Obras demasiado lentas

El ministro de Fomento valora que las obras de la A-23, entre Huesca y el Pirineo, avanzan "a buen ritmo" y confía en que la autovía se pueda acabar de construir según los plazos previstos. En un momento de repunte inversor, por la buena marcha de la economía española, el Gobierno debería ser más generoso con Aragón.

Un accidente en la A-23
Accidente en la A-23, en Gurrea de Gállego
Mariano Gistaín

Íñigo de la Serna visitó ayer las obras en el puerto de Monrepós y asistió al acto de colocación de la primera piedra de las obras del tramo de la A-21 entre Tiermas y Sigüés. Quiso así poner en valor las inversiones que su departamento está haciendo en la región. En total, destacó, el Ministerio de Fomento tiene en marcha obras de infraestructura por unos 700 millones de euros, lo que, a su juicio, convierte a Aragón en una de las comunidades en las que "mayor inversión se está haciendo". Sin embargo, los hechos son que un tercio de la construcción de las autovías del Pirineo, la A-23 (Huesca-Jaca) y la A-21 (Jaca-Pamplona), está sin empezar doce años después de colocar la primera piedra. Navarra ya terminó en 2012 los 46 km que transcurren por su territorio. Este déficit lastra el bienestar y el desarrollo de Huesca y de todo Aragón

Estas autovías, estratégicas para la Comunidad y necesarias tanto para los ciudadanos oscenses como para los cientos de miles de turistas que cada año se desplazan al Pirineo, avanzan a paso demasiado lento. Estas infraestructuras, al igual que las ferroviarias, deberían estar ya concluidas. En los últimos años se han retomado los trabajos, pero es inaceptable que haya tantos kilómetros que ni siquiera están todavía licitados. Las autovías son vitales y el final de su construcción no puede dilatarse tanto en el tiempo.