Siguiendo el rastro del 'gen aragonés'

Investigadores aragoneses han participado en algunos de los mayores mapas genéticos que sirven para analizar la historia. Los marcadores genéticos aragoneses se extienden de norte a sur en la península ibérica.

Mapa genético de España
Mapa genético de España

La genética está cambiando la forma en la que investigamos la historia. O al menos, sirve para afianzar algunas hipótesis y desquebrajar algunos mitos surgidos en ocasiones de la ideología y una lectura precipitada de las fuentes.

Hace ya más de dos décadas que el estudio de la genética forense y también de los ciudadanos actuales se ha insertado como método para conocer mejor nuestro pasado. Aragón es uno de los referentes dentro de España en el uso de estas técnicas, especialmente desde que entre 2009 y 2011 se consiguiera identificar genéticamente los cuerpos de la primera dinastía de los Reyes de Aragón en un trabajo entonces pionero en España, enterrados en San Juan de la Peña y el convento de las Benedictinas de Jaca.

El estudio genético confirmó que los restos que se guardaban de Ramiro I eran tales, y sirvió también identificar a la familia del primer monarca del Reino de Aragón, incluida su madre, Sancha de Aibar, una mujer de la que apenas se sabía por la documentación de la época. Al cargo de esta investigación, impulsada por el Gobierno de Aragón, estuvo Begoña Martínez Jarreta, catedrática de Medicina Forense de la Universidad de Zaragoza.

“El estudio de la genética aplicada a la historia y a la arqueología nos están permitiendo hacer algunos hallazgos sorprendentes, y para mí en particular poder recorrer de esta forma la historia de Aragón resulta muy enriquecedor. Varios estudios nos dan muestra de lo mucho que recorrieron nuestros antepasados”, señala la médico forense y experta en genética, convertida en una especie de arqueóloga del ADN que ha participado en varios estudios que recorren el rastro de la diversidad genética española.

Un corredor genético aragonés que llega hasta Murcia

Uno de los estudios más recientes en este campo ha sido publicado recientemente por la Universidad de Oxford junto con investigadores gallegos de la Universidad de Santiago de Compostela liderados por Ángel Carracedo, otro de los genetistas más importantes de España. En él, a partir de los marcadores genéticos de más de 1.400 españoles actuales, se ha intentado trazar la diversidad genética de la península. El resultado ha dado lugar a un mapa de España trazado por cinco grandes corredores de norte a sur que se asemeja mucho al mapa de expansión de los reinos que había en el territorio en el siglo XIII.

El mapa deja distinguir un eje gallego-portugués, otro asturiano-castellano que baja hasta Huelva y Sevilla, otro que comienza en Cantabria y baja también hasta Andalucía central, un clúster vasco y navarro, uno catalán y balear, y entre medio de estos dos últimos, un corredor que va de Huesca a Murcia pasando por todo lo que es hoy la Comunidad Valenciana y que se asemeja a la expansión de la Corona de Aragón durante el reinado de Jaime I.

Los investigadores de este estudio achancan los resultados al avance y asentamiento posterior a la Reconquista, que en el caso aragonés se basó en la repoblación de las nuevas conquistas pero también en la aceptación de las instituciones locales y la autonomía de los reinos que componía la Corona (Aragón, Valencia y Baleares además de luego Sicilia, Cerdeña y Nápoles) así como de los antiguos condados catalanes.

La genética como desmontadora de mitos

En este estudio llama la atención ver cómo Andalucía, una de las zonas que socialmente se acepta como más homogénea y que tiene mayor influjo de la cultura árabe queda partida en su herencia genética por todos estos corredores. Los malagueños tienen más que ver con los castellanos que con la población de Huelva, según el resultado que ha dado el análisis de sus SNPs, el marcador genético utilizado en esta investigación. Además, también se muestra mayor cantidad de herencia del norte de África en algunos puntos de Galicia que en la propia Andalucía, y que quizá quedara plasmado por la dispersión de la población musulmana que Felipe II impuso tras la Revuelta de las Alpujarras en el siglo XVI.

Estos últimos resultados beben a su vez -y así lo citan en su bibliografía- de una rama de investigación iniciada en 2008 en otro estudio liderado por la Universidad de Leicester y la Pompeu Fabra de Barcelona en el que también participó Martínez Jarreta. “En el caso de ese estudio de 2008, analizamos los distintos haplogrupos (variantes) del cromosoma Y que hay en la península. El cromosoma Y es muy importante para nosotros porque solo se transmite entre varones de padre a hijo, es algo así como un primer apellido, lo que nos permite recorrer la historia de la actualidad hacia atrás”, señala la catedrática.

El análisis de las variaciones del cromosoma Y en la península dejó varias notas importantes. El primero, que la población española actual tiene en un 20% herencia genética judía y en un 10% del norte de África. En el caso de Aragón, los restos de genoma judío se elevaron especialmente hasta casi el 40% de la muestra de población que se analizó en la Comunidad. “Es una prueba que rompe tabúes sobre cómo nos mezclamos, hubo muchas más conversiones, y también que por buena parte de nuestros genes hay herencia judía y musulmana” explica la investigadora.

El 'tatarabuelo' español vivió en Aragón hace 4.200 años

En lo que hoy es Aragón se dan además dos indicadores señalados. Los haplogrupos del cromosoma Y en Aragón revelaron que está muy expandido por todo el anterior corredor que mostraba también el estudio de Oxford y Galicia, destacando el haplogrupo M269, uno de los más expandidos de Europa occidental y que tiene su origen en el Cáucaso durante la Edad de Bronce. Es característica también la presencia del grupo M170 más presente en los aragoneses que en el resto de España, asociada a los Balcanes, y también hay en nuestro genoma marcas de otras variantes más comunes en Cataluña o Valencia. Del mismo modo se registraba una importante presencia por focos del haplogrupo vasco, el mismo que durante años ha generado cierto debate entre la ciencia y la especulación sobre la singularidad vasca.

También de forma reciente, en 2017 un estudio realizado por la Universidad Pompeu Fabra con la participación de Martínez Jarreta investigó el rastro de una variante peculiar del cromosoma Y, el haplogrupo R1b-DF27, el cual está más presente en la península que el resto de Europa. Esto hace que sea propicio para conocer el origen genético de los pobladores de la península y en qué momento se produjeron las mutaciones que quedaron marcadas en nuestro ADN. Los resultados llevaron a los investigadores hacia atrás como en un árbol genealógico hasta calcular que el antepasado de esta variante debió ser un individuo que vivió hace 4.200 años entre lo que hoy es Aragón y Cataluña.

Los genes sirven para trazar el recorrido de las poblaciones, no para diferenciarlas

“De forma general, toda la población de la península ibérica, incluidos los aragoneses, es muy europea en términos genéticos, pero contamos con herencias de nuestra historia y nuestro entorno. En cierto modo es algo natural, Aragón tiene marcadores propios que ha expandido y además ha recogido otros de poblaciones que le son limítrofes”, comenta Martínez Jarreta, que no obstante hace una puntualización importante: “Ninguna de estas marcas genéticas influyen en el aspecto o apariencia, ni sirven para marcar diferencias étnicas”, señala.

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