El actual atrapasueños de niños y adolescentes

Según los expertos, el uso de teléfonos móviles y tabletas digitales puede interferir en el descanso de los usuarios. La luz azul que emiten y el contenido que se consume afecta a la calidad del reposo, especialmente en los menores.

Los ciclos sueño-vigilia de los niños funcionan a la perfección
Los niños pueden sufrir insomnio tecnológico por utilizar teléfonos móviles antes de dormir.
Frans Persoon

Son las 21.00 y Leo ya ha terminado de cenar. Es la hora del móvil. Lleva todo el día esperando este momento, cuando su madre por fin le deje jugar con su 'smartphone' durante una hora para después irse directo a la cama. Leo solo tiene cinco años y tarda más de treinta minutos en conciliar el sueño todas las noches, no descansa adecuadamente y esto le afecta a la hora de concentrarse en clase. Tiene insomnio tecnológico, un trastorno que cada vez afecta a más niños y adolescentes por el empleo de las nuevas tecnologías.

"El uso de todas estas pantallas y dispositivos electrónicos que emiten una luz azul tiende a inhibir el deseo de dormir". Así lo explica Julio González, psiquiatra residente de Neurofisiología clínica del Servet, en la que se integra la Unidad de Medicina del Sueño. Pero, ¿cómo ocurre esto? Los seres humanos son sensibles a los cambios de luz, esto les marca y sincroniza sus ritmos biológicos. La hormona que fabrica el cerebro encargada de moderar ese cambio entre el medio externo y el medio interno se llama melatonina. Cuando empieza a caer la luz se libera esa sustancia y es uno de los estímulos para que se produzcan una serie de cambios fisiológicos que preparan a los seres humanos para dormir, pero que a su vez producen una serie de cambios metabólicos. Esta luz azul inhibe su liberación y, como consecuencia, mantiene despierta a la persona. Un problema que se está viendo en niños y adolescentes, pero también en adultos. No obstante, que no cunda el pánico. Esta fosforescencia se puede bloquear o utilizar filtros para controlarla. También está demostrado que la exposición a luces muy brillantes puede tener el mismo efecto.

Otro factor que afecta directamente al sueño es el uso de estos aparatos. "Hay un porcentaje de personas que llegan a la cama y se acuestan con el móvil. Se comunican con amistades, resuelven problemas de trabajo que de otra manera dejarían fuera, revisan redes sociales, entre otros", especifica González. Esta acción, que habitualmente hace mucha gente, activa inconscientemente el cerebro y le distrae de la necesidad de dormir. Lo mismo ocurre con la televisión y el contenido que se consume. Por ejemplo, los expertos argumentan que una película de terror o unos informativos crean un estado de tensión en las personas. Por esta razón, llegarán intranquilos a la cama y es probable que se despierten durante la noche.

Por otro lado, el psiquiatra González incide en que no se debe dormir con la televisión encendida. "Nosotros recomendamos utilizar la cama solo para dormir. Que no se utilice el móvil, ni se coma, ni se vea la televisión en ella", afirma tajantemente. A pesar de que hay quienes señalan que este aparato les ayuda a conciliar el sueño, los estudios no corroboran esta versión. "La presencia de esa luz en la habitación es percibida por las retinas, aunque estemos con los ojos cerrados si se apaga la luz se notará la diferencia", considera. Por no hablar del estímulo auditivo, que también juega en contra del paciente. La recomendación es clara: eliminar estos estímulos de la vida de las personas a la hora de dormir. Fuera televisión, música y cualquier ruido.

Otras patologías

El insomnio es, sin duda, un problema de salud pública. Pero lo grave es que el paciente que acude a la Unidad del Sueño con este trastorno, muy probablemente tendrá otras patologías derivadas de este.

Como ejemplo en niños y adolescentes, González señala el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que puede agravarse si el afectado no duerme correctamente. En esta línea, no descansar también podría disparar una crisis maníaca, en una persona que, por ejemplo, ya tenga una base de trastorno bipolar. "Hay estudios que dicen que 36 horas sin dormir puede aumentar la cantidad de una proteína que aumenta el riesgo de padecer alzheimer. Algunas formas de demencia comienzan con trastornos del sueño", explica el psiquiatra. En el caso de los más jóvenes, algunos trastornos del sueño afectan en su rendimiento escolar: "Cuando diagnosticas que un niño tiene apneas del sueño y lo corriges, su rendimiento escolar mejora muchísimo".

Además de otras consecuencias como el aumento de riesgo de hipertensión arterial, diabetes, depresión, ansiedad e incluso de cáncer. "Dejar de dormir tienen un impacto en el funcionamiento diario de la persona, en su memoria y en su atención", añade.

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