Heraldo del Campo

La Abeja de Oro zumba por las colmenas de Fraga

Varias mieles de diferentes variedades, de la empresa Miel del Valle de la Ventosa de Fraga, cosechan los máximos galardones en la ferias de El Perelló y Balaguer.

Antonio Achón recoge uno de los últimos premios que ha conseguido su miel.
Antonio Achón recoge uno de los últimos premios que ha conseguido su miel.
A. A.

Llevarse el primer premio en uno de los concursos de miel más veteranos y con más renombre de nuestro país no es tarea sencilla. Y eso lo sabe muy bien Antonio Achón, un apicultor perteneciente a la ADS Apícola de Huesca quien, después de varios intentos, este año ha conseguido traerse hasta Fraga la Abeja de Oro del XXXIII Concurso de la Miel de El Perelló, en Tarragona.

Su miel de romero fue calificada por el jurado, compuesto por cuatro expertos catadores, con la mayor puntuación de un concurso al que concurrieron más de un centenar de mieles procedentes de Aragón, Cataluña y Comunidad Valenciana, que vieron cómo se valoraba el color, la textura, el olor y por supuesto el sabor, dentro de las variedades romero, mil flores, alta montaña y naranjo.

«Para mí ha sido una gran alegría traer a Fraga este premio, porque demuestra la calidad de las mieles que se producen no solo en la localidad sino en otros rincones de la provincia de Huesca. Esta es la primera vez en todos los años que lleva en marcha el concurso que una empresa aragonesa se hace con este galardón y para mí es muy importante», apunta.

Este apicultor, curtido en mil batallas, reconoce que las cosechas más recientes han sufrido los avatares del cambio climático, sobre todo la grave sequía, que en los últimos tiempos ha puesto en jaque la producción de miel y la viabilidad de las colmenas.

Por eso, este premio es tan importante, porque reconoce su forma artesanal de trabajar y también la calidad de su miel, que comercializa bajo la marca Miel del Valle de la Ventosa, que regenta desde hace seis años a través de su explotación apícola en Fraga (Huesca), aunque él se inició en el mundo de la apicultura mucho tiempo antes. «Comencé hace casi tres décadas, pero después le pasé el testigo a mi padre, quien durante mucho tiempo se encargó de todo el trabajo. Debido a su enfermedad, volví a retomar un negocio que ya conocía y lo hice con una sola colmena, añadiendo otras año tras año», recuerda.

En los últimos años, Antonio ha trabajado muy duro para conseguir una producción de calidad, con una metodología de trabajo menos agresiva con las abejas y el medio ambiente. «Tenemos que cuidarlas porque sin ellas no somos nada. El mundo depende para sobrevivir de polinizadores naturales, ya que sin las abejas no habría plantas y sin ellas no existirían los animales herbívoros ni los carnívoros. Y con este panorama, el hombre tendría muy pocas posibilidades de sobrevivir», matiza.

Otros galardones

Esta preocupación por sus abejas y sus panales está teniendo sus recompensas, ya que al galardón obtenido en El Perello hay que sumar dos nuevos premios logrados en la XII Jornada de la Miel de Balaguer: el primer galardón compartido en la categoría de miel de romero y el segundo en la modalidad de miel de montaña.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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