Yolanda va con su silla de ruedas hasta la cocina para preguntar qué hay para comer y vuelve a clase para contar al resto el menú. Mientras, otra compañera le anuncia a la maestra que su madre vendrá a visitarla el sábado. Tanto ella como Yolanda sufren parálisis cerebral y no pueden hablar, pero una tablet les permite comunicarse con una facilidad que hace solo unos años no podían ni soñar. Son dos de los 86 usuarios del centro Aspace Zaragoza, a los que las nuevas tecnologías "les han abierto un mundo", según el equipo que les atiende.

"Gente que antes dependía de otra persona que les sostuviera un tablero para poder señalar algo o que solo podía decir “sí” o “no”, ahora con una tablet y un sistema de acceso eficaz puede contar lo que han hecho el fin de semana, lo que quiere, qué le pasa...", explica Carolina López, coordinadora de uno de los dos módulos del centro de día de Aspace Zaragoza y maestra de educación de adultos. "Eso les da mucha más autodeterminación de poder decidir y explicarse", añade.

Para que todos puedan usar las pantallas, hace falta adaptarlas "casi individualmente", ya que no todos pueden usarlas de forma táctil. Una vez que pueden manejar la tablet, unos se comunican con el alfabeto y otros se valen de los pictogramas que llevan utilizando desde pequeños.

El problema para que puedan seguir rompiendo barreras es que "los programas específicos de comunicación y las adaptaciones tienen un coste muy elevado", por lo que avanzan "poco a poco", reconocen los responsables del centro. Como ejemplo, López cita el dispositivo que a través de la mirada permite acceder a un comunicador o a contenidos por internet: "Es muy caro, solo tenemos uno en todo el centro y estaría bien que cada uno tuviera el suyo y pudiera usarlo siempre".

A ello se suma otro condicionante. "La mitad del tiempo falla la conexión a internet y no hay manera de solucionarlo. Es un poco duro trabajar así porque para los chicos las nuevas tecnologías son su forma de comunicarse", expuso la presidenta de Aspace Zaragoza, Consuelo Ciria, a la consejera de Innovación, Investigación y Universidad, Pilar Alegría, que visitó las instalaciones de la carretera de Huesca para conocer estos proyectos que mejoran la calidad de vida de los usuarios.

Alegría recogió el guante y se comprometió a tomar la iniciativa para hablar con los operadores o actuar desde la Administración. Además, ofreció cederles, al igual que se ha hecho ya con distintas ONG, algunos de los ordenadores que la DGA está sustituyendo. La consejera elogió la labor de Aspace para que sus usuarios "puedan llevar una vida lo más normal posible y ganar cuotas de dignidad". Buena muestra de ello es José, que le explicó que incluso elaboran un blog, mientras su maestra revelaba que "este año también ha descubierto Whatsapp". "¡Estás hecho un hacha!", espetó Alegría, admirada por las habilidades de estos alumnos.