Jamás. Jamás me rendiré
La oscuridad acecha de nuevo. Pronto el cielo se verá iluminado y estremecido por los fogonazos de cañones y fusiles, solo ahogados por los gritos de dolor de las vidas que apagan.
El frio adormece los músculos, con esfuerzo intento que no sean los numerosos temblores que me sobresaltan los que guíen mis palabras sobre este lienzo en el que quiero dejar constancia del recuerdo de todos aquellos que con tanto valor dieron su vida por aquello que amaban.
De nuevo tras la muralla. Atrapado. En ardua vigilia espero a lo seguro junto a mis hermanos. Lloros, sangre, sudor y plegarias.
Mi final está cerca, mi cuerpo perecerá junto a algún muro o trinchera, defendiendo hasta la ultima piedra o pulgada de tierra.
Mi alma arde ahora al igual que lo hizo al entrar a este reducto y leí por primera vez tan evocadora arenga. Jamás. Jamás me rendiré.
REDUCTO DE LA VIRGEN DEL PILAR INCONQUISTABLE POR TAN SAGRADO NOMBRE, ¡ZARAGOZANOS MORIR POR LA VIRGEN DEL PILAR O VENCER!
Reducto del Pilar
9 de enero de 1809
