La otra cara de la despoblación: los núcleos medios de Aragón pierden vecinos

Aragón ha pasado de contar con 41 municipios de entre 2.000 a 5.000 habitantes a 33 en una década. Los cambios en el censo también implican recortes presupuestarios.

La localidad de Borja, custodiada por el castillo.
La localidad de Borja, custodiada por el castillo.
Ayuntamiento de Borja

En el Ayuntamiento de Borja tienen una duda importante. Hace diez años, cuando España aún atravesaba su particular 'boom' económico, el municipio inició una campaña para alcanzar los 5.000 vecinos. Lo consiguieron, y con ello lograron una mayor financiación estatal y superar una barrera demográfica importante para una cabecera comarcal.

En los años posteriores su censo ha bajado fruto del envejecimiento de toda la población aragonesa pero de forma más importante por el regreso a casa de un buen número de sus vecinos inmigrantes. Los últimos datos de su padrón que recoge el INE dan a Borja una cifra de 4.946 habitantes, apenas a medio centenar de la cifra que hace unos años superaron.

“Ahora mismo estamos en una diatriba. Si pasamos la barrera de los 5.000 conseguiríamos algo más de dinero en las transferencias del Estado, lo que siempre redunda en los presupuestos y la mejora del municipio, pero por contra el nuevo plan estatal de vivienda da incentivos importantes para el alquiler y la compra en los municipios de menos de 5.000 personas. Desde el Ayuntamiento, casi no preferimos superar la cifra este año para que un buen número de vecinos se puedan beneficiar”, explica de forma clara el alcalde borjano, Eduardo Arilla.

Las idas y venidas de Borja con el censo son unas más de las muchas que han afrontado en los últimos años numerosos ayuntamientos aragoneses de corte medio, en su mayoría cabeceras de comarca o núcleos cercanos a las capitales de provincia. Municipios que recibieron un empuje importante de población en los años anteriores a la crisis, pero que ahora lo han perdido.

Aragón siempre ha vivido en la dicotomía de una gran capital, Zaragoza, que aglutina al 51% de la población de la región, y un terreno extenso donde solo una veintena de núcleos superan la barrera de los 5.000 habitantes. Esos municipios que en los últimos años, en muchos casos, también han notado de forma más abrupta la pérdida de vecinos.

Salvando casos cercanos a Zaragoza como Cuarte, Utebo o Zuera, y algunas ciudades como Fraga o Alcañiz que han sabido crecer al albur de nuevos proyectos empresariales o sectoriales, la mayoría de las poblaciones intermedias de Aragón han perdido habitantes. En 2008, el número de municipios entre 2.000 y 5.000 personas censadas se situaba en la Comunidad en 41. Diez años después, según los datos del INE, son solo 33.

El contrapunto positivo lo dan precisamente María de Huerva, Alagón o La Puebla de Alfindén, todos núcleos cercanos a la capital, que han visto su censo crecer exponencialmente hasta el punto de engrosar la lista de municipios de entre 5.000 y 10.000 vecinos, que ahora es de 11 por los 8 que había hace una década.

Por el contrario, pierden población algunos de los municipios históricamente grandes de Aragón. Tarazona por ejemplo ha perdido 700 vecinos censados desde 2008 hasta quedarse en 10.538, mientras Sabiñánigo ha perdido la barrera de los 10.000 hasta situarse en 9.254. También en Huesca, Sariñena ha pasado de 4.450 a 4.150, mientras que en Teruel municipios como Andorra (menos 600 habitantes hasta 7.800) o Alcorisa (de 3.600 a 3.300) también han visto menguar su censo.

Pérdidas presupuestarias y de concejales

Los perjuicios de las pérdidas de población para estos Ayuntamientos no solo son simbólicos, sino también palpables. Calatayud, la cuarta ciudad de Aragón por población, lleva años luchando por mantener el número de sus vecinos registrados por encima de los 20.000. En 2015 rebajaron esta cifra, lo que les llevó a reclamar ante el INE una revisión de su censo que finalmente quedó anulada.

“Hemos recuperado los 20.000 habitantes en los últimos dos años y actualmente estamos en unos 20.170, pero es cierto que muchas veces se dan discrepancias entre el INE y el censo de los ayuntamientos que deberían corregirse. Para Calatayud por ejemplo, perder esa barrera, supone entre 300.000 y 400.000 euros menos en transferencias del Estado para nuestro presupuesto”, comenta el alcalde bilbilitano, José Manuel Aranda.

Además, estas pérdidas de censo también redundan en una pérdida de concejales. Por debajo de 20.000 habitantes pasa el número de ediles de 21 a 17, y de 10.000 a 5.000 la cifra se reduce de 13 a 11.

“El problema que tenemos es que sabemos que en Calatayud viven y reciben servicios municipales más de 20.000 personas, pero hay población inmigrante que no renueva su censo, o habitantes de otros núcleos que prefieren seguir estando registrado en sus pueblos”, comenta Aranda.

El problema es idéntico en Borja, donde viven vecinos de pueblos cercanos que trabajan en la ciudad pero que siguen registrados en sus pueblos de origen “por arraigo”, señala por su parte Eduardo Arilla, que también cree que debería haber un modelo más flexible y claro para tener en cuenta los datos de población o que el número de transferencias y representación sea más escalable.

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