Más de 500 aragoneses de hasta un año no completan el calendario de vacunación

Esta cifra va ascendiendo con el paso de los años. La cobertura de vacunación adolescente se sitúa por debajo del 90%.

La vacuna de la varicela ya está disponible para su dispensación en las farmacias sorianas
Casi todos los menores de Aragón siguen el calendario de vacunación.
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Durante el primer año de vida, un niño recibe hasta seis tipos de vacunas: poliomielitis (polio), DTPa (difteria, tétanos, tosferina), Hib (haemophilus influenzae), hepatitis B y meningococo C (meningitis) y neumococo (en dos dosis). Estos son los primeros pasos del calendario de vacunación marcado por el Gobierno de Aragón y seguido por la inmensa mayoría de las familias (más del 99% de los casos en las cinco primeras y del 92,6% en las del pneumococo). Sin embargo, según los datos facilitados por el departamento de Sanidad y referidos al año 2016, estas tasas implican que cerca de un centenar de niños no están inoculados contra el polio, difteria, tétanos, tosferina, haemophilus influenzae, hepatitis B y meningitis C. Por el contrario, más de 500 menores no recibieron las dos dosis contra el neumococo.

Justo a los 12 meses, los menores deben tomar la primera dosis de la triple vírica (sarampión, paperas y rubeola). En este caso, en 2016, fue suministrada al 97,22% de los niños a los que les correspondía. Aún así, un total de 317 niños de 12 meses no la recibieron. Este elevado porcentaje de cobertura va disminuyendo según van pasando las dosis. Ese mismo año, el 96,6% de los menores de 3 años recibieron la segunda dosis; lo que provocó que casi 400 menores dejaran de estar protegidos. En el último tramo (a los 6 años), la tasa de cobertura baja hasta el 94,12%. Un total de 750 niños de Aragón no están prevenidos contra ella.

Entre el primer y segundo año de vida, el Gobierno de Aragón tenía establecidas (en 2017 se cambió el calendario) cinco vacunas: poliomielitis, DTPa, Hib, Meningococo C y la primera dosis de la varicela. Como ocurría durante los primeros 12 meses, la adherencia a las cuatro primeras es casi total (del 96,6%, lo que supone que más de 500 menores no están tratados); mientras que en la varicela el porcentaje de cobertura desciende a poco más del 93%.

Una vez superados estos dos primeros años, las vacunas se van espaciando, no habiendo una nueva hasta los 12 años. No obstante, existen las de refuerzo relativas a la difteria, el tétanos y la tosferina. En 2016, la tasa de cobertura de estos tratamientos fue ínfima, situándose ligeramente por encima del 13% de los menores de 6 años (momento en el que se inocula). La razón, aparte de los progenitores que hayan decidido que no quieren suministrar esta protección a sus retoños, se encuentra, tal y como han confirmado fuentes del Ejecutivo autonómico, en los problemas de abastecimiento. Prueba de ello es que un año antes se habían vacunado más del 93%.

"Las vacunas existen para proteger a las personas; por ello, lo ideal sería que todos los niños (y también los adultos) estuvieran vacunados. De hecho, en algunas, como el sarampión, se exige que la cobertura supere el 95%. El objetivo no es otro que evitar que la enfermedad se extienda", explica Nuria García, pediatra y miembro del comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP). No hay que olvidar que aquellos niños no vacunados pueden ser un foco de contagio y que gracias a que el resto de menores sí que están protegidos (con la llamada "inmunidad de rebaño"), es poco probable que puedan contraer la enfermedad. 

García también reconoce que, a pesar del alto porcentaje de cobertura, existen localidades de Aragón en las que hay gente que tiene dudas sobre estas medidas de prevención. "Hoy he atendido a niña de 12 años, cuyos padres tenían miedo respecto a la vacuna del virus del papiloma humano. Les he explicado la enfermedad y sus riesgos. Al conocer toda la información, no han dudado", ejemplifica.

La vacunación adolescente se resiente

En la adolescencia, la cobertura de vacunas se reduce de manera considerable; suponiendo el 89,14% de los interesados en el mejor de los casos. Esta elevada tasa se da en el meningococo C, que se debe suministrar a los 12 años. De este modo, más de 1.300 menores no llegan a recibirla. Contra el virus del papiloma humano ya no existen unos porcentajes tan elevados. Esta vacuna, que se suministra en dos dosis con seis meses de diferencia, se toma por el 82% de las jóvenes. Alrededor de 2.000 aragonesas de entre 12 y 14 no están vacunadas contra esta enfermedad de transmisión sexual.

García atribuye este descenso a un olvido de los padres o a una menor preocupación: "Ocurre con todo. Cuanto más pequeños, más preocupaciones generan. Además, los padres pueden olvidarse de los recordatorios y, precisamente, para eso trabajamos el personal sanitario". No obstante, el Barómetro Sanitario relativo a 2016 pone en evidencia algunas de estas cuestiones. El 93,1% de los aragoneses encuestados estaban de acuerdo en que las vacunas infantiles son “eficaces para prevenir enfermedades”. Por el contrario, más del 16% consideran que es más positivo que los niños pasen las enfermedades de forma natural.

Parece que con el paso de los años desciende la preocupación por las vacunas (y las enfermedades que tratan de evitar). Por ello, no es de extrañar el escaso seguimiento que tiene la campaña contra la gripe, en la que la mayoría de la población no se vacuna. Solo los supuestos de mayor riesgo, como las personas con más de 65 años, se animan a que les suministren esta inyección. Según los datos de 2016, el 56% de la población mayor se inmunizó; por el contrario, entre el personal sanitario -el otro cupo de riesgo- la cobertura ni siquiera llegó al 20%.

Aragón, por encima de la media española

La comunidad aragonesa se encuentra por encima de la media española en las tasas de cobertura de todas las vacunas que se suministran durante los primeros 14 años de vida. Esto evidencia la importancia que los progenitores y el sistema sanitario le dan a la inmunización contra enfermedades como la hepatitis B o la rubeola. Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Extremadura o Melilla son algunas de las regiones que se caracterizan por tener una tasa de cobertura más reducida; aunque en ningún caso se baja del 93% durante el primer año de vida o del 88% durante el segundo.

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