidad en un mercado tan competitivo?

La ventaja que tenemos los pequeños es que como los objetivos suelen ser los mismos que los grandes tenemos que esmerarnos mucho más. No es lo mismo embotellar un millón de litros que 10.000. Antes de embotellar un vino pasa por la cata de mis hijas, tres o cuatro veces, se prueban todas las barricas hasta conseguir el lote de vinos que quieres. El gran gourmet o catador valora mucho que una pequeña bodega haga un gran vino. Lo importante en esta vida no solo es estar, si no estar bien y cuidar los pequeños detalles y eso nos iguala con los grandes. Hemos ganado muchos premios y tenemos buenos amigos por muchos países que son nuestros prescriptores.

Desde hace varios años sus hijas están al frente del negocio. ¿Cómo será la Lalanne del siglo XXI?

La clave está en trasladar el paladar y el gusto por lo que haces. Que el producto, que está vivo, mantenga la regularidad de lo que venimos haciendo y siga mejorando. Es una carrera a contrarreloj y no te puedes quedar quieto, tienes que estar siempre en la cabeza. Esta es una bodega familiar, en la que trabajan mis hijas y ahora mi nieto es enólogo. Somos pequeños, pero las empresas pequeñas son las que se pueden hacer grandes, en cambio para las grandes es difícil crecer más.

Usted ha estado muy implicado en el tejido empresarial de Huesca. Es vicepresidente de la Cámara, del Consejo Regulador de la D.O. Somontano, forma parte de Fundesa, del Centro de Desarrollo Rural y de la asociación de empresarios de la Sierra de Guara. ¿Desde su experiencia y al frente de estos cargos, cómo ve la situación económica de la provincia?

Nunca ha sido fácil pero cada vez estamos más gente y eso es una ventaja. Cada día vuelve a amanecer y aunque hoy tengamos un tropiezo tremendo siempre hay que pensar en el mañana y hacer un buen camino. El pasado ya paso y el futuro es muy atractivo aunque no será fácil. La clave es mirar porque a todos los que nos rodean les vayan bien, si no, no habrá futuro. En todos los sitios en los que he estado he tratado ayudar para que a los que me rodean les haya ido bien. Hay que promover la ilusión en los emprendedores.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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