Unos 125 niños aragoneses nacen al año con un peso por debajo de los 1.500 gramos

Los actuales tratamientos han aumentado su supervivencia y reducido las secuelas.

Francisco y su hijo Hugo, que nació con 650 gramos.
Francisco y su hijo Hugo, que nació con 650 gramos.
Guillermo Mestre

Alrededor de 125 niños nacen al año con un peso por debajo de los 1.500 gramos en la Comunidad aragonesa. Son pequeños de "prematuridad extrema", en los que la mejora de las técnicas y los tratamientos ha conseguido disminuir las secuelas graves, aumentar la supervivencia y reducir su mortalidad del 40% al 10%.

Son pequeños que normalmente nacen por debajo de la semana 32 y que precisan, salvo excepciones, ingresar en las unidades de cuidados intensivos hasta conseguir su estabilización y un desarrollo adecuado. "Hay que distinguir estos niños de muy bajo peso del resto de los prematuros con más semanas y más peso", explica el jefe de sección de Neonatología y Medicina Perinatal del Servet, Segundo Rite García.

De hecho, la definición de prematuro enmarca a todos los bebés que nacen antes de la semana 37, lo que supone entre un 8% y un 10% del total de nacidos en la Comunidad. "Pero los de la semana 35 y 36 pueden pesar dos kilos y nada tienen que ver con los que nacen con menos de 1.500 gramos", asegura el especialista del Miguel Servet. Este hospital atiende la mayor parte de los pequeños de "muy bajo peso" de la Comunidad. El año pasado se llegó a un pico de 116 bebés de menos de kilo y medio y el 2017 se espera cerrar con un centenar, uno de ellos con apenas 480 gramos al nacer. Una marca que no se considera récord, ya que hace unos años se consiguió sacar adelante un feto de entre 450 y 460 gramos.

La realidad es que el número de "prematuros extremos" se ha disparado en la última década. Los datos del Miguel Servet lo confirman. En 2008 el número de nacimientos en este centro rozó los 5.000, pero tan solo 70 pequeños registraron un peso por debajo de 1.500 gramos. "El número se ha contenido porque se han reducido los nacimientos, pero se ve el incremento considerable", explica.

Las causas que explican el incremento de niños con bajo peso son, según Rite, el aumento de las técnicas de reproducción asistida, que conllevan muchas gestaciones múltiples, y la edad de la madre, ya que la media del primer hijo ronda los 33 años. Sin embargo, a pesar del incremento de casos, las nuevas atenciones y tratamientos han logrado reducir la tasa de mortalidad del 40% al 10%, así como las secuelas graves, como la discapacidad o las alteraciones cognitivas graves. Ahora, se trabaja también en minimizar algunas afecciones que podrían estar asociadas a la prematuridad, como la híperactividad o trastornos de la conducta.

Por su parte, las familias agradecen el trato de los profesionales que trabajan en las ucis y las unidades de Neonatos. No obstante, reconocen que algunos problemas se presentan cuando abandonas el hospital. "Uno de los objetivos que tenemos es concienciar a la sociedad de la realidad que supone tener un niño prematuro en casa, de las necesidades que acarrean y los cuidados que requieren", explica la presidenta de la Asociación de Prematuros de Aragón (Araprem), Beatriz Albiac. Recuerda que son los dos primeros años de vida del niño los más delicados, pero los siguientes entrañan también unas atenciones más especiales que otros pequeños. Por ello, piden comprensión.

"Hay que superar batalla tras batalla"

A sus 26 meses, Hugo es un luchador nato. Una infección de útero adelantó su nacimiento al 30 de septiembre de 2015, cuando cumplía 25 semanas de gestación y apenas pesaba 650 gramos de peso. Desde entonces, ha ganado batalla tras batalla. Su padre, Francisco Delgado, cuenta todavía emocionado lo que fue ver por primera vez a su hijo aquella madrugada de finales de septiembre.

"Era un feto, con piel transparente, sin orejas, todavía por formarse...", relata Francisco, que reconoce que en este tiempo han ido superando uno a uno todos los obstáculos que le han ido sobreviniendo y que les han hecho estar en una constante "montaña rusa". "El día del Pilar nos dijeron que había cogido una infección de la sangre y que se iba a morir. Lo bautizamos ese mismo día. En uno niño de estas características su estado puede cambiar en horas", recuerda.

A este "susto" le siguieron otros muchos: sangrado interno que no se reabsorbía, falta de coagulación, sordera... "Ya teníamos fecha para ponerle los implantes cocleares y este verano le hemos quitado hasta los audífonos. Veíamos que oía perfectamente", asegura. "Hemos pasado mil y una, pero hay que ir ganando batalla tras batalla. Sabemos que su desarrollo será un poco más lento, pero es un niño totalmente normal", afirma. "Solo tiene un poco de estrabismo... Ojalá me hubieran dicho entonces que esa iba a ser su secuela", añade.

Admite que llegar hasta aquí no ha sido fácil. Fueron 105 ingresados, parte de ellos en la unidad de cuidados intensivos, pero finalmente el 12 de enero de 2016 recibieron el alta. "Nos mandaron a casa el mismo día que realmente tenía que haber nacido", señala. Francisco forma parte de la Asociación de Prematuros de Aragón (Araprem) y va algunos días al Miguel Servet y al Clínico a prestar su apoyo a padres que, como ellos estuvieron en su día, están en estos momentos delante de una incubadora de uci.

"Solo quieren nuestro apoyo. Que estés ahí. Sé lo que están sintiendo porque yo he pasado por lo mismo", afirma Francisco. De hecho, asegura que en su caso, en esta "carrera de fondo", estuvieron constantemente arropados por familia y amigos, pero también por el personal sanitario del Miguel Servet. "Los tratan como si fueran sus hijos. Estaremos eternamente agradecidos por su humanidad y apoyo", concluye.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión