Raimundo Lafuente: "La CHE no contempla una limpieza integral del Ebro"

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro defiende la gestión realizada en esta avenida extraordinaria y no descarta que el deshielo pueda provocar otra

Lafuente, ayer en las instalaciones del Sistema Automático de Información Hidrológica (Saih)
Lafuente, ayer en las instalaciones del Sistema Automático de Información Hidrológica (Saih)
Oliver Duch

Aragón ha sufrido una avenida extraordinaria de más de 2.000 metros cúbicos por segundo que ha anegado al menos 14.000 hectáreas. ¿Cómo valora la actuación de la Confederación Hidrográfica del Ebro?

La CHE tiene dos funciones principales en una avenida. La primera es tomar datos, aspecto del que se encarga el Sistema Automático de Información Hidrológica (Saih). Esa información sirve para avisar a la población y a Protección Civil. También se va haciendo un histórico y tratamos de adelantarnos a los problemas que se dan desde el nacimiento del Ebro hasta Mequinenza. En función de esos datos se realiza otra labor importante: la gestión de los embalses. Hacemos huecos a fin de poder retener parte del agua. Los caudales de salida son inferiores a los que naturalmente pasarían. Luego se da otro ‘juego’, más complicado, que pasa por intentar que no coincidan las puntas de la avenida.

¿Cómo habría sido esta avenida sin la acción de embalses como el de Yesa o el de Itoiz?

Aún tenemos que analizar la avenida. Hasta ahora, nuestra preocupación se ha centrado en tratar de minimizar los caudales, los daños y las alturas de los distintos tramos de río. Estimamos, en todo caso, que el caudal se ha rebajado en torno a 600 metros cúbicos por segundo en el eje del Ebro. Luego hay que contar que en Zaragoza desemboca el Gállego. Hemos conseguido unas puntas de menor entidad que se han alargado un poquito más.

¿Qué se ha aprendido de la crecida de 2015?¿Qué más queda por hacer?

Cada avenida te permite aprender lecciones para las siguientes. En esta hemos sobrevolado las zonas inundadas con un avión del ministerio, algo que servirá para las próximas. Tras la riada de 2015 se hicieron, por ejemplo, cauces de alivio, que han sido muy efectivos. Hemos conseguido alejar el agua de las poblaciones y disminuir la altura del agua. Se han creado también zonas de inundabilidad controlada. Siempre se trata de proteger las zonas agrícolas, pero se priman los cascos urbanos.

¿Prevén abrir nuevas zonas de inundabilidad controlada?

En Aragón hay cuatro y en su día se propuso construir otras en Navarra. Supongo que habrá que retomar las conversaciones con los ayuntamientos e intentar crear otras nuevas. En la Comunidad tendremos que ahondar en este episodio. La información está aún muy caliente. Habrá que analizar qué posibilidades hay.

¿Entiende las críticas de los alcaldes de los municipios afectados por esta última avenida?

Todo el mundo piensa que las cosas se pueden hacer mejor, aunque debo recordar que tenemos relativamente pocos medios para gestionar estas avenidas. El procedimiento más eficaz pasa por tener embalses que permitan laminar. Si además tenemos tiempo podemos anticiparnos. En Mequinenza, por ejemplo, hemos empezado a vaciar cuando estaba lloviendo en el País Vasco.

¿Cómo se ha gestionado desde la CHE la crecida del Ebro?

Tanto en la ribera alta como en la baja piden una limpieza integral del cauce del Ebro...

Es un asunto complicado. Una cosa es quitar matorrales, hacer clareos y desbrozar puentes, y otra hablar de una limpieza integral. También es cierto que cuando viene una avenida importante se produce una cierta limpieza. Existe un coeficiente, el de rugosidad del cauce, que influye mucho en la altura. Una limpieza generalizada de un tramo importante del río necesitaría una evaluación de impacto ambiental. También existen otra serie de condicionantes. Si tenemos zonas protegidas es más complicado hacer esas actuaciones.

Entonces, en estos momentos no se contempla una limpieza...

No, no se ha planteado hacer una limpieza general del río.

Si se hubiera limpiado el cauce del Ebro previamente, ¿los efectos de la crecida habrían sido estos u otros?

Creo que tampoco habría tenido una influencia muy notable. Al final, lo que disminuye los caudales es la gestión de las avenidas, darle espacio al río. No podemos convertir el Ebro en un canal. De ser así habría más velocidad de circulación, más erosión y más depósitos en zonas no aconsejables. El río es un ente vivo, erosiona y deposita. Una actuación de limpieza podría verse completamente trastocada en la siguiente avenida.

Los alcaldes denuncian que con menos caudal se han producido las mismas o más afecciones que en otras ocasiones. ¿Va a ser esta la tendencia en el futuro?

Aquí hay dos factores que analizar: el caudal punta y el volumen de la avenida. Hay que recordar, además, que cada crecida es diferente. En esta hemos tenido lluvias en el Pirineo, han venido caudales importantes por el Gállego y el Cinca... La Confederación ha trabajado con un nuevo modelo. Antes, los cálculos se hacían siguiendo uno unidimensional que consideraba el río como un canal. Ahora, en cambio, se ha utilizado uno bidimensional que tiene en cuenta la inundación de campos. Esto ha permitido contar con datos más exactos.

Hay municipios que han solicitado un desembalse mínimo para recuperar al menos parte de la cosecha. ¿Cuántos días tardará en irse el agua de los campos anegados por la crecida?

A los agricultores les interesaría que no soltásemos nada de agua de los embalses, pero tenemos que estar preparados e ir vaciando los embalses. Esto hará que el nivel del agua no pueda bajar tan rápidamente como lo hubiera hecho de forma natural.

La cuenca del Ebro acumula en torno a 2.948 hectómetros cúbicos equivalentes en forma sólida. ¿Qué previsiones manejan en cuanto al deshielo?

En principio, sería menos temible el deshielo que una nueva avenida provocada por unas lluvias importantes. El episodio ha pasado, pero tenemos una serie de embalses que siguen muy llenos. En la parte noroeste de la cuenca se han ido vaciando, pero desde la margen izquierda hasta el este no. Habrá que ir vaciándolos en previsión tanto del deshielo como de un posible nuevo episodio de precipitaciones. La Agencia Estatal de Meteorología no dispone de previsiones muy fiables a más de tres o cuatro días vista, y nuestros modelos trabajan con sus previsiones, datos de campo y el estado de los embalses. En cualquier caso, la mejor situación para empezar es tener resguardos, que es lo que vamos a intentar una vez que se haya liberado el eje del Ebro.

Entonces este fin de semana...

Hay posibilidad de que una tormenta que está al sur de la península entre y deje lluvias en el suroeste. No se prevén precipitaciones importantes en dos o tres días, pero hablar del cuarto es ya más difícil. Nosotros tenemos que trabajar poniéndonos en el escenario más pesimista.

En cualquier caso, el consejero Guillén ya dijo este martes que había que estar prevenidos...

Sí. Ahora, lo único que podemos hacer, aparte de acabar de gestionar la avenida, es prepararnos para la siguiente, que puede venir o no. Igual entramos en otro periodo seco y no llueve como el año pasado o tenemos una avenida la semana que viene. En estos momentos no se puede descartar ninguna posibilidad.

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