Partida

XII Concurso de relato breve de Heraldo
XII Concurso de relato breve de Heraldo

No piensa cenar, ni mañana ni al otro. Vaya disgusto. A ver que se creen. Y si se va... mejor, así acabarán los padecimientos. Por suerte está preparada. Con los 96 que le traerá San Jorge el apego por seguir en el mundo ha desaparecido. Lo siente por la gatica, que todos los días espera las sopas de leche, pero, aunque vieja, aún puede cazar ratones, que buena despensa tiene la cuadra. Nada la une a este valle de lágrimas después de oír la sentencia que pronunció la médica. ¡Será tuta! Con esos pelos de monja igualicos a los que crecen en el Calvario y esa cara de ababol. Qué autoridad tiene para decir que deje su casa y se vaya a la residencia de Calatayud. No piensa cenar. Con las tripas protestando, Arsenia se mete en la cama y se queda dormida antes de taparse la boca con la sábana que huele al membrillo del armario. Ni los golpes de la contraventana del granero alteran su sueño. Sólo el cierzo es testigo de su partida más allá de la vega, más allá del Moncayo.

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