Josep Bardolet, el anticuario clave en el cambiazo de Bulbuente y en la dispersión del arte sacro aragonés

La iglesia encargó a este anticuario y marchante restaurar la tabla gótica procedente del retablo mayor del monasterio de Veruela.

Obra de arte sustraída en 1954 de la iglesia de Bulbuente y ahora recuperada
Obra de arte sustraída en 1954 de la iglesia de Bulbuente y ahora recuperada
Policía Nacional

Elisa García, vecina del municipio zaragozano de Bulbuente, lo recuerda todo a la perfección. Hoy tiene 93 años, por lo que cuando se llevó a cabo el cambiazo de la tabla de la iglesia apenas rozaba la treintena. Ella, que conserva la memoria intacta pese a algún baile de fechas, asegura que "todo el pueblo" supo desde un primer momento que la tabla que les devolvieron tres años después no era, ni de lejos, la misma que se habían llevado 'a restaurar' en el 54. "Era todo falso. La pintura, los colores, las caras...", comenta Elisa. E insiste: "Todo el pueblo dijo que no era la tabla, que era falsa, pero el párroco de entonces dijo que si así la habían traído, así se quedaba", asegura con algo de enojo todavía.

Según ha informado la Oficina de Comunicación de la Iglesia en Aragón, el 2 de octubre de 1954 se acordó la restauración de la tabla gótica de la iglesia de Bulbuente. Labor que se encargó a un "pintor decorador de Barcelona". Ese "pintor y decorador" que aparece en los documentos es Josep Bardolet i Soler, un anticuario y marchante que operó como intermediario en multitud de ventas de obras de arte sacro medieval aragonés.

Prolífica labor de compraventa

En un exhaustivo estudio sobre Bardolet para la Universidad Autónoma de Barcelona, la historiadora Meritxell Cano Ció lo define como uno de los personajes que "más controversia y diversidad de opiniones genera dentro del tema de la comercialización del arte medieval a lo largo del siglo XX". Y prosigue: "Se desconoce la cantidad exacta de piezas que llegaron a pasar por las manos de este anticuario de Vic instalado en Barcelona, pero sí se puede afirmar que la mayoría de los museos y colecciones particulares importantes catalanas se han nutrido, en menor o mayor medida, de su actividad comercial".

El nombre de Bardolet resuena, de hecho, en algunos de los casos más sonados de obras de arte medieval extraídas de Aragón. Fue a este coleccionista a quien el Museo del Prado le compró en 1965 las partes laterales del retablo del altar mayor de la iglesia de Tobed, obras ejecutadas por la mano de Jaime Serra. La parte central del retablo apareció hace apenas cinco años entre los fondos que la familia Várez Fisa donó entonces a ese mismo museo. También fue Bardolet uno de los anticuarios que adquirieron en 1923 la tabla gótica del retablo mayor de Nuestra Señora de Baldós, en la localidad oscense de Montañana. Tabla atribuida al pintor Pere García de Benabarre y que Bardolet ayudó a introducir en el mercado del arte.

Activo hasta los años 60

José Luis Cortés, historiador especializado en el patrimonio desaparecido y en especial en el de la zona de Calatayud, se ha topado en no pocas ocasiones con el nombre de Bardolet en el marco de sus investigaciones y ayuda a trazar su perfil: "Tuvo una actividad muy potente en las primeras décadas del siglo XX y también durante la Guerra Civil. La Generalitat le encargó hacerse cargo de las colecciones particulares de la alta burguesía catalana. Principalmente inventariarlas y protegerlas de saqueos o robos. Después, al acabar la guerra, reanudó y fomentó su actividad como anticuario. En Aragón operó al menos desde los años 40 y hasta el 58. Iba por los pueblos comprando todo lo que podía", cuenta.

Están documentadas y eran transacciones legales, aunque no exentas de polémica pues el marchante aprovechaba los problemas económicos que padecían en la posguerra las parroquias. "Como no había dinero, los párrocos solicitaban enajenar algunos bienes, lo tasaba una persona ajena al comprador y luego el párroco tenía que justificar la venta y en qué se había gastado el dinero".

Así, Bardolet intervino en bastantes compraventas tanto en el Pirineo aragonés como en la provincia de Zaragoza y Cortés lo define como uno de los "mercenarios" más hábiles. “Tenía mucha información, sabía dónde estaban las piezas y las necesidades específicas de cada parroquia”.

Meritxell Cano Ció corrobora las dotes como comerciante de Bardolet aunque se muestra sorprendida porque asegura que es la primera vez en la que su nombre aparece en un caso de falsificación como el de Bulbuente.

La falsificación de Bulbuente

En el caso de Bulbuente no cabe duda -porque se conservan documentos al respecto- de que la iglesia encargó a este comerciante la restauración de la tabla. Cortés apunta también que en aquella época la falsificación estaba a la orden del día y cuenta que muchos anticuarios compraban tablas "totalmente destrozadas para usarlas como soporte" sobre las que copiar otras y 'pegar después el cambiazo'. Lo que nadie se atreve a asegurar por ahora es si el propio Bardolet ideó y ejecutó el cambio que ahora ha destapado una investigación de la Policía Nacional o si, por el contrario, él sólo se encargó de derivar la obra a otro taller para que la restaurase.

De momento, la Oficina de Comunicación de la Iglesia en Aragón ha emitido un comunicado en el que explica que la tabla recuperada en las últimas semanas -y que podría ser la original aunque todavía no está confirmado- se encuentra en depósito en el Alma Mater Museum de la archidiócesis de Zaragoza y que se exhibirá en las próximas semanas para acercarla a la ciudadanía.

Matizan, de todas formas, que la investigación continúa abierta para esclarecer los hechos y que, por tanto, debe confirmarse que la obra que acaba de aparecer es la original o si, por contra, es tan solo otra copia como la que ha permanecido en la iglesia de Bulbuente durante todos estos años. El proceso judicial será largo y correrá a cargo del Juzgado de Instrucción número 1 de Tarazona.

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