Pozuel del Campo: caminando hacia el horizonte

María José Marco trabaja la tierra, labora en el colegio de Monreal y lleva siete años de alcaldesa en Pozuel del Campo. Dos apartamentos turísticos son la llave a nuevas alternativas para el pueblo.

El sol echa un guiño de mediodía a Pozuel del Campo entre las nubes y la colada.
El sol echa un guiño de mediodía a Pozuel del Campo entre las nubes y la colada.
Laura Uranga

Su trabajo cotidiano es en Monreal del Campo, a trece kilómetros, como monitora en el colegio local. Su tarea como autónoma es agrícola; cultiva trigo y cebada, con la ayuda de sus hijos estudiantes cuando están en el pueblo (uno en Zaragoza, otra en Huesca) y de su hijo currante (labora en Pyrsa, también en Monreal) siempre que saca un rato para ayudar al empeño familiar. María José Marco enviudó joven y ha peleado para sacar adelante a su familia; desde hace siete años suma un nuevo empeño, consistente en gestionar el día a día de Pozuel del Campo como alcaldesa.

María José está sobradamente preparada para el reto, aunque tuvo que vencer el miedo que atenaza a todo debutante cuando le toca salir a escena. "Nunca había estado en política –explica con una sonrisa tímida y ojos escrutadores– pero vinieron a pedirme que me uniese a la candidatura, porque no había gente suficiente. Se suponía que no me tocaba ser alcaldesa, pero por circunstancias me acabó tocando. ¡Sorpresa! Por suerte, Gloria Sanz, secretaria con muchos años de experiencia, me puso al día en temas administrativos y de gestión: ella trabaja en el Ayuntamiento de Monreal y sigue ayudándome a día de hoy, aunque no puede duplicar funciones y hemos cerrado un acuerdo con nuestros vecinos de Blancas para compartir secretario".

Pozuel del Campo: caminando hacia el horizonte

La ilusión

El Ayuntamiento tiene una ilusión con el edificio que está rehabilitando en el centro del pueblo; ya se ha puesto a punto un apartamento y se proyecta el segundo –han pedido apoyo al Fondo de Inversiones de Teruel– para su empleo en turismo rural. En el plano sociocultural, la Asociación San Miguel lleva los destinos del teleclub desde que el único bar del pueblo cerró hace cuatro décadas; aunque en ciertos periodos ha habido gestión externa, ahora vuelven a ser los socios los que lo manejan. "Tenemos claros los precios –bromea María José– porque todo es a euro o noventa céntimos, de ahí no pasa. Y nunca hay problemas. Aquí nos falta la escuela, no tenemos piscinas, sí mantenemos el polideportivo y un frontón cubierto al que a veces se le cuelan las palomas; hay otro antiguo en pleno centro. Creo que este pueblo tiene en la gente a su gran valor; los que nos conocen en fiestas siguen volviendo año tras año, porque nos gusta recibir bien a la gente. Y tenemos una cuesta de Santo Domingo, pero a diferencia de Pamplona, aquí no corren toros por ella".

La iglesia de San Miguel es uno de los principales patrimonios históricos de Pozuel; también hay dos ermitas, la de Santo Domingo y la de los Mártires San Fabián y San Simón al lado del cementerio. "Está más abandonada que la de Santo Domingo, porque tras un robo trajimos casi todo a la iglesia. También contamos con restos de la muralla del antiguo castillo; es un atractivo y también un problema, ya que ha caído piedras y el vecino que la tiene enfrente está muy preocupado: no tenemos poder de actuación, y hemos consultado a Patrimonio, pero por ahora no hay respuesta", aclara María José.

Los jóvenes que residen habitualmente en el pueblo se pueden contar (literalmente) con los dedos de una mano, y sobra un dedo. La alcaldesa hace recuento. "Hay un chaval joven, veinteañero, que ha puesto una paridera de ovejas aquí. Otro que andará por los treinta trabaja la tierra con su padre y tienen ganado, está mi hijo y otro mozo que está en el ayuntamiento de Monreal. Como muchos otros, este pueblo envejece. Tenemos que hacer todo lo posible por salvarlo".

Fray Marcelino Lázaro, tan lejos y tan cerca

Pozuel del Campo dedica una de sus vías principales a la memoria de este hijo del pueblo, miembro de la Orden Franciscana, nacido en 1885. A la temprana edad de catorce años se marchó a Roma, donde cursó estudios superiores y acabó doctorándose en Teología, Oratoria y Literatura. Hizo la mayor parte de su vida sacerdotal en Andalucía; en 1926 fue elegido guardián del Convento de San Francisco de Cádiz, siendo también consiliario de los Propagandistas Católicos y creador de las Juventudes Parroquiales. Asimismo, revitalizó la Hermandad de la Veracruz gaditana y las otras cofradías radicadas en el templo.

LOS IMPRESCINDIBLES

Cruce de caminos

Un cartel de la comarca del Jiloca alude la visita a Pozuel del Campo y su término municipal como parte de un viaje a la Edad Media, concretamente por el sendero G-24 y el Camino del Cid, que pasan por el término municipal.

De cuevas

La Cueva Negra es la más grande del pueblo, y muy popular entre los visitantes veraniegos;_se accede a ella por un alto. Hay otra cueva, la del Bu, más pequeña y tapiada, que probablemente sería  salida del antiguo castillo.

Germán Rubio

Franciscano y escritor, nacido en Pozuel del Campo en 1874. Fue lector de Teología en Sevilla y dirigió las obras de restauración del convento de Guadalupe. Fue el último Vicario General de su orden en España.

En el plano intelectual, fray Marcelino fue académico de número y más tarde Vicepresidente de la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes de Cádiz desde 1926; también le nombraron guardián oficial del Convento de Cádiz entre 1926 y 1935. También ostentó el cargo de Definidor Provincial de la Orden Franciscana en 1935 y fue párroco del Jimena de la Frontera (Cádiz) hasta 1936. Ese año fue secuestrado en su parroquia y asesinado posteriormente en un tren cerca de Arriate (Málaga).

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