Más prohibiciones, mayor consumo

A pesar de que la venta de alcohol a menores de 16 años está prohibida por ley en España, la realidad es que cada fin de semana miles de ellos consiguen hacerlo sin problemas.

Tres jóvenes hacen botellón en bajo el puente de Santiago de Zaragoza.
Tres jóvenes hacen botellón en bajo el puente de Santiago de Zaragoza.
Francisco Jiménez/Heraldo

Viernes por la tarde. Un grupo de adolescentes se arremolina a la entrada de una tienda de alimentación asiática. Un par de ellos recogen las aportaciones de cada uno y con la ‘colecta’ se adentran en el establecimiento. A los diez minutos salen con bolsas de plástico llenas de refrescos, vasos de tubo, hielos y varias botellas de licor. Juntos se dirigen a alguna plaza o zona verde un poco apartada. Allí, un combinado tras otro, los menores darán cuenta de su compra en unas pocas horas.

Esta es una escena que se repite cada fin de semana en todas las ciudades españolas. Las administraciones intentan luchar desde hace años contra esta peligrosa realidad social que se ha terminado convirtiendo en la única forma de ocio para muchos jóvenes. En los próximos meses, la ley de protección de los menores frente al alcohol será una realidad y si se mantienen el grueso de las propuestas reflejadas en el anteproyecto, las restricciones al consumo serán cuantiosas. Por ejemplo, se endurecerán las sanciones a los establecimientos que faciliten el acceso al alcohol.

Sanciones a comercios

Ya existe un marco normativo en este sentido, pero se endurecerá aún más. De acuerdo con los datos facilitados por la consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, la dirección general de Salud Pública tramitó 38 sanciones a establecimientos por vender alcohol a menores y en lo que va de 2018 se han interpuesto una docena más. La mayoría de los expedientes se abrieron en la provincia de Zaragoza (27 en 2017 y 8 en 2018), mientras que 14 corresponden a Huesca y tan solo uno a Teruel. Según explicaron desde el departamento de Sanidad, estas sanciones no son baladí: oscilan entre 3.005 y 15.025 euros, dependiendo de la gravedad.

Las multas a estos comercios no son la única herramienta que se está utilizando en Aragón para atajar el botellón. El pasado febrero, por ejemplo, una operación policial conjunta de la Policía Local de Huesca con la Unidad de Policía Nacional Adscrita al Gobierno de Aragón permitió sancionar a dos pubs del Tubo de la capital oscense que permitían la entrada a menores y les servían bebidas alcohólicas. En Teruel, el Ayuntamiento ya ha iniciado los trámites para instalar cámaras de videovigilancia en el pasaje del Deán Buj, que tras su restauración se ha convertido en un lugar de botellones.

Una forma de hacer amigos

Un informe específico sobre menores y alcohol elaborado hace unos cinco años por el Justicia de Aragón calificaba el botellón como "un instrumento de relación social" para los jóvenes en su tiempo de ocio y reflejaba que, a pesar de la prohibición legal de venta de bebidas alcohólicas a los menores de 16 años, "estos no tienen en la práctica dificultades para su adquisición y consumo".

En un amplio estudio encargado en 2012 por el Ayuntamiento de Zaragoza a los sociólogos Carlos Gómez Bahillo y Eva Ezquerro Villarroya, los jóvenes entrevistados insistían en que el botellón les permitía reunirse con sus amigos y a la vez desinhibirse de su timidez y desechar sus complejos. En resumidas cuentas, convertirse en personas "extrovertidas y simpáticas". Todos los entrevistados reclamaron alternativas de ocio y otras formas de diversión, pero ninguno hizo mención de renunciar al alcohol, lo que afianza aún más la idea de que el consumo forma parte inherente de su idea de ocio.

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