Bordón, esoterismo en un municipio de raíces templarias

En Bordón flota una atmósfera especial, mística y repleta de energía. Visitantes de toda España acuden en busca de los vestigios que dejaron en el pueblos los monjes guerreros.

Interior de la iglesia de la Carrasca.
Interior de la iglesia de la Carrasca.
Jorge Escudero

"En un pueblo eres una persona con apellido y en una ciudad solo un número". Así de tajante se expresaba Félix Jarque, el panadero de Bordón, sobre la localidad turolense donde nació, la que, según recalcaba, no cambiaría por ningún otro sitio del mundo. Lo hizo cuando era joven, en 1983; se fue a Barcelona, donde trabajaba en un supermercado, pero su estancia en la gran ciudad duró menos de diez meses. "Desde entonces –confiesa– nunca más me he planteado irme. Ni se me pasa por la cabeza, aunque nos quedemos solo tres personas en el pueblo".

Bordón: esoterismo en un municipio de raíces templarias

La calidad de vida y la tranquilidad de la que goza son dos de las cualidades que más valora este pequeño empresario. Viaja dos o tres veces al mes a una gran ciudad, para quitarse el gusanillo de ver multitudes, cines y tiendas, y el resto de sus días lo pasa rodeado de la inmensa naturaleza que le ofrece el Maestrazgo, de su trabajo y de sus aficiones.

El empresario vive a gusto en esta localidad de Bordón, en la que flota un ambiente de misterio difícil de identificar. Y contribuye a ello su pequeña iglesia, un templo que sobrecoge tan pronto se atraviesa el umbral. Las pinturas murales, algunas de aire esotérico, cubren por completo las paredes y la bóveda, con imágenes extrañas, en algunos casos; indescifrables, en otros. "Fue un centro de iniciación templaria", explicaba Félix Jarque para justificar el jeroglífico de imágenes. "En este mismo lugar, hace ochocientos años, los Templarios se ordenaban monjes", remata.

No muy lejos de esa iglesia se emplaza su panadería, en donde ha puesto en práctica las recetas de las elaboraciones tradicionales de pan y pastas que, prácticamente, lleva inyectadas en sangre. Su madre era hornera, así que creció rodeado de harina y del fuego procedente del horno moruno, una cámara de piedra y bóveda de ladrillo que ardía de forma constante, en un local bajo las escuelas. "Todo lo que sale de mi panadería es natural– afirma Félix–. Lo hago tras haber recopilado los secretos de la repostería que me han contado las mujeres del pueblo". Barras de crujiente corteza y flexible miga, cañadas o bollos azucarados a los que hay que hay que añadir pestiños, y en verano, con los turistas, muchas magdalenas y pizzas, salen de una moderna maquinaria de tres pisos que, a pesar de su última tecnología, se sigue alimentando de leña. "Es más rápida, por lo que me permite hacer más piezas en menos tiempo y poder cerrar a las cuatro", puntualiza el panadero, para quien sus aficiones son irrenunciables y a ellas se dedica por entero a partir de la tarde. La caza, la hípica, la recolección de setas y últimamente el cultivo de trufas ocupan buena parte de sus jornadas.

En un pueblo como Bordón el contacto con los vecinos es continuo, y el panadero es una pieza clave en el trato personal. De hecho, a los más ancianos, a los que tienen dificultades de movilidad, les lleva el pan a domicilio.

La única sombra que se cierne en ese mundo idílico es la despoblación que acecha implacable a toda la comarca. Jarque fue durante 16 años alcalde de Bordón y sabe que sin "una política favorable y mucho dinero" no hay forma de frenar la regresión demográfica. "Tendrían que incorporarse medidas especiales, como bonificaciones fiscales para dar facilidades a las empresas que se quieran asentar en esta zona", proclama.

La economía de Bordón se nutre de seis explotaciones ganaderas, dos cuadrillas de albañiles, un pintor y tres casas de turismo rural. Este último se está consolidando como un sector en auge, y fruto de ello es la creciente actividad que se registra para rehabilitar las casas abandonadas.

La abrumadora naturaleza que envuelve el núcleo urbano, recuperada ya del desastre medioambiental provocado por el incendio que asoló buena parte del Maestrazgo en 1994 y que llegó a las mismas puertas del caserío, es su principal reclamo. Pero también atrae cada vez más el cuidado patrimonio que salpica sus inclinadas callejuelas, como el palacio del Marqués de la Figuera, una enorme casa solariega que todavía conserva en su portada el escudo de la familia coronado por una higuera.

El portalico, que se restauró recientemente tras haberse destruido durante la Guerra Civil porque era demasiado estrecho para que pudieran pasar los convoyes, la nevera con forma de iglú de piedra o la ermita de San Antonio de Padua son testigos de su pasado. El patrimonio natural, con elementos destacables como la vega del río Bordón que enlaza con el pantano de Santolea, el Morrón, las 22 masías y los dos molinos que jaspean su término municipal, invita a variadas excursiones senderistas. Un paraíso solo empañado por el litigio que mantuvo durante varios años el Ayuntamiento contra la Comunidad Valenciana por la instalación de aerogeneradores.

La iglesia de la Carrasca, un templo misterioso cargado de energía telúrica

En Bordón afirman que la enigmática iglesia de la Virgen de la Carrasca, un templo actualmente de traza gótica, es visitada anualmente por numerosos extranjeros, atraídos por su historia vinculada a los Templarios. Por su profusa decoración y su halo de misterio la llaman la capilla Rossly española, y los expertos en temas esotéricos afirman que, al igual que la iglesia escocesa, la de Bordón acumula grandes concentraciones de energía telúrica –procedente de la tierra–. Este sería el motivo por el que los Templarios, proclives a levantar espacios de culto en lugares que favorecieran la meditación, construyeron en el siglo XIII el templo. Vendría a ocupar el tercer vértice del trío de pequeñas ermitas españolas que fueron centros de iniciación para los templarios. Las otras dos son la del Cañón del Río Lobo, en Soria; y la de la Vera Cruz, en Segovia.

Según diversos historiadores, muchas de las esculturas y los frescos que cubren casi por completo los muros y bóveda de la capilla representan alegorías a los evangelios gnósticos, referentes a los primeros cristianos.

La Virgen de la Araña, la imagen venerada por los municipios de la comarca

La localidad no deja de asombrar si se profundiza en su historia y es la iglesia la que acumula la mayor parte de los hechos singulares. El edificio religioso está dedicado a la Virgen de la Carrasca, ya que, según la leyenda, fue en un arbusto de este tipo donde se le apareció la virgen a un pastor. Los vecinos de la comarca siguen llegando en romería para garantizar un año abundante en agua. Pese a la devoción que existe a esta imagen, desde 1733 la patrona de Bordón es la Virgen de la Araña, representada en una peculiar escultura del siglo XVIII, labrada en alabastro y atribuida al escultor gótico Pere Johan. La pequeña pieza, en cuyos pies se distingue una tela de araña con una mariposa atrapada, fue sustraída de la iglesia durante la Guerra Civil y desde entonces nunca se ha sabido nada sobre su paradero. Protege a los vecinos de las tormentas y, según los relatos que han pasado de generación en generación, su poder para los milagros hacía desaparecer las tempestades en cuanto se subía la pequeña escultura a la torre de la iglesia y mostraban la imagen en dirección a la tronada. Ahora acuden a Bordón en romería pueblos del Maestrazgo turolense y de Castellón.

LOS IMPRESCINDIBLES

La ermita de la Ascensión

Se la denomina popularmente la ermita del Rollo porque este dulce se suele degustar en la romería que se realiza en el mes de mayo. El incendio que asoló al Maestrazgo en 1994 llegó hasta sus puertas, pero fue sofocado a tiempo.

Tortas de siega

Es el tradicional bollo que, como su nombre indica, se consumía antiguamente durante el periodo de siegas, pero también en las matanzas. Con azúcar y aceite es ahora uno de los dulces más consumidos por vecinos y visitantes.

Miel de romero

En algunas de las albadas que recogen los rótulos de cerámicas que decoran las calles del pueblo se hace referencia a los montes de la zona donde abundan los romeros. Gracias a esta planta, se elabora una miel muy solicitada.

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