Grafología infantil: un retrato psicológico del menor a través del trazo

A través el estudio de un texto o un dibujo es posible detectar problemas emocionales de los integrantes de uno de los colectivos más vulnerables.

La zaragozana Belén Soria es perito calígrafo desde hace una década y aplica sus conocimientos en grafología a la interpretación del dibujo infantil.
Grafología infantil: un retrato psicológico del menor a través del trazo

La zaragozana Belén Soria es perito calígrafo desde hace una década y aplica sus conocimientos en grafología a la interpretación del dibujo infantil. “La grafología es el estudio de la personalidad a través de la escritura o el grafismo, partiendo de cualquier manifestación gráfica como un dibujo, un trazo, un número… independientemente de su soporte”, especifica. Esto implica que también cabría realizar el análisis de un trazo digital –es decir, realizado en una tablet, por ejemplo, eso sí, “siempre y cuando se hubiera realizado a mano”, señala la experta. En el estudio grafológico aplicado a la infancia, pueden utilizarse tanto textos, como dibujos.

En el primero de los casos, se basa en el estudio de 8 géneros gráficos: tamaño, inclinación, dirección, forma, orden, continuidad, velocidad y presión. Sin embargo, entran más factores en juego como los márgenes, la ubicación del texto dentro del propio papel, la presentación y la firma.

Si bien es cierto que no existen dos escrituras iguales, ni siquiera en hermanos gemelos idénticos –donde, según los estudios, tan solo se da un 5% de semejanza-, el estudio de estos fenómenos permite realizar un perfil más o menos aproximado del estado del menor, que deberá de complementarse y contextualizarse con otros datos del momento que atraviesa.

En cuanto al estudio del dibujo infantil y su interpretación, se utiliza sobre todo en niños de entre 18 meses y 14 años. “Con él podemos determinar, por ejemplo, el Coeficiente Intelectual (CI) a través del test de la figura humana partiendo de 51 ítems que debería de contener el dibujo. Al final valoramos la presencia de elementos”, explica Soria. En este caso, se utiliza una fórmula en la que entra en juego la edad del niño.

La zaragozana Belén Soria

Otro de los test más habituales es el denominado ‘House Three Person’ (HTP) que consiste en pedirle al niño que dibuje estos tres elementos en folios independientes y que permite al profesional valorar su interacción con el entorno familiar. Todo suma, desde la ubicación, el tejado o el camino, hasta la presencia o no de chimenea, ventanas, puerta… Incluso el hecho de que el niño, que recibirá el folio de forma vertical, lo gire, hecho que denotaría cierta rebeldía.

“Una casa con chimenea a la derecha y con humo indica que tiene una buena conexión en su hogar, mientras que si el humo es denso, asciende en forma vertical y se ha realizado con presión, podría indicar la existencia de problemas en el entorno familiar”, asegura Soria.

En el caso del estudio sobre la figura del árbol, se pueden descubrir interesantes datos sobre la personalidad de la persona: “algunos niños dibujan el típico abeto de navidad, algo que marca la existencia de cierta tendencia a la nostalgia, mientras que un árbol muy alto indicaría que tiene ganas de crecer y aprender”. Realmente, la calidad del dibujo es lo menos importante. “No valoramos la creatividad sino cada uno de los elementos trazados, algo que se puede extrapolar a los adultos”, prosigue.

Sin duda, una de las pruebas más conocidas en la actualidad es el ‘Test del dibujo de la familia’ desarrollado por Corman, un test proyectivo que evalúa el estado emocional de un niño con respecto a su adaptación en el seno familiar. “Estudiamos la posición del niño dentro el dibujo, el orden en el que dibuja a cada uno de los familiares, el tamaño… por eso es muy importante que el grafólogo esté presente durante el proceso”.

En cuanto al entorno, lo idóneo es que este tipo de pruebas se lleven a cabo en el domicilio familiar, pero sin presencia de ningún miembro que pueda cohibirlo. Además, la prueba no deberá de durar más de una hora y media. “Una vez terminado el dibujo se hace una prueba de escritura de 5 o 6 líneas y una firma que nos permiten detectar trastornos de inseguridad, miedo o que el niño pueda estar sufriendo acoso escolar”, concluye.

Otra manera de expresarse

En los últimos años, la grafoterapia se ha ido implantando como una terapia alternativa cada vez más demandada, y considerada como una herramienta muy útil. “La mayoría de las veces solicitan este servicio padres o abuelos preocupados por el desarrollo educativo de sus hijos, esta terapia consiste en el tratamiento de la escritura, ya que escribir bien les ayuda a aprender mejor”, asevera. La realización de un informe de estas características puede rondar los 100 euros, aunque el precio dependerá de cada caso.

No solo es capaz de mejorar la motricidad, sino que aporta un mayor grado de concentración y un notable aumento de la autoestima: “el objetivo es, a través de una serie de sesiones, transformar los movimientos de forma consciente con una serie de grecas, dibujos y grafías”.

En opinión de Soria, lo que el dibujo le permite a los más pequeños es una manera de expresarse alternativa, cuando no pueden hacerlo con palabras. “Muchas veces tienen dificultad para expresarse, es más fácil que dibuje para transmitir sus vivencias, inquietudes y miedos, como hará también con sus alegrías”, asegura.

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