Ruta refrescante por el Guadalaviar desde Teruel

Desde el turolense barrio de San Blas sale este camino natural, que comienza remontando el curso del Guadalaviar por una bonita zona de ribera con pasarelas y lleva luego hasta la presa del Arquillo y su zona de recreo.

Mapa senda gualaviar
Mapa senda gualaviar

Esta ruta recorre el cañón del río Guadalaviar entre el barrio de San Blas de Teruel y la presa del Arquillo, lugar habitual de ocio para el verano, cuyo atractivo se mantiene pese a verse algo mermado por la sequía. Es un sendero sencillo de realizar, que liga el medio urbano con su entorno cercano, permitiendo disfrutar de esa naturaleza que es mucho más accesible de lo que solemos pensar. Cuenta con distintos puntos de agua y una zona de paredes rocosas, que ofrece un divertido recorrido por pasarelas. Se trata de un hábitat donde puede verse diversas rapaces como el águila real, el alimoche y el buitre leonado.

Este sendero está catalogado como Camino Natural, por lo que toda su información se encuentra en la web del Ministerio de Agricultura, aquí, desde donde pueden descargarse los mapas y tracks del recorrido para el GPS.

El inicio del camino natural se sitúa en un pequeño puente tras atravesar el barrio de San Blas por la carretera A-1513. Sin cruzar el río, el recorrido callejea entre las últimas casas y el bosque de ribera hasta una explanada donde hay un panel informativo y las primeras pasarelas junto a los restos de un antiguo molino. Un vado de piedras sobre el río permite cruzar a la otra orilla y acercarse hasta un manantial con dos caños, conocido como ‘la fuente de la señorita’.

La ruta continúa remontando la corriente por la margen izquierda, hasta cruzar por una pasarela metálica a la otra orilla. La encajonada ribera, sobrevolada por los buitres leonados, contiene una arboleda formada por grandes sauces, fresnos, majuelos y chopos, y un tupido sotoboque de zarzamora, guillomos y rosales, mientras que en zonas de humedad, un denso carrizal cubre el agua.

Tras atravesar una pequeña explanada se llega a una escalinata rústica que permite acceder a un bloque de piedra derrumbado sobre el río que hace las veces de mirador, conocido como el Blasón Grande, desde donde se divisan los restos de una antigua presa. Una vez salvado este gigantesco obstáculo, el camino desciende hasta el río para poco más adelante repetir la operación de sortear otro bloque mediante pasarelas y ascender a la cumbre de la otra margen.

A continuación la senda presenta otra escalinata ascendente, que atraviesa un estrecho cañón cuyo lecho queda cubierto completamente por el río.  Conforme se asciende, se disfruta de una espectaculares panorámicas del río y su entorno. Una plataforma situada a media ladera, se presenta una bifurcación donde es posible bajar hacia la llanura fluvial o bien, continuar mediante una fuerte subida en zigzag hacia el borde del cañón, para llegar a una plataforma sobre la espectacular angostura del río que permite penetrar en esta garganta rocosa; se trata de un punto donde todavía se conservan los restos de un muro de sillería de una pequeña presa abandonada de origen medieval. El tramo termina en una nueva pradera más abierta, donde hay un espacio no cubierto por el agua.

La subida a la paramera por el zigzag remonta unos 100 metros, y merece la pena por las vistas de Teruel que se divisan desde el borde del cañón, con sus laderas cubiertas por sabinas y las llanuras de la cumbre por cultivos cerealistas. A la izquierda de la subida hay un mirador y a la derecha, una senda que bordea del cañón. Este tramo ofrece un didáctico contraste visual entre la acción humana representada por el trazado de la carretera, y la fuerza de la naturaleza que durante siglos ha ido labrando la profunda brecha por la que hoy circula el río.

El camino natural desciende hacia el río por una larga escalinata hasta una pradera, donde coincide el trayecto que viene de la garganta con el de la paramera, continuando por una sucesión de ocho puentes de madera. En este estrecho tramo, hay un par de refugios de pastores, el primero excavado en la roca y el segundo dentro de una grieta en la otra orilla.

Finalmente la ruta llega hasta la presa del embalse del Arquillo de San Blas. Una escalinata en la ladera izquierda sube hacia la presa ofreciendo unas vistas privilegiadas de su estructura. De este modo el camino natural termina frente a unas excelentes vistas del embalse y del sabinar situado en la otra orilla, declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).

Junto a la presa existe un pequeño embarcadero y una zona de recreo, muy naturalizada. Conviene llevar agua para la caminata y protección solar ya que, pasada la zona de cantiles, se trata de campo abierto.

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