¿Aragón?

Celebración del día de San Jorge en Huesca
Celebración del día de San Jorge en Huesca
Rafael Gobantes

Hay hábitos y mensajes que se repiten siempre en las mismas fechas del año. Algunos llaman a eso tradición y, lejos de evitarla, la acogen con un afán de reconocimiento propio. La Navidad es un paradigma claro pero sucede también con las vacaciones de verano y con muchas otras celebraciones trufadas de costumbres más o menos generales. Y ocurre también con el 23 de Abril, cuando Aragón, a menudo postergado por propios y extraños, reaparece sin más motivo que el que concede el calendario.

La reflexión ocasional sobre el devenir de esta tierra se puebla así de lugares comunes, convertida la festividad en una especie de Navidad laica que es menester atravesar con la mejor cara posible. Puede resultar difícil articular un Aragón nuevo mientras se pierden las cosechas inundadas, se resquebrajan las carreteras y nuestros pueblos se asoman a los abismos del silencio. Pero lo es mucho más cuando hay que vencer el desconocimiento, el peor de cuantos páramos tiene Aragón. En esa circunstancia reside lo extraordinario de la gran manifestación autonomista de hace 40 años, victoria insólita sobre esa querencia que nos lleva a menospreciarnos con frecuencia.

Este es ya otro tiempo pero gran parte de lo que hoy es Aragón, hay que reconocerlo, está tejido de nostalgias y lamentos que se perpetúan. Son tan justos algunos de esos lamentos y tan hermosas muchas de las nostalgias que amenazan con adueñarse por completo de la realidad.

Habría que sobreponerse un tanto al peso de la historia, que nos convierte ahora en un simple rescoldo, para crecer con estímulos renovados y principios propios, palabras todas ellas que perlan los discursos sin acabar de traspasarlos, incapaces de impregnar esa realidad que parece siempre a punto de llegar.

La Bullonera cantaba que "siempre estamos en ‘visperas’". Puede que no sea tan dramático después de todo y precisamente sabernos en vísperas es lo que nos sostiene, frente a todas las miserias cotidianas, como aragoneses.