Los análisis demuestran la existencia de un lagar en el yacimiento de La Dehesa de Tarazona

Se han encontrado biomarcadores de vino en los restos cerámicos descubiertos en 2015.

Excavación en el lagar durante el verano de 2017.
Los análisis demuestran la existencia de un lagar en el yacimiento de La Dehesa de Tarazona
N.B.

El Área de Arqueología del Centro de Estudios Turiasonenses (CET), en colaboración con investigadoras de la Universidad de Zaragoza y de la del País Vasco, ha confirmado mediante unos análisis la presencia de un lagar de vino en el yacimiento arqueológico de Dehesa Cintruénido III de Tarazona.

En concreto, se han analizado dos restos cerámicos recogidos en la campaña de excavación de 2015 y los análisis de cromatografía de gases y espectometría de masas han confirmado la presencia de biomarcadores de ácidos del vino tinto en esos restos. “Arqueológicamente nos parecía un lagar destinado para el vino, pero queríamos analizar los posibles contenidos de esas cerámicas, lo que confirma nuestros resultados”, explica Carlos García Benito, responsable de arqueología del CET.

Dehesa Cintruénigo III es un enclave celtíbero romano datado entre mediados del s. II y el primer cuarto del s. I a.C. Este lugar ha sido objeto de tres campañas de excavación arqueológica por parte del CET (2015-2017).

En el yacimiento se han documentado tres actividades económicas: pesca fluvial-caza de aves de pequeño tamaño, reciclaje del plomo y elaboración de vino. Esta última, demostrada arqueológicamente gracias al hallazgo de un lagar completo de tipo trullo, junto con varios espacios dedicados al almacenaje de esta bebida, lo que se ha certificado con estos últimos análisis químicos.

“Empezamos a excavar un poco de manera urgente porque se había alterado la zona en las labores de arreglo de una acequia, algo que se pudo solucionar gracias a la colaboración del Ayuntamiento con la canalización del sistema”, recuerda García Benito.

Hasta ahora se han excavado, tres salas: la del lagar, otra de almacenamiento de cerámicas, y una tercera que contiene grandes cerámicas y la parte superior de un molino circular. Todavía queda mucho trabajo por hacer, pero este verano no se realizarán excavaciones en La Dehesa. “Queremos hacer un pequeño parón y estudiar bien los materiales, porque estructuralmente ya lo tenemos bien definido. Nos hemos centrado en el trabajo de campo y ahora toca trabajo de laboratorio”, indica el responsable de arqueología del centro.

El CET va a presentar un póster científico con los resultados y el significado de este hallazgo en el simposio que se celebra estos días en la ciudad mexicana de Mérida.

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