Aguatón: del barranco de la Hoz a los pies de Sierra Palomera

Aguatón ha hecho una apuesta por el turismo relacionado con la naturaleza, al que añade un propósito pedagógico en dos rutas que combinan la subida al monte con la andada más accesible.

El alcalde Juan Ramón Cardo, en la zona remozada del barranco de la Hoz.
El alcalde Juan Ramón Cardo, en la zona remozada del barranco de la Hoz.
Laura Uranga

Tras muchos años como alcalde de Aguatón, Juan Ramón Cardo ha vivido un poco de todo, como sucede a quienes asumen la tarea de regir los destinos de un pueblo pequeño. Este agricultor de verbo pausado cree en la filosofía de los retos escalonados, uno tras otro, sin perder de vista la meta final; en este caso, hacer de este recóndito paraje un lugar idóneo para el turismo pedagógico y la observación cultivada de la naturaleza. La base del plan es el barranco de la Hoz: una ruta corta, de apenas kilómetro y medio, marcada a las afueras del pueblo: rescate, adecentamiento no invasivo, información al canto y un mínimo sustento logístico.

"Estaba muy olvidada esta zona –explica Juan Ramón– y por si fuera poco, una gran riada la arrasó hace muchos años. Tras aquello quedaron al descubierto antiguas balsas de riego y aguas de aprovechamiento para un molino harinero. Vimos que el entorno tenía potencial y nos pusimos a recuperarlo; arreglamos los accesos, pusimos barandillas de madera, pasarelas en las zonas en las que no se podía caminar... la idea era completar un circuito sin interrupciones, que no fuera exigente y pudiese atraer desde aficionados a la naturaleza a público familiar".

Se efectuó un estudio botánico para nombrar todos los árboles y arbustos presentes en la zona, además de explicar su relación con tradiciones del pueblo. El nogal es un ejemplo: varios vecinos hacen vino de nueces con recetas caseras. "Los paneles explicativos –dice Juan Ramón– se orientan sobre todo a los chavales: explican la formación de las fallas, el aprovechamiento del agua, la cadena trófica… todo sencillo de entender y con el apoyo gráfico correspondiente".

La ruta de La Vaqueriza es la alternativa al barranco, en otro tipo de terreno, más elevado. Hay unas vistas fantásticas de todo el valle del Jiloca desde arriba: en días contados de cielos limpios se ve hasta el Moncayo.

En el pueblo no hay bar, pero sí club social para echar un café o una cerveza. En las afueras, paleando cereal tras la carga de un camión de reparto, está el octogenario Miguel Sanz Gómez, agricultor y ganadero. "Echo una mano al hijo en lo que puedo, él ha seguido mis pasos en el trabajo, la chica estudió y trabaja en Zaragoza. Fui alcalde muchos años: estamos tan pocos que me tocó bastante tiempo. Me gusta mucho mi pueblo: en el invierno estoy en Teruel, pero la verdad es que estoy deseando venir a Aguatón en cuanto mejora el tiempo".

En el centro del pueblo hay un mural realizado por Toni Alcaine, una personalidad relevante en la cultura popular de Teruel capital, melómano impenitente y programador de la sala El Sótano. "Toni es de Argente, aquí al lado: un tío polifacético. Tiene casi terminado este trabajo: a ver si este año ya lo acaba. Ahora que lo verá publicado –sonríe el alcalde– le meteremos presión".

Los apartamentos

Hace algunos años, con la zona del barranco ya remozada, un vecino cedió un solar en dos niveles al Ayuntamiento; se planteó la idea de usarlo con fines de apoyo al turismo. Así, en muchos plazos mediatizados por la escasez de fondos, se prepararon dos apartamentos para albergar visitantes, con cuatro plazas cada uno y los nombres de dos manantiales locales, La Calzada y la Fuente Vela. El conjunto se llama Fuentes de la Hoz. Cuatro años atrás, la llegada de un dinero Feader dio el empujón necesario. Tras la convocatoria pública para administrarlos, Francisco Herrero se llevó la concesión.

Francisco también tiene una modesta explotación de azafrán (saffronexperience.com). "Para mí es como una hucha, al estilo que se ha hecho toda la vida: lo voy guardando. Me dicen que es bueno, muy limpio, ayuda que nazca a 1.200 metros de altitud"

"Mi madre –puntualiza Francisco– es de Aguatón, mi padre de Torremocha, se casaron y se fueron a vivir a Valencia: ahí nací y crecí yo. He venido al pueblo toda mi vida, pero desde 2007 empecé a buscarme la vida por aquí, y llevo dos con los apartamentos, el primer año se cumplieron las expectativas y este año ha ido aún mejor, pero confiamos en traer más gente los fines de semana normales, fuera de fechas señaladas: viene mucha gente que luego va en el día a Dinópolis o Albarracín".

La ermita de la Virgen del Castillo, un punto de encuentro con los pueblos cercanos

Con la llegada del mes de mayo, Aguatón celebra su romería a la ermita de la Virgen del Castillo. Se trata de una edificación grande, con zona circundante acondicionada recientemente; unos comedores cubiertos, totalmente cerrados o con abertura parcial, albergan a los fieles y excursionistas; también hay una zona recreativa. Está a los pies de la sierra Palomera, a unos seis kilómetros del pueblo. "Es nuestra –dice Juan Ramón, entre bromas y veras– pero la compartimos con Torremocha y Torrelacárcel, que también tienen llaves de las áreas cerradas. El primer sábado de septiembre hay otra romería, en esta ocasión de todos los pueblos de la contornada, unos diez o doce". Los vecinos de Torrelacárcel se acercarán a la ermita a finales de mes por la Pascua de Pentecostés.

La iglesia parroquial de la Exaltación de la Santa Cruz, ahora llamada del Salvador, se empezó a construir en 1698 y se finalizó setenta y nueve años después. En sus muros laterales exteriores hay varias placas de recordatorio a fallecidos del pueblo, ya que antes se encontraba en esa zona el cementerio municipal, que es hoy un pequeño jardín. Se trata de un edificio austero por dentro y por fuera, edificado en mampostería en alternancia con piedras sillares y de estilo barroco, típico de las construcciones religiosas de la zona. El interior se compone de dos naves separadas por pilares cruciformes que soportan bóvedas de medio cañón con lunetos en la principal, y bóvedas de arista en la nave lateral. La torre está situada a los pies, en el lado de la epístola.

LOS IMPRESCINDIBLES

Mirador hacia el Regajo

Este riachuelo baña un bosque de ribera repleto de chopos y álamos. Hay dos palomares que se ven desde la atalaya, hoy en desuso, que no obstante constituyen un elemento muy original de la arquitectura popular local.

El Monolito

Esta asociación lleva veinte años en ejercicio, desde diciembre de 1997, y organiza la semana cultural. El nombre viene del recordatorio en piedra a unos hijos del pueblo que lucharon en Cuba, levantado en 1971.

La cabra montesa

En el municipio también hay caza mayor, ya que la cabra montesa se ha asentado en la zona los últimos quince años. Hay coto, y los cazadores también se quedan en los apartamentos. La caza menor involucra a gente del área.

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