La Estaca no estaba olvidada

XII Concurso de relato breve de Heraldo
XII Concurso de relato breve de Heraldo

Aplaudí a rabiar a Lluis Llach en Zaragoza una noche de verano del 78 en el Jardín de Invierno del Parque Primo de Rivera, ahora Grande J. A. Labordeta. Coreé su famosa Estaca, cantó Campanades a mort y habló de los sucesos de Vitoria.

Yo era de Llach, no de Serrat; me enfrascaba en discusiones tratando de imponer mi tesis de que, era todo un referente de la canción protesta, de la Nova Cançó y en burlar a la censura; y Joan Manuel solo un buen cantante.

Pero lo de entrar en la madurez, parece que a algunos no les sienta bien. En lugar de exhibir la templanza, avenencia y sabiduría que otorga el paso del calendario, afloran conductas propias de jovenzuelo del 68.

Porque este irracional y terco independentista, que encumbra a Otegui, detesta España y proclama a cuatro vientos la república catalana, no se parece en nada al que vitoreé... ¡Qué pena y qué equivocado estaba!

Por suerte, existe un juez llamado tiempo que pone a todos en su lugar; hoy Llach es un avinagrado, y Serrat un señor.

Lea todos los relatos que participan en el concurso.

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