"Esperar a que una alergia desaparezca es desesperar"

Javier Boné (Zaragoza, 1954) es pediatra y especialista en alergología e inmunología en el Servet. Además, desarrolla una terapia pionera con alérgicos.

El número de alérgicos no para de crecer.

En estos momentos están aumentando mucho y, sobre todo, se dan más casos de pacientes con alergias alimentarias.

¿A qué se debe este incremento?

Realmente no se sabe bien. En el tercer mundo no hay alergias mientras que en el primer mundo sí. El tipo de vida occidental nos predispone. Posiblemente sea por los productos químicos, la contaminación y la esterilización. Hay gérmenes buenos que son fundamentales para que el ecosistema inmunológico esté bien. En la actualidad, se piensa que el 25% de la población tiene predisposición alérgica y que en el 2050 podría llegar al 50%.

¿Cuándo suelen aparecer los primeros síntomas?

Las alergias a los alimentos, como la leche, pueden ser en el primer o segundo mes de vida. Si son respiratorias necesitan un tiempo de contacto con los niños. Por ejemplo, al polen se desarrolla a partir de los tres años mientras que a los hongos y ácaros del polvo pueden tener más sensibilización a los dos años.

Usted estudia desde hace tres décadas las alergias alimentarias infantiles. ¿Cuáles son las más habituales?

En el primer año de vida, las proteínas de la leche, el huevo y el pescado son las más frecuentes. Luego, conforme son más mayores, a las frutas y los frutos secos y, más tarde, a los crustáceos y las especias.

¿Podemos evitar esta reacción?

Sí, si cambiamos los hábitos. Por ejemplo, nosotros proponemos lactancia materna a todo el mundo y en el momento en que aparece el problema intentar tratarlo, no esperar a ver si desaparece. Hay estudios que dicen que estar en contacto con todos los alimentos es bueno.

Es decir, que hay que comer de todo.

Sí, de forma un poco precoz. Habrá gente que piense todo lo contrario, pero yo creo que la tendencia va por ahí. De hecho, hay trabajos que dicen que entrar en contacto con todos los alimentos es bueno para prevenir. Hemos sido demasiado extremistas en decir que no a los alimentos o en esperar. La inmunidad está ávida de recibir estímulos, al igual que recibimos estímulos lumínicos en el ojo y en seguida empezamos a ver y mejorar. La alergia es una equivocación y nuestras defensas ven como extraño algo que es común. Si entramos en contacto con todo no nos pasará. El problema es cuando no habíamos tenido antes relación con esos alimentos.

En el Miguel Servet, sus compañeros alergólogos y usted están siendo pioneros en un tratamiento para suprimir los síntomas de la alergia en bebés.

Nosotros, en lugar de esperar a que desaparezca la alergia a la leche, como hace todo el mundo, actuamos con inmunoterapia oral. Este tratamiento está siendo muy esperanzador, con el 98% de niños que reaccionan bien, ya hemos tratado a unos 350.

¿En qué consiste?

Damos pequeñas cantidades de leche a los alérgicos. Hemos partido las proteínas para que sienten bien y no produzcan reacción. Si empezamos con 0,5 mililitros divididos con la fruta o el puré no se enteran. Como media, en quince semanas ya están tomando leche normal.

Parece bastante eficaz.

Y eficiente, ahorramos mucho dinero. Ganamos en calidad de vida tanto para el niño como para la familia y prevenimos que se hagan muy alérgicos y tengan reacciones graves. Posiblemente esto irá a más pero necesitaríamos más infraestructura y eso es difícil.

¿Es importante el diagnóstico precoz?

Sí, porque podemos empezar el tratamiento cuanto antes. Esperar a que una alergia desaparezca es desesperar. En este sentido, hemos evolucionado, porque ya no es decir que no coman el alimento al que tienen alergia. El futuro de estas reacciones está en la pediatría, porque es cuando puedes intentar modelar o modular la inmunidad. Si somos pesados o tozudos, como somos en esta tierra, al final el sistema lo tolera.

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