Solo siete de las 16 tablas localizadas del retablo de Sijena se conservan en Aragón

Los investigadores han reconstruido el viaje seguido por la mayoría de las piezas. Hay fragmentos dispersos por distintos museos de Cataluña y Madrid.

El destino de la tablas.
El destino de la tablas.

El antiguo retablo mayor del monasterio de Sijena, del siglo XVI, es como un rompecabezas difícil de completar, con piezas dispersas o desaparecidas y en el peor de los casos, destruidas. Hace tan solo unos días, trascendió la aparición de una de sus tablas, ‘La Adoración de los Reyes Magos’, que fue subastada en Suiza en 2017 y de forma inicial, adquirida por la galería madrileña Caylus, que la revendió por 500.000 euros al Meadows Museum de Dallas (Estados Unidos).

Nadie conoce la estructura exacta del retablo. Ni cuántas tablas tenía ni cómo estaban dispuestas. No obstante, algunos investigadores han realizado propuestas de reconstrucción. De acuerdo a las mismas, debía estar formado por unas 30 tablas, incluyendo la predela o banco, y de ellas, solo hay localizadas 16, siete en Aragón, cuatro en el Museo de Huesca y tres en el Zaragoza. El resto están en museos de Lérida (4), Barcelona (1), Toledo (2), Madrid (1) y ahora, Dallas (1). El autor es el anónimo Maestro de Sijena.

En el siglo XVIII, el retablo fue desmontado y sustituido por uno de estilo gótico, lo que hizo que algunas de sus tablas acabaran almacenadas y otras en distintas estancias del cenobio, entre ellas, las celdas de las religiosas, según explica la historiadora y experta en patrimonio aragonés, Marisancho Menjón. En su opinión, este retablo, de grandes dimensiones, tiene una "impresionante categoría artística" y por lo tanto, "su desmantelamiento y parcial pérdida es una de las más lamentables sufridas por Sijena".

Hay partes de las que nada se sabe y otras irrecuperables, como las enviadas tras su desmontaje a la parroquia de Albelda (Huesca), donde llegaron algunas tablas de la predela y el guardapolvo que fueron pasto de las llamas durante la Guerra Civil. De forma progresiva, el resto fueron saliendo de diferentes modos del monasterio, la mayoría fueron vendidas antes de su declaración como Monumento Nacional en 1923, lo que hace imposible su reclamación por la vía judicial. No obstante, el Gobierno de Aragón sigue estudiando la situación de cada una de ellas y además, hay tres que son propiedad del Gobierno de España y por lo tanto, se podría intentar su vuelta por la vía de la negociación. Hasta la fecha, ha habido algún intento sin éxito.

Desde el año 1873, cuatro están en el Museo de Huesca, donde fueron depositadas por el oscense Valentín Carderera (1796-1880), que debió adquirirlas seis años antes en una de sus visitas al cenobio. Las obras llevan por nombre ‘Abrazo en la Puerta Dorada’, ‘El Nacimiento de la Virgen’, ‘La Anunciación’ y ‘La Visitación’. En el Museo de Zaragoza, hay otras dos adquiridas a las monjas en 1921, ‘Jesús ante Caifás’ y ‘Vía Crucis’.

Las seis salieron antes de la declaración del cenobio como Monumento Nacional en 1923, que blinda la dispersión de sus bienes. A ellas, hay que sumar una tercera, ‘La presentación de Jesús en el templo’ (’La Purificación’), que está en custodia en el Museo de Zaragoza, a la espera de juicio, después de ser interceptada en una subasta en Barcelona sin que su poseedor pudiera alegar título alguno de propiedad.

En Cataluña, hay cinco tablas, cuatro en el Museo de Lérida, que se corresponden con las imágenes de San Agustín, San Ambrosio, San Pedro y San Pablo, y que fueron depositadas por las monjas de Sijena. La madre federal de las sanjuanistas podría solicitar su vuelta al cenobio. Además de ellas, gracias a la donación de un particular, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) guarda una quinta, ‘Jesús entre doctores’, que ya ha anunciado que cederá al Museo de Lérida.

El Museo de Santa Cruz de Toledo guarda otras dos, ‘La Presentación de la Virgen’ y ‘La Ascensión’, que ya no estaban en el cenobio en 1921 y que aparecieron en una subasta celebrada en Londres en 1950, donde fueron adquiridas por el Gobierno central y después, cedidas al espacio expositivo con motivo de su inauguración. En 2003, a través del mismo mecanismo, el Estado se hizo con otra de las tablas, ‘Adoración de los ángeles y los pastores’ o ‘Nacimiento de Cristo’, que cedió al Museo del Prado de Madrid. A diferencia de las anteriores, hay contradicciones sobre la fecha de salida: si fue antes de 1926 o después de 1933, según Menjón.

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